El Instituto de Academias de Andalucía y su presidente, Benito Valdés, reconocidos por la Fundación Carlos III
Encarna Ximénez de Cisneros
Martes, 8 de octubre 2024, 00:04
Algunas veces les he hablado de las academias, esas instituciones cuya historia general se remonta a varios siglos y que, manteniendo su impronta, sigue adaptándose ... a los nuevos tiempos. En Andalucía tenemos 28, abarcando todas las áreas del saber que puedan imaginarse y en ellas se aúna una gran labor en actividades científicas y culturales. Son «agentes claves», como la definió el secretario general de Investigación e Innovación de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, Antonio Posada.
Fue él, en ausencia del consejero –que se disculpó– quien presidió el acto de membresía –preciosa palabra– celebrado en la Facultad de Ciencias de la que es decano Manuel Pérez, encantado de recibir a los asistentes, entre los que pude saludar al delegado episcopal para actos públicos de naturaleza civil y relaciones institucionales, Francis Espigares, o a Rocío Linares, con la que hacía tiempo no coincidía y que es actualmente secretaría general provincial de Investigación e Innovación.
A todo esto aún no les he contado qué es lo que se celebraba. Pues que la Fundación Carlos III distinguía al Instituto de Academias de Andalucía y a su presidente, Benito Valdés, como miembro de honor y de mérito, respectivamente. Carlos Escudero resumía algunos de los importantes datos de lo que significa esta fundación, una institución cultural privada de ámbito internacional, con especial atención a Hispanoamérica. También explicó el por qué de los nombramientos, destacando del Instituto y de su responsable, su «trabajo diario y generosidad», así como los «altos valores y rectitud en el cumplimiento del deber».
Felicidad Rodríguez, miembro de la Fundación y vicepresidenta segunda del Instituto de Academias de Andalucía, fue la que leyó el acta de los nombramientos que ella misma había propuesto como buena conocedora de la institución y de quien la dirige, un emocionado presidente –Benito Valdés– que detalló la larga e interesante historia de las academias y lo que han significado y siguen haciendo, en la sociedad.
Le escuchaba atentamente José María Rosales de Angulo, que es quien despertó en mí hace tiempo ese interés por conocer a estas entidades, formada por personas referentes en sus cargos. Fíjense en algunas a las que pude saludar: la presidenta del Consejo Social de la UGR, María Teresa Pagés; ex rectores como Pascual Rivas y Francisco González Lodeiro; ex decanos como Ana del Moral; el que fuera Defensor del Universitario, Antonio Ángel Ruiz que me contó hace menos de una semana que se nos ha jubilado; o un maravilloso matrimonio formado por Gonzalo Piédrola y Carmen Maroto. También podría haberlos puesto en orden distinto. Ambos se lo merecen.
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