«No tienen infraestructura para otro 11-S, pero un atentado con decenas de víctimas podría volver a repetirse»
Javier Jordán | Profesor de la UGR experto en terrorismo ·
La llegada de los talibanes al poder en Afganistán ha hecho temblar con razón a su población. El principal riesgo es que ofrezcan refugio a grupos terroristas que operan más allá de sus fronterasEl 15 de agosto pasado los talibanes se hicieron con el control de Kabul y retomaron el poder en Afganistán tras dos décadas. El futuro ... incierto de este país en manos de los fundamentalistas acapara desde entonces la atención internacional. También la de expertos y estudiosos del terrorismo como Javier Jordán, profesor titular del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Granada (UGR), que analiza para IDEAL los efectos que tendrá en nuestro entorno esta 'conquista' de los fundamentalistas.
–¿Qué riesgos entraña la toma del poder en Afganistán por parte de los talibanes?
–Desde una perspectiva global, el principal riesgo es que ofrezcan refugio a grupos terroristas que operen más allá de sus fronteras. Pero ello estará sujeto a cómo orienten su política exterior, algo que todavía tienen que determinar. Dentro de los talibanes hay distintas facciones. Si prevalece el pragmatismo, buscarán acomodo en la política regional y evitarán la experiencia previa a 2001, cuando Afganistán se convirtió en una base de entrenamiento y operaciones de diversos grupos yihadistas. Otro riesgo añadido es que comercien con el armamento capturado al ejército afgano. No me refiero a lo más aparatoso –por ejemplo, los helicópteros Black Hawk o los aviones Super Tucano que no pueden sostener logísticamente– sino a fusiles de precisión con capacidad de atravesar chalecos antibalas, visores nocturnos, sistemas de comunicación avanzados, etc. Son multiplicadores de fuerza muy apreciados en el mercado negro y con posibilidades reales de salir del país.
–¿Cómo cree que afectará a otros países de su entorno?
–El nuevo régimen talibán está incrustado entre varias potencias que aplauden la retirada de Estados Unidos pero que no tienen el más mínimo interés en que Afganistán se convierta en un foco de inestabilidad ni en un vector de terrorismo. Hablo principalmente de Irán, Pakistán, Rusia (Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán son frontera avanzada para Moscú) y naturalmente China; esta última con importantes inversiones e infraestructuras en Pakistán. Asia Central es una pieza clave del Belt and Road, el gran proyecto de Pekín para crear una red de comunicaciones terrestres y marítimas con Oriente Medio, Europa y África. Si el régimen talibán pretende ser reconocido, tendrá que respetar a su vez los intereses de ese vecindario.
–¿Cómo se verán afectados los derechos humanos de los afganos con el régimen talibán? La preocupación por la mujer afgana es un clamor internacional...
–Evidentemente habrá un grave retroceso. Durante casi dos décadas los afganos han vivido bajo un gobierno democrático muy imperfecto y sostenido desde el exterior pero con mayor aceptación popular que el nuevo régimen talibán, que al fin y al cabo se ha impuesto por la fuerza. Es difícil saber cómo evolucionarán los acontecimientos dentro del país y cuál será el resultado de los equilibrios internos dentro del propio régimen, pero ni los dirigentes talibanes ni las potencias de la región con las que establezcan lazos –en particular China– están por la labor de promover la democracia y el respeto de los derechos humanos. Lo ocurrido, con todas sus particularidades, constituye un recordatorio de la fragilidad de la democracia y de cómo para conservarla es preciso erradicar la corrupción, fortalecer las instituciones y contar con voluntad y medios para defenderla.
–¿Qué papel cree que debe jugar Europa en esta situación? ¿Y España qué debería o podría hacer?
–La Unión Europea y España van a ser en buena medida espectadores. Su capacidad de influencia es muy limitada; además que Europa no tiene grandes intereses estratégicos en Afganistán. Los países europeos desplegaron fuerzas en aquel país como parte del vínculo transatlántico con Estados Unidos tras los atentados de Washington y Nueva York. Y por el mismo motivo continuaron participando en las misiones de la OTAN, autorizadas por Naciones Unidas, ISAF (2003-2014) y Resolute Support a partir de 2015, para apoyar la reconstrucción del Estado afgano e impedir que se convirtiera de nuevo en un refugio de grupos terroristas.
–¿Qué opina sobre la actuación de EE. UU. allí?
–La política de Estados Unidos a lo largo de estas dos décadas ha cambiado más por la transformación del entorno estratégico que por las preferencias políticas de las distintas administraciones. La idea de retirarse de Afganistán se ha ido gestando durante las presidencias de Obama, Trump y Biden. Se asentaba en tres puntos: primero, las capacidades de Al Qaeda central habían sido seriamente degradadas (sobre todo en Pakistán mediante ataques con drones y la operación contra Bin Laden); segundo, derrotar definitivamente a los talibán era inviable; y tercero, los recursos militares invertidos tanto en Afganistán como en Oriente Medio (Irak, Siria) eran cada vez más necesarios para contrapesar a China. La diplomacia norteamericana en Asia Pacífico solo será relevante si cuenta con una formidable fuerza militar en ese teatro de operaciones. Y para Washington tiene más importancia su red de alianzas con Japón, Filipinas, Corea del Sur, Australia y otros países de esa región -donde está el futuro de la economía mundial- que el callejón sin salida afgano. En cualquier caso, este razonamiento estratégico no excusa la mala gestión de la retirada. Un repliegue militar de ese calibre es una operación muy compleja, pero está claro que los acontecimientos les han sobrepasado. Con ello han transmitido una imagen de debilidad que está siendo instrumentalizada por la propaganda yihadista.
–¿Qué le parece cómo se ha desarrollado la evacuación de los militares españoles, colaboradores afganos y personal de la embajada?
–La impresión general es positiva pero la lección que destacaría es la importancia de invertir previamente en capacidades. Ha sido posible gracias a que se habían sustituido los veteranos aviones de transporte militar C-130 Hércules por los A-400M, y por el adiestramiento y experiencia en operaciones reales del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) del Ejército del Aire, de los componentes del Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra y de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía. En caso no haber contado con esos medios humanos y materiales, habríamos dependido completamente de otros.
«Las referencias puntuales a Granada y Al Ándalus son fundamentalmente retóricas»
–Tras la caída de la capital afgana, doble atentado del ISIS. ¿Se puede hablar de una guerra abierta entre los propios fundamentalistas?
–Las luchas internas entre grupos yihadistas son una constante histórica. En la década de 1990 el Grupo Islámico Armado en Argelia llevó a cabo numerosas purgas y se convirtió en enemigo mortal de otras facciones yihadistas. Lo mismo ha ocurrido en la relación del ISIS con otras organizaciones islamistas radicales en Siria durante la década pasada. En efecto, el ISIS va a ser un punto problemático en la agenda de los talibanes.
–¿Se halla España bajo la amenaza del islamismo radical?
–De manera similar al resto de países europeos pero en menor medida que los países de mayoría musulmana, donde cuentan con más arraigo y provocan el mayor número de víctimas.
–¿Y Granada? ¿Cree que está en el punto de mira de los yihadistas?
–Las referencias puntuales a Granada y a Al Ándalus son fundamentalmente retóricas. A la hora de planificar atentados importa más la infraestructura que tengan sobre el terreno. El terrorismo busca la exposición mediática y son muchos los objetivos que poseen un carácter simbólico. Además de que la elevada letalidad de muchos atentados yihadistas ya es de por sí garantía de cobertura internacional. Es decir, podrían atentar en Granada o en cualquier otra ciudad importante de España.
«En efecto el ISIS va a ser un punto problemático en la agenda de los talibán»
–Recientemente, Fernando Reinares, experto en terrorismo y autor de '11-M. La venganza de Al Qaeda' ha advertido de que Al Qaeda y Estado Islámico van a competir por llevar a cabo en Europa atentados de gran envergadura. ¿Usted lo cree?
–Desgraciadamente, los atentados de magnitud son una fuente de prestigio en los círculos radicales y ambas organizaciones tratan de ganar adeptos. Pero una cosa es querer y otra poder. Ejecutar un atentado tan complejo como el del 11-S requiere una infraestructura de la que ahora mismo ambas organizaciones carecen. Otra cosa es un atentado con decenas de víctimas, que en efecto podría volver a repetirse.
–¿Cómo se está aproximando la Universidad de Granada a lo ocurrido en Afganistán?
–En la UGR hay cada vez más profesores y profesoras que investigan y publican sobre estas cuestiones. Dirijo una publicación digital sobre estudios estratégicos, 'Global Strategy', donde se ha dado cobertura a Afganistán desde hace meses, y en particular en las últimas semanas. Algunos de los autores son militares que han estado desplegados allí y que también imparten docencia de posgrado en la Universidad de Granada en el marco de la colaboración entre la Universidad y el MADOC.
–Se cumplen 20 años del 11-S. ¿Ha centrado alguna investigación en aquellos terribles atentados?
–Aquella tarde de septiembre de 2001 estaba terminando el informe de un proyecto entre la UGR y el MADOC sobre el futuro de los conflictos armados, donde se hablaba de la red de Osama Bin Laden. La comunidad estratégica norteamericana ya prestaba atención Al Qaeda por aquel entonces y existía la sensación de que era solo cuestión de tiempo que ocurriera un gran atentado en Estados Unidos. En los años siguientes continué profundizando sobre yihadismo con publicaciones científicas y otros proyectos académicos. Hace varios años que pasé a otros temas, relacionados con estrategia y política de defensa. No obstante, si a alguien le interesa la historia de Al Qaeda y del 11-S, lo cuento en detalle en un podcast de HistoCast con el título 'Yihadismo' que puede encontrarse gratuitamente en internet.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión