Más de 60 granadinos tienen que reoperarse tras reducirse el estómago en clínicas de Turquía
Los expertos alertan de que el boom de las cirugías bariátricas de bajo coste conlleva serios riesgos, con al menos cuatro españoles fallecidos
Más de 60 granadinos han tenido que volver a pasar por quirófano por complicaciones en operaciones llevadas a cabo en Turquía, donde las cirugías de ... bajo coste contra la obesidad captan cada vez más pacientes. A las tradicionales intervenciones para implantarse pelo y las estéticas se suman las bariátricas, que en los últimos cuatro años han ganado cada vez más fama. Al menos cuatro españoles han fallecido por negligencias médicas en estas cirugías de estómago, según ha informado el Ministerio de Asuntos Exteriores. El caso más sonado fue el de una joven sevillana de 17 años a la que el año pasado le cortaron el bazo durante una intervención de este tipo, se desangró y murió.
El proceso es el siguiente. Los interesados contactan a través de la web con las clínicas turcas, que ofrecen una estética cuidada y contestan rápidamente. Esta labor está potenciada por los llamados captadores, personas que buscan clientes y les ofrecen el servicio. En la provincia de Granada hay varios. Según ha podido saber IDEAL, pueden reclutar de media a 15 pacientes mensualmente, por lo que cada uno de ellos lleva a más de 180 granadinos al año. «Ofrecemos paquetes de viaje de cirugía bariátrica en Turquía con todo incluido y totalmente asequibles», indica una de las clínicas. Incluye, entre otros, tratamiento en hospitales «de alto standing», estancia en hoteles de cuatro y cinco estrellas, cirujanos «certificados», transporte privado en vehículos VIP o «visitas de la enfermera» en el hotel. En ciertos casos, también una visita turística por la zona.
Lo que más llama la atención es el precio, rondan los 3.000 euros con todo incluido. En España es imposible encontrarlas por menos de 11.000 euros. Los expertos aseguran que los precios de Turquía responden a un material muy barato o, incluso, reutilizado. En los hospitales granadinos, el material usado en un by-pass se renueva con cada paciente y su precio es de 5.000 euros. «He visto a personas que tras operarse habían pillado Hepatitis C. Si no les transfundieron sangre, es porque han usado el mismo material con más de una persona», cuenta el cirujano Carlos Ballesta, director del Centro Laparoscópico con su mismo nombre y trabajador del Hospital HLA Inmaculada.
Tres tipos de operaciones
El doctor explica cuáles son los tres tipos de operaciones bariátricas. La manga gástrica u operación restrictiva achica el estómago para que el paciente tenga menos apetito. La cirugía malabsortiva, por otro lado, elimita todo el intestino y deja solo el último metro aproximadamente, lo que provoca una rápida pérdida de peso, pero entraña más riesgos. «El corazón, que ha estado trabajando contra la obesidad, de repente se colapsa y puede haber un infarto. Además, produce muchas diarreas, por lo que pierdes peso, pero también vitaminas, calcio o hierro», detalla.
«Están mal hechas y muy mal estudiadas, cuando esta es una cirugía a medida que se hace después de un estudio profundo»
Carlos Ballesta-Cirujano
La última alternativa, la más común y que mejor resultados da, es el by-pass gástrico, una opción mixta. «Tiene una parte de restricción del estómago y otra de malabsorción», cuenta el cirujano. El error que se suele cometer en Turquía es que «se monta mal». «Para no realizar dos empalmes hacen solo uno, o dejan el asa rotada o muy larga, lo que provoca dolores. La bilis va directamente al estómago y produce una inflamación crónica que conlleva mayor riesgo de cáncer», añade el cirujano.
Los síntomas de que algo no va bien suelen aparecer en el quinto o sexto día, y van desde las diarreas y los vómitos al dolor después de comer, pasando por la hinchazón de piel, la insuficiencia cardiaca o la desnutrición. Las complicaciones, insisten los expertos, pueden ocurrir también en España, pero la clave está en contar con un equipo multidisciplinar que sepa actuar rápido. «Si no sabes arreglarlo el enfermo se desangra y muere en el momento o unas horas después», advierte Ballesta, que en los últimos cuatro años ha vuelto a operar en España a unos cincuenta pacientes que venían de Turquía.
A su juicio, el principal problema es que «operan a granel», es decir, llevan a un grupo de pacientes y a todos le realizan una manga gástrica, por ejemplo. «Nos encontramos que están mal hechas y muy mal estudiadas, cuando esta es una cirugía a medida que se hace después de un estudio profundo del enfermo. No es lo mismo ser diabético o no, ser hipertenso, tener el hígado graso…», explica Carlos Ballesta, que recuerda algunos de los casos que ha atendido. Aquel hombre con insuficiencia renal al que le dijeron que le habían hecho un tipo de operación, pero el TAC confirmó que le realizaron otra. Aquella mujer a la que no le funcionaba el hígado y necesitó más de 50 unidades de sangre para salvar la vida en la UCI. «No había visto algo así nunca», añade.
En cuanto a los hospitales públicos de Granada, el Hospital Virgen de las Nieves ha tratado a cinco pacientes con complicaciones tras pasar por ese país. El Hospital Clínico San Cecilio, por su parte, no ha recibido a personas con este perfil.
Un seguimiento inadecuado
En el Hospital Vithas Granada han atendido en los últimos dos años aproximadamente a diez pacientes con complicaciones tras venir de Turquía. Lo que más echan en falta es un seguimiento correcto: les dan de alta «con una foto del estómago que le han quitado», un bote de vitaminas con instrucciones en turco, y vuelta a casa. La doctora Ana García Navarro, una de los tres cirujanos del hospital dedicada a esta labor, pone el foco en los peligros de subir al avión recién operado.
«El protocolo dice que el paciente debe perder previamente un 10% de su peso, pero allí se lo saltan todo y tiene unas secuelas»
Karim Muffak-Cirujano
«El refuerzo de las líneas de grapas para evitar el sangrado, en las imágenes que he visto de estómagos, no está», señala la cirujana, que lamenta la «trivialización» de estas operaciones, que son complejas. El año pasado en Vithas llevaron a cabo unas 150. «Los precios son más elevados aquí porque hacemos una evaluación psicológica, el paciente pierde peso antes de la cirugía gracias a unas pautas, el nutricionista los trata durante más de dos años… En Turquía les hacen si eso un par de pruebas el día que llegan y se van a quirófano», detalla Ana García.
Por su parte, el cirujano Karim Muffak cuenta con una clínica privada, KClinik Granada, y opera en el Hospital HLA Inmaculada, donde es responsable de la Unidad de Cirugía. Él también ha tratado varios casos de pacientes desesperados tras una mala operación. A su juicio, no hay malos profesionales, pero sí un mal protocolo. En Turquía las pruebas se limitan a poco más de una analítica de sangre, mientras que en su clínica tardan un mes en la preparación, con la asistencia de un psicólogo, un nutricionista, un cardiólogo, etcétera. «El protocolo dice que el paciente debe perder previamente un 10% de su peso, pero allí se lo saltan todo y tiene unas secuelas. No puede haber resultados exitosos sin una preparación previa», asevera.
Karim Muffak recuerda el caso de un chico que le pidió presupuesto, pero finalmente decidió operarse en Turquía. Tres semanas después de la intervención, comía lo mismo o más que antes. Volvió en busca de Karim y, cuando le realizó un estudio postoperatorio, descubrió que no le habían tocado el estómago. «Le durmieron, le hicieron varias incisiones y algo pasaría, porque le cerraron sin hacer nada», explica el cirujano. Dentro de lo malo, afirma, es lo mejor que le pudo pasar.
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