La Granada que dibuja el Pacto de los Mártires

La rúbrica se formalizó en el Carmen de los Mártires, que por ahora da nombre al pacto. Algunos de los participantes pretendieron bautizarlo de otra manera. Sonaron el del Carmen, para evitar las resonancias sacrificiales del lugar, o el de la Generosidad. El alcalde, que ejerció de anfitrión, prefirió calificarlo como «histórico», una palabra complicada en un territorio que ya vio consensos con ese epíteto quedarse en el camino. Otros firmantes escogieron fórmulas alternativas, menos grandilocuentes. El presidente de la Diputación habló de «hecho positivo». El delegado de la Junta de Andalucía lo dejó simplemente en «positivo».

Sea cual sea su nombre, las once páginas del pacto recogen actuaciones consideradas prioritarias y que, en opinión de las administraciones, requieren de una voz única. Algunas son viejas conocidas: la ampliación del metro, la integración del ferrocarril en la ciudad, la construcción de un centro logístico de mercancías, la llegada del Corredor Mediterráneo... Estos proyectos, que en los últimos años han concitado otras alianzas, aguardan a que este consenso sea el definitivo.

Para lograrlo, las administraciones deben sortear las tiranteces que, hasta ahora, han limitado la acción. Algunas son tan recientes que casi han coincidido con la firma del documento. Es el caso del Corredor Mediterráneo. Hace una semana, la presentación del avance del estudio funcional de la infraestructura por parte de Adif tensó las costuras entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, que observa con desconfianza las gestiones del regidor y cuestiona sus resultados. También es el caso del metropolitano, donde ambos gobiernos tienen opiniones distintas acerca de la ampliación. El pacto, por ahora, trata de resolver la diferencia de forma salomónica. Plantea extender las líneas dentro de la capital nazarí y hacia el Área Metropolitana. Está por ver cómo concreta.

Más allá de estas viejas aspiraciones, el pacto incluye iniciativas novedosas o poco conocidas. Una de ellos es AIR-Andalusia. Bajo este nombre se esconde un centro de innovación digital especializado en inteligencia artificial y robótica aplicadas. Se trata de un proyecto auspiciado por la UGR y la Consejería de Universidades, que llevan meses trabajando en él. En diciembre, en un acto que concitó a buena parte de los firmantes del pacto, se avanzaron algunas de sus claves.

El órgano, como recuerdan desde la institución académica, «nace como una herramienta de apoyo a las pymes y a las administraciones públicas para mejorar su eficiencia y competitividad proporcionándoles el acceso a diferentes servicios de digitalización». Uno de sus compromisos es servir de puente a las empresas para que estas accedan a alta tecnología. Para ello, se plantea que las compañías interesadas puedan ensayar con estas herramientas antes de invertir en ellas.

Esta iniciativa va aparejada a otra que incluye el documento firmando en el Carmen de los Mártires. Es aiMPULSA, que se presentó hace apenas dos meses. Este proyecto se configura como una herramienta para «generar y captar talento» relacionado con la inteligencia artificial. El objetivo es servir de nexo entre el tejido empresarial, las instituciones y los especialistas «para influir en el crecimiento social y económico del entorno».

El desarrollo de AIR-Andalusia y de aiMPULSA depende, en buena medida, del futuro del PTS, pero también de la Azucarera. El acuerdo recoge la voluntad de los firmantes de ampliar el polo tecnológico, algo que lleva años sobre la mesa. La fórmula, sin embargo, es algo que no explicita el documento y que sigue en el aire.

Más claro es el porvenir de la Azucarera. A finales del año pasado, la UGR cortó el nudo gordiano con la compra del inmueble. La rectora, Pilar Aranda, ya dio pistas entonces de que la voluntad de la institución era hacer del edificio «un espacio de generación de conocimiento e innovación en sostenibilidad y transición ecológica así como el centro cultural y social de referencia que Granada se merece». La alianza de los Mártires refrenda este deseo.

Otra medida importante es la creación de la agencia Granada Global. Se trata de una idea en la que la Cámara de Comercio lleva trabajando desde 2017, pero que aún no ha visto la luz. Los empresarios piensan que el futuro de la ciudad está en la internacionalización. Esta entidad está pensada para profesionalizar esta tendencia que ya se vislumbra en el turismo, pero se quiere implantar en otros sectores.

El objetivo, como apuntan las fuentes consultadas, no es solo mejorar la exportación sino también el posicionamiento de la provincia en el exterior y aunar esfuerzos para difundir productos y servicios, atraer inversión, detectar oportunidades y servir de agencia de recepción para proyectos externos que se interesen por Granada. Son sus líneas esenciales, aunque faltan detalles por pulir. La previsión, según señalan, es que el ente pueda ser presentado pronto de manera oficial.

El acuerdo conlleva otra novedad que tiene que ver con el propio espíritu del pacto. Lo destacó la rectora de la UGR en la firma. Su desarrollo será evaluado y una comisión realizará esta función. Estará compuesta por los mismos técnicos que han redactado el documento en las últimas semanas.

La primera cita, según confirman fuentes municipales, será en junio. La posibilidad de que la celebración pueda verse afectada por un probable adelanto electoral en Andalucía sumerge en la incertidumbre la convocatoria. Será, sin duda, la primera prueba de fuego real de la alianza.