«La integración es cuestión de que te comprendan y esforzarse uno mismo por ser comprendido»

Este granadino es invidente, y aunque mantiene un resto mínimo de visión, asegura que es incapaz de sentirse incluido dentro de la sociedad: «Falta mucho trabajo al respecto. Como ciego no me siento parte de la sociedad, por ejemplo, soy incapaz de encontrar un trabajo. Desde Fegradis se trabaja mucho para integrarnos, me asesoran y orientan en la búsqueda de empleo», ha indicado, para añadir: «Falta mucho, especialmente concienciación. La gente tiene que entender que nuestra vida ya es difícil, no nos pongan más obstáculos. La accesibilidad en Granada debe mejorar».

Otros tuvieron mejor suerte buscando empleo. José, ha pasado por diferentes empresas y organizaciones. «Cortar entradas en la puerta y revisar que no toquen la exposición en la Alhambra, repartir balones y vestuarios en el Servicio de Deportes de la UGR o colaborar con la Policía Local en su programa de seguridad vial» son algunas de las labores que ha desarrollado en los últimos años gracias a la labor del Colectivo Borderline de Granada. Una inclusión que le ha permitido sentirse «de una forma que no soy capaz de describir, es una cantidad de alegría y cariño recibido que es indescriptible».

Sin embargo, José ha enviado un mensaje a los granadinos: «Yo le pido a la gente que nos anime. Que animen a las persona con discapacidad a su alrededor, que no lo vean como una enfermedad mala, que lo vean como un problema como otro cualquiera y que les animen a seguir adelante, a él y su familia. Que animen a que trabajemos y podamos ser mejores personas».

Y es que, la discapacidad, no siempre supone un impedimento para llegar lejos. Por ejemplo, Javier, quien ha terminado la carrera de derecho y ahora está preparando la oposición de gestor procesal. Su mayor reto ha sido hacer frente a las complicaciones añadidas que tiene su síndrome. «La gente no suele tener problemas al relacionarse, de hablar de cualquier tema, pero al ser asperger, no sabes como hablar. A veces, en temas muy específicos, no sabemos bien que aportar o no nos interesa. También tenemos que tener cuidado de no despistarnos, porque perdemos el hilo y nos perdemos en la conversación».

Para él, es muy sencillo, «es cuestión de que te comprendan y esforzarse uno mismo». Aunque ha reconocido que al principio fue complicado integrarse en la facultad, «en cuanto le expliqué a la gente, ellos comenzaron a hacer el esfuerzo por ayudarme en seguir la conversación y en atraerme a las conversaciones».

La falta de comunicación es uno de los principales problema de muchos colectivos, pero principalmente de los sordos. « Tenemos una vida norma, pero necesitamos muchas veces de un interprete», ha explicado María Isabel, de Asogra a través de Natalia, que traduce la lengua de signos. «Por ejemplo, en un hospital, si tenemos una emergencia de madrugada, no hay nadie allí que pueda ayudarnos. Debería haber un interprete en todas las administraciones públicas».