Marta Alarcón Riquelme
Investigación en salud
«Granada puede tener un gran futuro en investigación, pero falta financiación»Nacida en Minnesota, se licenció en Medicina en México y se especializó en Inmunología en Suecia, siempre con un especial interés por el lupus
Estados Unidos, México, Suecia y España han marcado la historia personal y profesional de Marta Alarcón Riquelme. Nacida en Minnesota (Rochester, 1962), se crió en ... México D.F., donde se licenció en Medicina en 1985. Al cumplir los 25, se mudó al país nórdico y completó su doctorado en Inmunología en 1994. Allí impulsó su carrera investigadora. Los profesores, contactos y motivaciones que encontró fueron clave para, en 2011, trasladarse al Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENyO) de Granada, del que hoy es directora científica.
–Empezó como investigadora principal de genética de enfermedades complejas. ¿Cómo se siente al ocupar la dirección?
–A cierta edad, tienes claro qué quieres hacer y yo he tenido confianza en mí misma para llegar hasta aquí. No me da vértigo. Me gusta estar presente en todo lo que ocurre en el centro y estoy sintiendo un apoyo muy grande por parte del Consejo Rector, la Universidad de Granada y Pfizer. He sido bastante afortunada, he conseguido buena financiación y tengo un grupo de gente muy preparada. Es su momento de hacer carrera. Confío en ellos y quiero que cada vez se sientan más parte de este proyecto.
«Mi abuelo era neumólogo cirujano; su hermano, pediatra, y mi padre, rehumatólogo»
Marta Alarcón
Directora científica de GENYO
–¿Por qué decidió dedicarse a la investigación?
–En mi familia, había muchos médicos. Me crié en un entorno científico. El hermano de mi abuelo, que fue senador en la revolución mexicana, era pediatra y mi abuelo, neumólogo cirujano de pulmón. Él llevó a cabo los primero tratamientos de la tuberculosis en México en los años cuarenta. Y mi padre era rehumatólogo especializado en pacientes con lupus. Todo eso me empujó a ser médico y especializarme en inmunología.
–A pesar de su relación con Estados Unidos, prefirió seguir formándose en Europa...
–Sentía más atracción por lo europeo que por lo americano. Encontré un catedrático que había entrenado a muchos investigadores en inmunología en el Instituto Roche, en Basilea; conseguí una beca y me mudé en 1987. De primeras, fue raro, no tenía una supervisión directa. Me encerré en el laboratorio y no paré de hacer experimentos. Cuando los acabé, fui a la biblioteca y empecé a leer como una loca sobre la genética del lupus. Me movía lo mismo que a mi padre.
–¿Qué tiene esa materia que tanto le llama la atención?
–Me gusta mucho la inmunología. Del conocimiento básico viene lo que hoy es inmunoterapia para tumores, por ejemplo. Aprendí mucho sobre ello en Suecia. Mi profesor era editor de una revista científica y lo que ganaba lo invertía en becas. Nos mandaba a congresos, concertaba cenas con otros grandes investigadores... Había dinero para formación y para investigación. Hoy, todo está más controlado. Nuestra vida es buscar financiación.
«Estudiar las moléculas ayuda a comprender cómo funcionan en salud y en enfermedad»
Marta Alarcón
Directora científica de GENYO
–Tras especializarse en inmunología, se adentró en la genética. ¿Cómo fue el cambio?
–Antes de presentar mi trabajo de doctorado en la Universidad de Estocolmo ya había solicitado una beca postdoctoral. Siempre me he adelantado a los acontecimientos; no he estado desempleada nunca, ni un día. Mi intención era moverme al norte de Suecia para trabajar con un investigador griego que me interesaba mucho. Hasta que vi un anuncio de clases postdoctorales de genética de enfermedades raras en la Universidad de Uppsala, a unos 60 kilómetros al norte de Estocolmo. Quería saber más sobre el lupus y, allí, lo primero fue aprender genética. Empecé a buscar colaboraciones. Los pacientes estaban divididos en especialidades y conseguimos unificar la investigación.
–Estando tan asentada en el país sueco, ¿cómo llegó a Granada?
–En 2010, me propusieron ser asesora de Genyo. Empecé a buscar financiación y en febrero de 2011 pude venir a trabajar aquí. En investigación, es importante tener conciencia del borrón y cuenta nueva. Los investigadores nos movemos mucho para aprender de otros investigadores y la genómica también cambia mucho. Nos da la posibilidad de estudiar a varios niveles moleculares; hoy lo integramos de forma informatica para comprender mejor el funcionamiento en salud y enfermedad. De hecho, muchos procesos a excepción de mutaciones muy específicas son de tipo inflamatorio. Cáncer, enfermedades crónicas, interacciones con el medioambiente...
–Es decir, nuestro entorno afecta a nuestra salud.
–Así es y es importante que nos concienciemos. En Granada, es algo que debería cambiar. Cada vez que veo un coche, una moto o un camión echar humo, me recuerda al México de los años setenta. Hay muchísima contaminación. El ambiente ya es seco de por sí y, además, no se cuida el medio. No puede ser. Aunque sean momentos complicados, también pueden ser buenos para el cambio, pero hay que atreverse. Si no tienes miedo al menos consigues cierto respeto. Si la gente ve mejorías, eso es lo que aprecia.
–Siendo este el diagnóstico, ¿tiene Granada futuro en salud?
–La UGR ya lo entendió con Pilar Aranda y ahora, con Pedro Mercado, también lo está entendiendo. Tenemos una de las mejores universidades de España, con el mismo número de estudiantes que la de Uppsala, una de las más viejas de Suecia. Tiene potencial, mucha gente joven con nuevas ideas. Solo falta que pueda haber más dinamismo y más movimiento en investigación. La docencia no se tiene por qué ver perjudicada, sino todo lo contrario, puede ganar mucho.
–¿Cuál es la clave?
–Solo hay una manera de que todo eso sea posible: invertir dinero. Granada puede tener un gran futuro en investigación, también en el ámbito de la genómica, pero falta financiación. No toda saldrá bien, pero la que dé frutos podrá marcar un antes y un después en la historia de la salud.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión