Cinco décadas en Gor a través del objetivo de Santiago
El vecino del municipio graba las fiestas y cualquier evento que se celebra en la localidad y almacena los vídeos desde hace 52 años
La historia de las fiestas de Gor van de la mano de Santiago Jiménez, el vecino que todos en el pueblo conocen por inmortalizar el ... jolgorio que invade sus calles el segundo fin de semana de agosto. Graba todo lo que sucede durante la celebración de San Cayetano desde hace 52 años. Por eso, cuando echa la vista atrás no puede evitar emocionarse al pensar todo lo que ha vivido en el municipio y todos los recuerdos que guarda en su memoria y en los vídeos que ha hecho. «No ha pasado nada significativo en Gor sin que yo lo grabe», señala.
Su objetivo se ha hecho con cada uno de los momentos de sus fiestas. Ha captado las verbenas, los grupos de amigos en la plaza, los primeros bailes de novios o la felicidad de las familias con orígenes en la localidad que vivían fuera y que regresan aún cada verano para no perder la tradición.
Cuando Santiago piensa en la primera vez que cogió una cámara, cuenta que fue el nacimiento de su hijo lo que lo impulsó a ello. Quería grabar y dejar constancia de sus primeros momentos de vida. Fue eso lo que le hizo engancharse a este mundillo que, admite, le ha atrapado para siempre. Esto unido a su otra gran pasión, la vida en Gor, es lo que ha provocado que el vecino no deje pasar ni una oportunidad de todo aquello que sucede en la localidad.
Aunque lleva toda la vida trabajando de electricista, el hombre ha dedicado todo su tiempo libre a su cámara. No hay nada que haya pasado en el pueblo sin que su objetivo lo haya visto. Especialmente las fiestas, pero también las procesiones de Semana Santa o cada una de las actividades que las asociaciones de vecinos y culturales organizan. Y en este sinfín de eventos, no podían faltar los históricos encierros del pueblo. El espectáculo sigue vivo después de más de cuatro siglos de tradición y atrae cada año a miles de visitantes que no se quieren perder las corridas. A ellos se suman los vecinos de la localidad. Mayores y jóvenes madrugan –o trasnochan– para confirmar así su vigencia en el pueblo.
Miles de historias
Miles de cintas descansan en sus estanterías. Los últimos vídeos se almacenan en discos duros, pero la mayoría están a la vieja usanza. Es lo que tiene haber vivido el paso de una modalidad a otra. No obstante, afirma que se adaptó a la perfección al cambio, aunque recuerda y guarda con nostalgia cada uno de los formatos. Por ello, también colecciona cada una de las cámaras que han pasado por sus manos y que, tal y como él mismo explica, «han escrito una parte esencial de su vida». Esas miles de cintas guardan miles de historias que tienen como protagonistas a sus vecinos y a todo aquel que alguna vez pasó por Gor en sus vacaciones o celebraciones. Algunos de ellos ya no están y otros muchos recurren a él para tener algún recuerdo en vida de sus familiares. Santiago no duda y abre las puertas de su casa a todo aquel que quiere ver a sus padres, hermanos o hijos en sus vídeos. Eso sí, la condición es que vaya al pueblo. La localidad se llena cada verano y llega a multiplicar por siete su población. Este crecimiento da material de sobra a Santiago, que no pierde oportunidad de dejar una prueba de la existencia de vida entre sus calles.
A los recuerdos de todo aquel que ha pasado por el municipio, las manos del vecino se unen a aportar una visión de la transformación que ha experimentado Gor con el paso de las décadas. Calles asfaltadas, desaparición de cabinas o incluso la llegada del primer vehículo explican a través de su objetivo cada uno de los cambios, en los que los caños y los lavaderos marcan la esencia del lugar. No se entiende la vida en el pueblo sin el bullicio habitual alrededor de estos lugares, punto de encuentro aún para muchos.
Emblema
Santiago observa desde lejos todo lo que comentan los vecinos. Da tres pasos para atrás y comienza a grabar, casi sin ser partícipe de lo que pasa al otro lado de su mirada. «Ellos son los verdaderos protagonistas», expone.
Sus paisanos están más que acostumbrados a su presencia y no se extrañan ya cuando lo ven a un lado de cualquier evento con la cámara en la mano. «Es la esencia del pueblo», declaran. A sus 80 años, Santiago es todo un emblema en Gor. Ni aquellos que vienen de fuera se sorprenden porque siempre hay alguien que se encarga de explicarle el cometido del vecino. Para ellos no solo es un orgullo, también les llena de alegría ver que alguien mentiene ese apego por el pueblo.
Santiago, sin desviarse de su función, relata que esta pasión hace lo mantiene cerca de sus raíces. «Hay que recordar siempre de dónde venimos», destaca. Mientras se preparan para una reunión más, los vecinos hablan de cómo lo han pasado durante la festividad de San Cayetano. Ni siquiera se inmutan cuando Santiago empieza a grabar una vez más. Él busca el momento más curioso o el lugar desde el cual la grabación tendrá mejor ángulo. Y eso mismo seguirá haciendo hasta la vida se lo permita.
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