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Relatos de verano

Hammurabi

josé antonio guzmán gil

Domingo, 15 de agosto 2021, 19:12

1. Si un hombre quiere dar el paso tantas veces pensado y pospuesto, hágalo en el momento menos esperado, como un resbalón en la acera mojada que tiene consecuencias quirúrgicas, hoy mismo, día soleado, precursor del verano, verano cachorro, leve, agradable.

2. Si la decisión tiene que ver con una mujer, si quiere cortar una relación largamente establecida con ella, una relación de siete años, pongamos por caso, cítela el hombre en un bar, uno cualquiera, uno en el que nunca hayan estado.

3. Si el bar se llama Hammurabi (todos lo bares tienen nombres), pregúntese el hombre mientras espera quién le puso tan extraño nombre, qué reglas rigen el bautizo de los locales hosteleros.

4. Si no llega la mujer a la hora establecida, pídase el hombre una verde si es su cerveza favorita, introduzca en su cuerpo el líquido benefactor, juegue en su mente con el gorjeo de los vecinos de mesa y los camareros, intente pensar con precisión en los rasgos de la mujer (¿cómo son sus orejas?, por ejemplo) y disfrute de los blandos y democráticos rayos solares. Y pida lagarto de tapa.

5. Si el hombre no quiere quedar enganchado, si no quiere una relación irremediablemente sólida, como las llama el prestigioso sociólogo Bauman, rómpase antes de que sea demasiado tarde, hoy mismo, bajo los efectos de unas verdes.

6. Si en realidad el hombre no conoce a la mujer, si no sabe si ella pensará lo mismo, si su relación es ya una larga costumbre que por inercia no quieren cortar, cercenar, seccionar, partir, talar, tronchar, trinchar, guillotinar…, entonces debe dar sin dudar el paso al, tal vez, benéfico resultado para los dos.

7. Si sus vínculos no son sino lúbricos y ebrios, breves encuentros con el tiempo tasado en los bares, conclusos en una habitación de hotel, encuentros llenos de alcohol, marihuana y experimentación sexual, entonces el hombre puede pensar que ya está bien, que todo tiene su fin.

8. Si el hombre le ha cogido cariño, tantos días charlando desnudos sobre la cama, escuchando las minuciosas historias sobre su vida, que parece inventada, que parecen de telenovela turca, si eso es así, debe pensar el hombre que se le coge cariño a todo lo que forma parte de una vida, como al sofá donde uno descabeza la siesta tras almorzar y que se cambia cada cierto tiempo.

9. Si además el hombre nunca le ha contado su vida, si lo que ha contado nunca es toda la verdad, si el hombre miente mucho, una mentira más tampoco discordará, será la conclusión lógica de toda esta historia tejida entre los dos.

10. Si la mujer tarda en llegar, que el hombre se tome su segunda verde y una hamburguesa, que siga pensando en el final, que piense que no será un drama, que ella puede entender y tal vez desear este final, que en todo caso lo asimilará rápido, que es una mujer de recursos, que sabe que todo acaba cuando menos se espera, no en vano su vida es como una telenovela turca, llena de sobresaltos, de puntos de giro, de paso por distintos países, parejas, trabajos, reinvenciones constantes.

11. Si la mujer llega y el hombre disfruta encandilado de su belleza, atribúyalo todo a las cerveza, además piense el hombre que la belleza no es un argumento, que la belleza tiene naturaleza de faro, que va y viene, que el faro está en los ojos del hombre, que la decisión está largamente tomada.

12. Si la mujer le trata como siempre, como si no pasara nada por la cabeza del hombre, si pide una coca cola y callos, como siempre, si le pregunta ¿a que no sabes quién me ha llamado hoy?, Andrea, ¿te acuerdas?, la amiga que nos presentó, que dice que trabaja en la estación de autobuses de Cádiz y le va muy bien, si todo sigue igual salvo en la cabeza del hombre, el hombre debe tener claro que nada importante ha cambiado, que su decisión debe seguir adelante.

13. Si cuando el hombre le dice a la mujer que van a estar un tiempo sin verse, que tal vez no se vean más, que le tiene que prestar más atención a su mujer y a sus hijos, que todo se puede ir al garete, que sabe ella que su familia siempre ha sido lo más importante para él, si ella le coge las manos y mirándole a los ojos con cariño y tolerancia le dice que ya lo sabe, que ella también estaba pensando que la relación ha estado bien pero que ya es algo rutinaria y aburrida, que lo entiende y que siempre guardará un buen recuerdo de él, entonces, justo en ese momento, es cuando el hombre menos se puede echar para atrás, cuando más valor tiene que acreditar para no desdecirse.

14. Si el hombre a la vuelta a su casa, casa desordenada de soltero, casa para la soledad, donde no hay ni gato ni perro, sino libros en desorden por todos los lugares, empieza a echar de menos a la mujer, lo mejor que puede hacer es ponerse a teclear en el ordenador su historia con unas cervezas verdes a mano, convertir a esa mujer y al hombre que es él en literatura.

15. Si la mujer a la vuelta a casa, casa llena de niños, casa con la tata que cuida a los niños día y noche, casa donde su esposo el señor juez trabaja en su despacho, echa de menos a ese hombre, debe pensar que un hombre con otro hombre se quita. Además, debe pensar que, pese a todo, su esposo es el hombre de su vida, de su vida rutinaria, que nada tiene que ver con las telenovelas turcas que tanto le gusta seguir.

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