«Estamos indefensos con el mango a precio de destrío»
Los productores de subtropicales denuncian que se está incumpliendo la Ley de la Cadena con operaciones por debajo de costes
«Estamos indefensos con el mango a precio de destrío, prácticamente. Ahora le echan la culpa al mango de fuera, cada año es una excusa ... nueva para que no valga. Es una vergüenza cómo abusan del productor, que tiene las manos atadas porque tiene que vender en estas fechas. Es insostenible», lamenta Daniel Olivares, coproietario de una finca en Almuñécar. Esa sensación de frustración e indignación es generalizada entre las dos mil familias que tienen fincas de mangos y que, tras dos años de cosechas raquíticas, tampoco en esta campaña van a poder recuperarse.
«Se está vendiendo el mango a un precio ridículo, por debajo de costes y no está justificado, ni siquiera es una cosecha récord. La excusa de la comercialización es que hay mucho mango de ultramar muy barato ¿Estos dos años atrás cuando el mango nacional se pagaba caro es que no había mango de fuera?», se pregunta el vocal de subtropicales de la organización agraria COAG, Juan Camacho. La preocupación es máxima entre los propietarios de las 800 hectáreas sembradas de mango en Almuñécar. «Tenemos que pagar el agua más cara porque no tenemos las canalizaciones de Rules y este año que por fin creíamos que íbamos a ver algo de beneficio el mango no vale nada. No vamos a poder ni pagar los créditos que pedimos para financiar las campañas. A nosotros nos machacan pero luego vemos el mango a cuatro euros en los supermercados», afirma indignado.
Vapuleados
Los productores se ven vapuleados por un mercado cada vez más monopolizado. «El precio lo marcan las plataformas de compra que están en mano de dos o tres y están haciendo lo que les da la gana. Hay una estrategia comercial para aprovecharse de un producto que es más apreciado que el de ultramar», analiza. «No se está cumpliendo la Ley de la Cadena Alimentaria, se están cerrando operaciones por debajo de costes y ni la Interprofesional ni nadie lo controla, ¿cómo se puede consentir que nos hagan esto?», esgrime con impotencia.
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