El hotel Reuma reabrirá en 2026 como centro de interpretación de la Alhambra tras 20 años cerrado

Según apunta el arquitecto conservador de la Alhambra, Antonio Peral, la previsión es que la licitación de la obra, por un importe de 1,96 millones de euros, se lleve a cabo a finales de este 2024 y que el grueso de los trabajos de rehabilitación, con un periodo de ejecución de un año, se desarrolle en el transcurso de 2025. Si no hay grandes contratiempos, una hipótesis nada descartable tratándose de una zona tan sensible y con tantos valores históricos y paisajísticos, el hotel Reuma estará listo durante 2026.

Estos son los plazos. Las funciones que tendrá este inmueble también están perfectamente definidas. Todo viene en un documento que se llama Plan Director de la Alhambra, que data de 2008 –ahora mismo se está trabajando en una nueva revisión–. Y ahí dice que el hotel Reuma, una vez recuperado, tendrá usos culturales y relacionados con el conocimiento de la propia Alhambra.

También se saben los pormenores del proyecto, gestado en 2020. El arquictecto elegido es el sevillano Francisco Jesús Reina, con una dilatada experiencia en patrimonio –su estudio intervino en el Teatro Romano de Cádiz y en las ruinas de Itálica, en Sevilla–. Todo el proceso ha sido supervisado por una comisión de expertos externos a la Alhambra, entre los que se encontraban expertos de la Universidad de Granada y del Colegio de Arquitectos de Granada, que han pulsado opiniones técnicas centradas en la propuesta –es habitual que este tipo de concursos se resuelvan por criterios economicistas–.

Según Antonio Peral, el aspecto del hotel Reuma seguirá siendo el mismo, pero con sus fachadas completamente restauradas –incluidos lógicamente todos los cerramientos de madera–. Tan solo se colocará un ascensor en la parte trasera, que no será visible desde el Paseo de los Tristes, para garantizar la accesibilidad. Las cuatro plantas –baja más tres alturas– se habilitarán para la organización de actividades expositivas y para utilidades varias, incluidas estancias administrativas. En este punto conviene recordar que el 'nuevo' hotel Reuma fue sometido a una evaluación de impacto patrimonial y que su resultado fue favorable.

Pero antes de continuar, merece la pena detenerse unos segundos en el pasado del hotel Reuma. Se halla en un lugar donde el agua siempre ha sido básica y donde arranca un sistema hidráulico y de abastecimiento de Granada que ha prestado servicio a la Alhambra, así como a los cultivos y edificaciones establecidas a sus pies. Durante los siglos XII y XIII, con el florecimiento de la dinastía nazarí, se tramó una red de acequias para captación y almacenamiento que articulan el urbanismo. De forma complementaria, se realizaron construcciones integradas en esa fotografía romántica del curso del Darro con la Alhambra 'encima'. La Acequia de Santa Ana o de Romayla, con sus infraestructuras asociadas, era la que regaba las acequias, cármenes y molinos en la falda de la Sabika. Es el caso del Carmen de las Chirimías o de Santa Engracia, que se convertiría a principios del siglo XX en el hotel del Bosque de la Alhambra, conocido popularmente como hotel Reúma. Todos estos datos aparecen en el dossier redactado por Francisco Jesús Reina.

El hotel Reuma ha sufrido múltiples transformaciones desde que era el Carmen de las Chirimías hasta la actualidad. La más importante fue a principios del siglo XX. En 1910 se adaptó para acoger el hotel Bosque de la Alhambra. Fue alojamiento durante muy poco tiempo, tan solo seis años, hasta 1916. ¿Por qué? Porque al estar localizado en la umbría del Darro, resultaba frío, húmedo e incómodo para sus huéspedes.

Posteriormente fue residencia de estudiantes, hospital para tuberculosos, casa de vecinos –se remodeló de forma integral en 1948 para acoger viviendas en alquiler–, local de una logia masónica, fábrica de jabón y cuerdas de cáñamo y camerinos para los actores y cantantes que actuaban en teatros y zarzuelas en las fiestas del Corpus. La última inquilina se marchó de la finca en 2003.

El hotel Reuma fue diseñado según los modelos historicistas franceses de la época –principios del siglo XX–. Se emplearon materiales como rollizo y cañas. Cuenta con una cubierta a cuatro aguas de tejado de zinc, bajo el que se encuentra una estructura de tablazón y vigas de madera. Debido a su cercanía al Darro se formaron grandes humedades. Destacan dos arcos de herradura neo mudéjares enmarcados en un alfiz en el zaguán.