La historia de Sayyida al-Hurra, la pirata granadina que 'navegó' con Barbarroja
Expulsada de la ciudad tras la conquista por parte de los Reyes Católicos, Al-Hurra acabaría siendo reina de Tetuán durante casi treinta años tras surcar los mares para vengarse del enemigo cristiano
La fascinante historia de Sayyida al-Hurra es la de una de las mujeres más destacadas del mundo islámico en Occidente durante la edad moderna. ... Además, es uno de los referntes históricos, junto a figuras como Jeanne de Clisson, 'la tigresa bretona', que animan a personajes como Elizabeth Swann, una de las protagonistas de la saga de Piratas del Caribe, que interpreta Keira Knightley.
Nació en 1485 en el seno de una familia de nobles andalusíes. Con apenas siete años, cuando se consumó la conquista de Granada por parte de los Reyes Católicos, Sayyida, como muchos otros musulmanes y judíos, se vieron obligados a abandonar la península, tras lo cual acabó recalando en la ciudad de Chauen.
Al-Hurra fue educada por algunos de los hombres más instruidos de Marruecos y se casó a los 16 años con el gobernador de Tetúan, un viejo amigo de su padre y también morisco exiliado tras el final de la Reconquista. Pese a su buena situación, que también se extendió a la política, ya que era considerada como vicegobernadora de la ciudad, Granada y Andalucía no se habían ido de su cabeza. No podía perdonar ni tampoco olvidar, y quiso vengarse del «enemigo cristiano». Encontró para ello una buena opción en la piratería, y a un inmejorable aliado en el corsario que era el auténtico terror de los mares en aquella época, Jeireddín Barbarroja. Su primer marido había muerto cuando Sayyida apenas contaba con 30 años, momento desde el cual había asumido un papel de mayor poder.
El legendario almirante argelino y ella llegaron a un acuerdo para repartirse el Mediterráneo. Barbarroja se quedó con la zona oriental, y Al-Hurra (que en árabe significa mujer noble que es libre e independiente, soberana que no se inclina ante ninguna autoridad, y que en español se resume como «la dama libre») con el sector occidental, donde su liderazgo no era discutido. La piratería era una fuente de ingresos rápidos, tanto por el botín como por el rescate de prisioneros, y permitió a Sayyida mantener vivo el sueño de volver en algún momento a Andalucía.
Pese a todo, la gobernadora era respetada por los cristianos de la época, y hay registros históricos de negociaciones de rescate entre ella y las autoridades españolas tras una operación de piratería en Gibraltar en 1540. También hay idénticos documentos de origen portugués que atestiguan la importancia de la figura de Al-Hurra.
Tras décadas siendo una de las piratas con mejor fortuna de Occidente, Sayyida se casó por segunda vez en 1541, a los 56 años, con Ahmed al-Wattasi, Rey de Marruecos. Sin embargo, se negó a abandonar Tetúan, e hizo que el Sultán viniera desde Fez, la capital, hasta la ciudad para casarse. Es la única vez que esto ha ocurrido en la historia de Marruecos.
Sin embargo, el poder no le duraría mucho más a Al-Hurra. Apenas un año después, su yerno Moulay Ahmed al-Hassan al-Mandari llegaba a Tetúan con un pequeño ejército y le arrebataba el poder. Tras ello, Sayyida se marchó a Chauen, la ciudad donde había pasado su infancia tras el exilio de Granada, y allí vivió hasta los 75 años. Así acaba la historia de una de las mujeres más famosas del mundo islámico en occidente, y una temible pirata que no lo habría sido de no ser por el destino de Granada.
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