Granada, víctima del expolio

Pero en 1870 ocurrió una cosa muy importante. La Alhambra es declarada Monumento Nacional y el Estado empieza a expropiar y negociar su integridad. Así que el señor Gwinner, ejerciendo su derecho de compensación, desmontó el techo y, ni corto ni perezoso, lo mandó a su casa de Alemania. La República Federal lo adquirió en 1978 a los herederos de Gwinner y, tras la caída de Muro de Berlín y la reunificación germana, acabó en el Pérgamo.

La pregunta es: ¿sería posible un despojo de este calibre en el siglo XXI? Pues seguro que no. Y más en España, uno de los países del mundo, junto a Italia, con una de las normativas más restrictivas y proteccionistas en el movimiento de obras de arte. Pero sí puede ocurrir con otro tipo de piezas de menor volumen que, de la noche a la mañana, se esfuman y aparecen en cualquier lugar del mundo. Es el caso de la talla de Santa Margarita de Cortona que 'residía' en un convento del Realejo y que, tras cerrarse, estuvo a la venta en una feria en Nueva York, un hecho que está siendo investigado por la Policía Nacional, que ha reabierto el debate sobre la pérdida de patrimonio en Granada y que ha motivado la reacción de colectivos, particulares y partidos políticos que ya han expresado que ese asunto debería de marcar un antes y un después. La investigación determinará cuál ha sido el 'recorrido' de esta estatua de José de Mora desde el Realejo a Nueva York y, rastreando su trazabilidad, determinará si se ha hecho algo que soslayaba la ley.

Lo que resulta imposible de cuantificar es lo que expertos como el fiscal Jesús García Calderón denominan el «expolio oculto», especialmente de tesoros arqueológicos en las zonas marítimas del litoral de Granada que, por sus características y por diferentes contiendas navales, debe albergar unos cuantos pecios de enorme valor. Pero más allá de esta actividad ilícita, contra la que habría que redoblar esfuerzos, según García Calderón, la 'salida' de elementos patrimoniales desde Granada ha sido una constante a lo largo de la historia.

Además de la techumbre de la Alhambra en el Pérgamo, se pueden citar otros muchos ejemplos. Asociaciones como Granada Histórica, que emprenderá acciones legales por lo ocurrido con la imagen de Santa Margarita de Cortona, tiene documentados otros casos. Como la espada que le regaló Alejandro VI al Gran Capitán, en el siglo XV, que se guardaba en el Monasterio de San Jerónimo y que, al parecer, ahora estaría en un palacio de Génova. Otras fuentes consultadas refieren el jarrón de la Alhambra que estuvo en una iglesia de Salar y que ha terminado en San Petersburgo (Rusia) o, por citar alguna curiosidad, los restos del meteorito que cayó en Campotéjar en 1858 y parte de los cuales han acabado en los Estados Unidos.

A lo largo de la historia ha habido etapas especialmente críticas en las que el quebranto para Granada fue mayúsculo. José Manuel Rodríguez Domingo, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Granada, apunta la invasión de España por parte de las tropas napoleónicas y la Guerra de la Independencia entre 1808 y 1814. Los franceses arrasaron –no sólo aquí, sino en toda España– y se llevaron todo lo que consideraban de valor. Se estima que robaron más de quinientas pinturas de la Escuela Granadina que estaban en iglesias y conventos.

Otra época difícil se circunscribe a las desamortizaciones de la primera mitad del siglo XIX y la expropiación forzosa de bienes de la Iglesia y las órdenes religiosas. Hay un tercer 'momento' que conviene reseñar. Fue durante el periodo de la Guerra Civil, entre 1936 y 1939, y también los años de la postguerra.

En cualquier caso, no debe de perderse la perspectiva de que el arte es cultura, pero también un mercado. Un mercado legal que implica, por ejemplo, que esculturas obradas por artistas como Pedro de Mena (Granada 1628-Málaga 1688) sean compradas y sean expuestas en templos museísticos como el Metropolitano de Nueva York. Se trata de una pareja de bustos hiperrealistas de un Ecce Homo y una Mater Dolorosa, adquiridos por esta institución en la feria Tefaf de Maastricht, la más importante del mundo. En estos últimos años se aprecia una creciente fascinación por Pedro de Mena, figura clave del barroco español, que los especialistas atribuyen al éxito de la exposición 'Lo sagrado hecho real' organizada por la National Gallery de Londres.