Los helados artesanales argentinos que han echado raíces en Granada
Sus variedades de dulce de leche marcan la diferencia de este negocio familiar
María Dolores Martínez
Viernes, 3 de octubre 2025, 09:59
En la Plaza de la Pescadería y en la calle Alhóndiga se encuentra la heladería artesanal argentina Alpino's. Un nombre muy curioso si pensamos ... en esas latitudes. «En Argentina no hay Alpes. Tan sólo, la cordillera de los Andes. Se lo puso mi hijo Facundo, siendo aún chiquito y quién sabe por qué». Así lo explica Pablo Giménez, natural de Balcarce en la provincia de Buenos Aires y fundador de este negocio hace 26 años. Lo creó junto a su esposa en la vecina localidad de Tres Arroyos y ahora lo regentan sus hijos, Facundo y Sol Rocío. Llegaron a Almería en 2021, «ciudad donde nació mi padre y mi abuelo, pero nuestros hijos conocieron Granada y decidieron venirse para acá hace año y medio, aunque seguimos manteniendo la heladería de Almería».
La decisión de cruzar el charco e iniciar una vida totalmente distinta en España estuvo motivada por el complicado panorama que dejó la pandemia en su país natal. Tras ella, «sabíamos que la situación iba a estar difícil para los jóvenes en Argentina y decidimos apoyar a nuestros hijos y acompañarlos».
A partir de entonces, la realización artesanal de todos sus helados y la calidad de las materias primas con las que trabajan tuvo que adaptarse a los productos españoles. «Nosotros elaboramos nuestro helado y cada sabor tiene su propia receta. Llevamos 26 años como heladería y en Argentina tenemos una manera de trabajar. Sin embargo, cuando llegamos a España cambió la materia prima, la leche y el azúcar, y hubo que reformular todo. Creo que hoy por hoy hemos logrado un producto interesante».
Otro reto fue conocer el gusto de los españoles, respetando siempre esas especialidades que los hacen únicos, como es el caso del dulce de leche. No en vano, son parte del secreto de su éxito. «Era algo necesario adaptarse a esos gustos, pero siempre con un toque argentino». Aunque muchos «vienen derechos al dulce de leche, cuando ven que es una heladería argentina», hay otros sabores muy demandados por la clientela como es el caso del pistacho, la tarta de queso y el turrón. Con respecto a estos últimos, Pablo reconoce que tuvieron que aprender a hacerlos en España porque no los hay en Argentina.
Aunque hay muchas variedades, quieren dar un paso más «para mejorar cada año y sacar sabores nuevos».
Entre esas especialidades, «se encuentran sabores que son típicos de Argentina y no se hacen aquí. Dulce de leche con chocolate, la tramontana (dulce de leche y cereales con chocolate), banana split (banana, chocolate y dulce de leche), la crema oreo con dulce de leche y galletas, la crema patagonia con frutos rojos y el marquise con chocolate, dulce de leche y merengue. También hace furor el marrakech con crema de almendras tostadas, pistacho y miel. Otro detalle que marca la diferencia es que «todos los chocolates están hechos por nosotros, ninguno viene de fuera».
Además de los helados, otras delicias de la casa son los granizados de sandía, limón, fresa y mojito sin alcohol, el frappé de leche merengada o café y los cucuruchos de chocolate. En la próxima semana se podrán degustar también los crepés, con una veintena de toppings para combinar.
En la Plaza de la Pescadería llevan año y medio y en la calle Alhóndiga, seis meses. De ahí que los planes de futuro pasen por afianzar este negocio familiar, en el que el matrimonio trabaja con sus hijos y su nuera. «No es fácil mantenerlo teniendo en cuenta el boom de las heladerías, con muchos negocios nuevos».
La idea es seguir abiertos durante todo el año. «Estamos acostumbrados a trabajar los doce meses. Lo estamos implementando tanto en Almería como en Granada y da resultado. La gente no viene con la asiduidad del verano, pero vienen. Aparte, aquí hay mucho turista que va paseando y tomando un helado. Se pueden tomar durante todo el año, tanto en invierno como en verano».
Se encuentran muy a gusto en Granada y, más aún, desde que les ha nacido una nieta granadina. Se llama Ámbar y tiene cuatro meses. «Hemos encontrado gente muy buena tanto en Almería como en Granada que nos ha ayudado mucho y sólo sentimos agradecimiento. Para alguien que viene de afuera es muy importante».
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