El herido del tiroteo de Rules lo enmarca en una deuda de lámparas de 'maría'
El hombre, que está parapléjico, asegura ante el juez que ya inmóvil en el suelo fue encañonado también en la cabeza, pero cree que la pistola se debió encasquillar o se quedó sin balas
El pasado mes de mayo declaró en los juzgados de Órgiva una de las víctimas del tiroteo de Rules, ocurrido el 13 de julio del ... año pasado. Se trata de J. M., un bosnio de 39 años y el hombre que resultó herido en aquel enfrentamiento que resultó mortal para uno de sus acompañantes. Supuestamente, según este superviviente de aquella balacera, los implicados habían quedado para saldar una deuda por unas lámparas de marihuana.
J. M. también recibió un tiro en el torso que le ha dejado parapléjico, pero salvó la vida. Tras el impacto, cayó al suelo y fue completamente consciente de que no podía podía mover sus piernas. También se dio cuenta de cómo, ya inmóvil, uno de los pistoleros le encañonó con el arma en la cabeza. Cree que se le encasquilló.
J. M., que presumiblemente será un testigo clave en este proceso, ofreció su testimonio exactamente el día 11 del mes pasado. Compareció en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Órgiva y se sometió a las preguntas de la fiscalía y los abogados de los investigados que fueron detenidos.
Tres de ellos se encuentran en situación de prisión provisional. Otro, de nacionalidad holandesa, salió de prisión el pasado mes de octubre, y un quinto supuesto implicado, presunto autor material del tiroteo, estaba siendo buscado por la Guardia Civil. Se llama Luli y ha sido calificado por los investigadores del Instituto Armado como un individuo «peligroso».
IDEAL ha tenido acceso al documento de la declaración de J. M., que es reveladora. En aquellas fechas, este residía con su hermano en Marbella (Málaga), en un apartamento alquilado. ¿Qué les llevó aquel día a aquel paraje junto a la presa de Rules?
Según el testimonio de J. M., su hermano, casi un año antes de los hechos había entregado «unas lámparas» y «quedaron pendientes de pago». Aquel día, «su hermano le dijo que había quedado para hablar o recoger el dinero» con los otros individuos.
El herido afirma que su hermano recibió una llamada ofreciéndoles un millón de euros para que cambiasen su declaración
J. M. afirmó que «no llegó a ver en ningún momento las lámparas». Sí las vio en foto. En ese momento, a la víctima y testigo, se le exhibió en el juzgado una fotografía y se le preguntó si las lámparas de las que hablaba eran como las de esa imagen. Contestó que «eran ese tipo» y que sabía que eran de las que se utilizan «para plantar marihuana».
Detalló que el vehículo que trajeron a Granada era un Volkswagen Passat azul de alquiler, que cree fue alquilado en Malaga. Especificó que la ubicación del lugar donde fue el suceso se la habían mandado a su hermano y que si hubiera sabido dónde era sitio, al lado de una presa, «no hubiera ido».
También dijo que conocía a al menos una de las personas que dispararon. En concreto al tal Luli, el presunto implicado buscado por la Guardia Civil. Según precisó, se habían conocido «en Dinamarca».
Dos pistolas
En el Passat iban cuatro personas. El fallecido viajaba, según indicó, detrás del conductor, y él, detrás del copiloto. Al llegar a la explanada del suceso, había tres coche aparcados. Y al salir del vehículo él y su hermano fue cuando comenzó el tiroteo contra ellos sin que mediara conversación. Las armas empleadas, según pudo ver, eran «una pistola negra con silenciador» y una «pistola de plata». Calcula que con una de ellas se pudieron efectuar unos doce disparos.
Ninguno de los cuatro ocupantes del Passat, de acuerdo con su testimonio, llevaba armas, «pues no se esperaban lo que ocurrió». A él le alcanzó el tiro cuando se giró al ver que dos de los contrarios iban armados y «cayó enseguida». En ese momento, dejó «de sentir las piernas» e «intentó incorporarse con las manos».
Entonces fue cuando se le acercó uno de los implicados y «le encañonó a la cabeza una vez estaba boca arriba». Quiso, dijo, disparar, pero «no sabe si se le 'encasquetó' o se le acabó la munición y se marchó» en uno de los coches. Después «vio una pareja que llamó a la Policía». Se trata de los primeros testigos que llegaron al lugar, un matrimonio que bajaba de Órgiva.
En su declaración J. M., que está en el Hospital de San Rafael, llegó a manifestar que tras lo ocurrido su hermano recibió una llamada «para ofrecerles un millón de euros para que cambien su declaración».
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