Una historia de amor de 180 años
Felipe y Manuela, dos nonagenarios fundadores de 'Patatas la Patrona', celebran su 60 aniversario de boda
Pilar garcía-trevijano
Jueves, 14 de febrero 2019, 20:14
Cuatro generaciones de fotos familiares en la repisa de una estantería adornan el cuarto de la residencia que comparten Felipe Martín (91) y Manuela ... Quirós (93) desde hace tres años. Instantáneas que resumen historias que han empezado a olvidar. Cuando despiertan no siempre están seguros de la pared que tocan, pero más allá de la memoria se tienen el uno al otro y así ha sido durante 60 años de matrimonio. Ellos mismos se sorprenden de lo que corre el tiempo al oír a su hija María Ángeles pronunciar «1959»; fecha en la que se dieron el sí quiero. Parece que fue ayer cuando-por fín y tras dos años intercambiando miradas- Felipe se acercó a unas amigas en una verbena de Güéjar Sierra, su pueblo natal, para saber quién era ella. «Es dos años mayor que tú», le contestaron con malicia. A él no le importó. El 16 de enero, recorrieron de la mano el altar, la misma que se sostienen mientras cuentan esta historia.. Juntos trabajaron de forma incansable y montaron el negocio de la freiduría de patatas 'La Patrona', ahora conocida a nivel nacional como 'Patatas Martín'.
Nada que ver con los mitos románticos difundidos en la literatura y la gran pantalla, su historia- que empezó con una bonita amistad- es real repleta de momentos felices y adversos –por «naturaleza»ningún padre debería ver morir a uno de sus hijos. «¿Tanto llevo contigo? No es para tanto. Es una historia normal, la ví en una fiesta y me pareció muy guapa. Lo sigue siendo, mírala. Empezamos a hablar y a ser amigos», resume Felipe haciendo un esfuerzo para recordar la «mirada azul» que tenía su esposa aquella noche. «Yo le engañé», asegura Manuela. Corrían los locos años 60 y que una mujer saliera con un hombre más joven estaba mal visto. Nunca han celebrado el día de los enamorados, ni les ha hecho falta.
Ver fotos
«No nos hemos peleado y jamás le he dicho una mala palabra, o le he levantado la voz y que sea así hasta que muera», dice Felipe que no comprende a los jóvenes. Se ríe al responder sobre las cualidades de su mujer. Con carácter, buena y laboriosa: «Ella siempre lo ha llevado todo para adelante. Ha trabajado a la par y más que yo». Lo que han hecho para que una relación sea sana y dure tanto años se les escapa. Apuntan que no tiene ningún secreto: «Siempre hemos sido sinceros y hemos tenido confianza. Los muchachos tienen que respetar a su compañero o compañera», concluyen.
En su juventud conocieron a más personas. Ella dejó su noviazgo con un vecino de Güéjar porque no entendía que le gustara coser. Manuela era modista. «Cuando nos casemos, no tendrás que hacerlo», le dijo su pretendiente, mientras ella apuraba la confección de su velo misal. Entendió que no podía renunciar a lo que le gustaba y le «despachó».Sin embargo, con manolo era una igual. «Mi madre siempre ha sido una mujer independiente. Se casó con 30 y me tuvo con 40 años. Antes no era lo normal. Son un ejemplo de autonomía y respeto para la familia», aporta María Ángeles, quién se ha convertido en la voz y prueba viva de la historia, ahora inmortal, de sus padres . Han atravesado momentos duros. Su salud empeoró tras el fallecimiento de una de sus hijas. «Ya no estoy segura de lo que hago», dijo ella y buscaron un nuevo lugar para los dos. Encontraron una habitación doble en la residencia para mayores DomusVi El Serrallo. En sus pasillos el equipo de profesionales que los atiende narra que se les ve a diario caminando con las manos arrugadas entrelazadas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión