Los 14 hostels de Granada se hunden sin literas, zonas comunes ni viajeros
Los albergues juveniles que tienen habitaciones compartidas y un 90% de turista extranjero ven imposible la reapertura hasta 2021. La mayoría no podrá aguantar
Se llaman hostels porque son hotelitos pero con 's' de socializar, que es justo lo que menos se puede hacer en tiempos de coronavirus. ... El modelo de negocio de estos albergues juveniles, que tienen habitaciones compartidas con literas, espacios comunes y una dependencia hasta de un 90% del turista joven internacional se ha ido a pique con el coronavirus hasta el punto de que compromete la viabilidad y el futuro de los catorce hostels que funcionan en Granada. Muchos no podrán abrir sus puertas hasta el año que viene y algunos temen no poder recuperarse de este golpe y dejarlas cerradas ya para siempre.
Hipotecas, cuotas de los alquileres que se acumulan, los gastos de luz, agua, conexiones... En un escenario de ingresos cero y con los negocios cerrados las familias propietarias de estos negocios están viviendo la crisis del coronavirus con auténtica angustia. Y es que si para todo el sector turístico la situación es dura, la suya es crítica, de pesadilla.
Los catorce hostels granadinos, que suman unas 150.000 pernoctaciones de viajeros al año y un total de cien trabajadores, se han integrado en el movimiento Agrupho que aglutina a los hostels a nivel nacional para que el Gobierno tenga en cuenta las particularidades del sector y le ayude a evitar su hundimiento.
Y es que sin viajeros internacionales hasta julio y en la situación en la que se les permite abrir ahora mismo –menos del 30% de ocupación al tener que dejar una separación de dos metros entre camas y sin zonas comunes– su supervivencia es inviable.
«En el caso de mi hostel las habitaciones compartidas de seis pasarían a ser de dos y las de cuatro tendrían que ser de uno. Necesitamos un mínimo de un 50% de ocupación al año para sobrevivir. Además trabajamos con precios muy reducidos y el 90% de nuestra clientela es extranjera. Si no hay aviones y el paro afecta a la gente joven muchos de nosotros vamos a tener que cerrar para siempre», explica Mayte Olalla, propietaria de Oh my Hostel.
Su establecimiento de 33 camas, en la calle San Pedro Mártir, no podrá abrir al menos hasta marzo del año que viene. Y la empresaria es consciente de que, un año cerrado, no hay negocio que lo aguante. «Abrir me cuesta cuatro mil euros al mes, entre autónomo, impuestos... pero también cerrados hay gastos, el alquiler, no se puede dar de baja el agua, la luz, el sistema de reservas... Necesitamos que el Gobierno tenga en cuenta la particularidad del sector, pedimos la flexibilización de los ERTE para los que vamos a tener que abrir mucho más tarde y que no se nos grave con impuestos mientras los ingresos sean cero», señala Olalla.
«El cliente que viene a un hostel no viaja de forma impersonal, sino que viene a conocer gente y a compartir. Con el coronavirus todo por lo que la gente va a un hostel se anula», esgrime Olalla. En su opinión este tipo de visitante «aporta mucho» a la ciudad. «Turismo de calidad no es solo dinero. También es el viajero respetuoso que viene a disfrutar Granada. Es una filosofía distinta a la del turista. El cliente de hostels busca experiencias más auténticas», explica.
«Este es un negocio muy sacrificado al que solo le ves dinero si lo trabajas», añade Olalla, que advierte de los márgenes ajustados con los que trabajan, hasta el punto de que este año en su establecimiento había bajado el precio de la noche a once euros.
El año perdido
«Este año lo damos por perdido, es inviable, ahora la lucha es no tener que cerrar para siempre», concluye la empresaria granadina, integrada en el grupo aglutina 200 hostels a nivel nacional. Ella ha sido la encargada de presentar un informe jurídico elaborado por el despacho Angulo Abogados que se aferra a una cláusula de excepcionalidad para solicitar al Gobierno un aplazamiento en el pago de las rentas o bien el abono de la mitad de su importe durante un periodo de hasta siete meses.
Por su parte, la presidenta de la Agrupación Nacional de Hostels y Albergues de España, Daphne Pozzari, también cree que «los cierres en masa» son más que una amenaza y reclama medidas como la ampliación de los ICO. «Abrir sin viajeros es un suicidio», lamenta.
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