Hallan en el Barranco de Víznar los primeros cinco cuerpos de granadinos fusilados en 1936
Un equipo multidisciplinar de la UGR ya trabaja en la exhumación de dos fosas comunes con el objetivo de recuperar en torno a diez cadáveres
Ahí abajo, en el Barranco de Víznar, a una profundidad de entre uno y cinco metros, yacen los cuerpos de cuatrocientos seres humanos a los ... que fusilaron hace ochenta y cinco años. Hay personajes muy relevantes como el ex rector de la Universidad de Granada y amigo íntimo de Miguel de Unamuno, Salvador Vila, o el que fuera gobernador civil de Alicante, Vicente Almagro, pero también otros menos conocidos como el maestro Rafael Guervos o concejales como Mikel Dalmaneses. Los trasladaron hasta el Barranco de Víznar entre agosto y octubre de 1936, los ajusticiaron por ser rojos –en ninguno de ellos medió juicio previo– y a algunos, a los que no habían perecido en la primera descarga, les dieron un tiro de gracia cuando ya los habían arrojado al agujero. El proyecto 'Barranco de Víznar, lugar con memoria', que abandera un equipo multidisciplinar de la Universidad de Granada, lleva tres semanas excavando y ya ha obtenido resultados. Han aparecido los cinco primeros cuerpos. También casquillos de pistolas de nueve milímetros y de fusiles Mauser de siete y medio. Proyectiles utilizados para rematar a los que agonizaban.
Estamos en las primeras semanas de una intervención que, según las estimaciones que realiza el coordinador de 'Barranco de Víznar, lugar con memoria',Francisco Carrión, se prolongará hasta agosto. «Una actuación que debería de contemplarse en el largo plazo, ya que con los recursos que hemos logrado, 28.000 euros a través de la UGR y 18.000 por la Federación de Municipios, apenas tenemos para la recuperación de una decena de represaliados», explica Carrión, quien calcula que se precisarían entre 100.000 y 150.000 euros y más de un año de tajo para completar toda la exhumación. Y en ello está un grupo de catorce profesionales entre arqueólogos, paleontólogos, forenses, criminalistas y también, de forma novedosa, sociólogos que contextualizarán este desentierro desde la perspectiva de todos los actores que intervienen.
Trabajo minucioso
El trabajo de excavación es minucioso. Tras acometer picadas de unos diez centímetros de profundidad, los técnicos limpian, raspan y barren para comprobar si se aprecian cambios estratigráficos. Una vez alcanzada la cota donde se han localizado los primeros huesos –lo que se denomina 'techo de la fosa'–, se avanza de forma milimétrica. La precisión es clave para que no se produzca ningún daño sobrevenido. Toda la información es buena para que el procedimiento de identificación y la entrega a los familiares sea exitosa. La altura, la complexión, si el susodicho padecía alguna enfermedad, la ropa... cualquier indicio puede ser clave más allá de los análisis de ADN que se realicen y que se demuestre que, en efecto, existe una correspondencia con posibles allegados aún vivos –básicamente nietos–. Los técnicos utilizan pequeñas espátulas y recogedores de plástico, un material cuya flexibilidad minimiza posibles impactos, y también pinceles de dimensiones muy reducidas.
Según Francisco Carrión, esta primera visión permite saber si el cuerpo está articulado –tres de los cinco que han encontrado sí lo están–, el estado de conservación y un análisis preliminar de la edad, el sexo, posibles patologías que sufría el individuo e incluso las posibles causas del fallecimiento –provocado por un tiro macabro y desalmado a sangre fría–. Una vez culminada esta fase, se procede al levantamiento del cadáver y su transporte hasta el laboratorio de campo para situarlo en posición anatómica y eliminar los restos de tierra antes de hacer las pruebas de ADN. El último eslabón de la cadena sería el acto de entrega de los restos a los familiares o, en el supuesto de que no se haya establecido filiación, el depósito en un cementerio para realizar una inhumación digna.
Las cifras
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400 Se estima que en las fosas comunes del Barranco de Víznar puede haber en torno a cuatrocientas personas asesinadas.
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5 En el Barranco de Viznar se diferencian cinco zonas donde hay fosas –todas dentro de un perímetro de unos mil metros cuadrados–.
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10 El objetivo de la actual campaña de las exhumaciones es recuperar unos diez cuerpos.
Los estudios previos demuestran que en el Barranco de Víznar hay cinco zonas con fosas comunes en una superficie de en torno a un kilómetro cuadrado. La orografía actual obviamente es la misma que en 1936, pero no la vegetación. En los años sesenta se llevó a cabo una reforestación con pinos en un empeño del régimen franquista, según Francisco Carrión, de ocultar la memoria histórica de este paraje mundialmente conocido porque ahí mataron al poeta Federico García Lorca.
Era un lugar propicio para las ejecuciones sumarísimas por parte de los sublevados porque estaba muy próximo el campo de adiestramiento de la Falange en Alfacar –cerca de lo que hoy día es el estadio de fútbol– y la Colonia, la casa donde los apresados pasaban sus últimas horas antes de pasar por el patíbulo. Las 'sacas' se producían a cualquier hora del día. Los llevaban en camiones, los fusilaban y los arrojaban a las fosas que, posiblemente, habían sido excavadas por los propios ajusticiados. Los tiraban sin ningún tipo de orden y dentro del más absoluto oscurantismo. Unos encima de otros. Y así están apareciendo ahora. «Aún no hemos desenterrado a los primeros por completo, pero lo normal es que muchos de ellos reflejen el sufrimiento que vivieron cuando los asesinaran», dice Francisco Carrión.
«Queremos mostrar al mundo que aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad»
El profesor Francisco Carrión comenta que el principal objetivo del proyecto 'Barranco de Víznar, lugar con memoria' es la identificación de los restos «para entregárselos a los familiares después de que fueran ajusticiados hace ochenta y cinco años por el simple hecho de pertenecer a un sindicato o ser una autoridad académica». «Nosotros –asegura Carrión– queremos mostrar al mundo que se cometieron crímenes de lesa humanidad para que se actúe a través de las leyes de memoria histórica y que sea también una lección para que no vuelva a ocurrir jamás algo así».
En este sentido, Francisco Carrión pone el ejemplo de cómo ha actuado el Gobierno alemán para resarcir a las víctimas del holocausto nazi entre 1939 y 1945. «Millones de personas fueron asesinadas y todas ellas han sido dignificadas», comenta Carrión, quien aclara que siempre se ha hablado en España de dos bandos, «cuando lo que realmente se produjo fue un golpe de Estado de los militares africanistas y las oligarquías contra la República tras la victoria electoral del Frente Popular y su empeño para que se reconocieran los derechos de los trabajadores».
Carrión ha mostrado su agradecimiento al Ayuntamiento de Víznar por la cesión de un espacio en el museo etnográfico el Molino para la instalación de un laboratorio. También tiene palabras de reconocimiento hacia la Subdelegación del Gobierno y hacia la Guardia Civil por la labor de vigilancia que está desarrollando en torno a las fosas donde se está cavando en el Barranco de Víznar, a fin de evitar la acción de posibles desaprensivos sobre todo los fines de semana. Por último, ha realizado un llamamiento a la Junta para que participe en la campaña actual a través del Comisariado de la Concordia.
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