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Juan José Montijano posa con su libro a la entrada de un desierto recinto ferial. IVÁN LUQUE
«Granada debe cuidar el Corpus para que no pierda su esencia»
Entrevista con Juan José Montijano, escritor y profesor

«Granada debe cuidar el Corpus para que no pierda su esencia»

El erudito granadino ha publicado en Almuzara 'El Corpus de Granada', una obra que muestra las particularidades de la fiesta y ofrece datos casi desconocidos

José Antonio Muñoz

Granada

Martes, 4 de mayo 2021, 00:43

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La cita con Juan José Montijano (Granada, 1977), doctor en Filología Hispánica, profesor, investigador, regidor de teatro, miembro de la Academia de Artes Escénicas de España y sobre todo, un erudito en múltiples campos, tiene lugar en un desierto ferial de Almanjáyar. Las hierbas crecen por doquier en un recinto que fue inaugurado en la muy lorquiana fecha del 5 de junio, hace cerca de cuatro décadas, y que por mor de la pandemia, languidece un año más. Buen lugar para hablar de 'El corpus de Granada' (Almuzara), su nuevo libro, donde una vez más enseña sin apabullar, ofrece miles de datos mientras los explica, y en definitiva, consigue plenamente su objetivo de mostrar a los granadinos cómo es su fiesta más grande.

¿Cuáles son los elementos claves para entender la evolución del Corpus en estos cinco siglos?

–Es clave distinguir las dos fiestas que conviven en él: la vertiente pagana y la religiosa. En la religiosa, la procesión, con todos los elementos tradicionales que rodean a la Custodia, que es un ostensorio de Isabel la Católica que esta llevaba a sus batallas. En la pagana, los desfiles tradicionales que desembocan en la Pública de las Fiestas, la Tarasca, y su origen como feria de ganado. Es una relación no exenta de problemas, porque incluso Carlos III llegó a prohibir que se mezclaran los actos religiosos con los paganos.

¿Qué consecuencias tuvo tal prohibición?

–Un retraimiento de los visitantes y del negocio, y una crisis en una fiesta que hasta entonces había ofrecido grandes réditos a la economía local. El Corpus languideció largo tiempo por aquella medida.

¿Quiénes sacaron a la fiesta de aquel marasmo?

–La intelectualidad de finales del XIX, y singularmente los periodistas, salieron al rescate de la fiesta. Profesionales como Seco de Lucena, Agustín Caro Riaño y Abelardo Martínez Contreras se conjuraron con los comerciantes granadinos para devolver el antiguo esplendor a la fiesta, y encargaron el nuevo maniquí de la Tarasca. Francisco Morales González fue el artesano que creó ese maniquí, que medía dos metros y que era un autómata que movía el brazo, y él fue también el artífice del dragón original sobre el que comenzó a procesionar.

¿Cuál es el origen de la vestimenta de la Tarasca?

–Es una costumbre copiada de Madrid. Los comerciantes la usaron para promocionar la moda en los desfiles públicos.

Ubicaciones

El recinto de festejos ha tenido varias ubicaciones.

–Así es. Las fiestas comenzaron a celebrarse en la plaza de Bib Rambla, donde incluso se alancearon toros. Cuando el recinto de la feria de ganado se trasladó al paseo del Salón y se comenzaron a generar beneficios, se instalaron los primeros tenderetes para aprovecharlos, y que son los antecedentes de las casetas actuales. Estos tenderetes se denominaban 'chalés', y eran lugares para que los burgueses vieran y fueran vistos, construcciones efímeras pero realizadas con ladrillo, preparadas para que en su interior se desarrollaran las actividades necesarias para entretener las largas jornadas que sus ocupantes pasaban en ellas. En el solar que hoy ocupa la Biblioteca del Salón hubo una de estas edificaciones efímeras, por ejemplo. Y luego, con el paso del tiempo, la feria se trasladó al recinto actual de Almanjáyar, cuando el centro se quedó pequeño.

La música que hoy se oye en las casetas tiene mucho de importación.

–Sin duda. Hasta hace no mucho, en las casetas no se bailaban sevillanas, sino rumbas. Pero Sevilla y Córdoba han marcado tendencia en ese y otros aspectos, como el techo de las casetas.

También costó mantener otros elementos ornamentales.

–Así ocurrió, por ejemplo, con los toldos de arpillera que daban sombra en las calles principales y llegaron a perderse. En este punto, hay que reconocer el esfuerzo de César Girón y de Granada Histórica y Cultural, quienes, con el patrocinio de Cervezas Alhambra, consiguieron devolverlos a su lugar en 1995, donde aún permanecen.

Incluso la Custodia anduvo por las calles con ruedas.

–Hay que tener en cuenta que durante un tiempo, incluso quienes sacaban los pasos de Semana Santa eran porteadores a los que se pagaba. Fue José Carvajal Gálvez quien recuperó a los costaleros de la Custodia, y a partir de ahí se vivió una gran recuperación del universo costalero, también en Semana Santa.

¿Quiénes han sido los grandes renovadores de la fiesta en los últimos tiempos?

–Uno de ellos fue, sin duda, José Miguel Castillo Higueras, quien actualizó protocolos, compró los gigantes musulmanes que acompañan a los cristianos, facilitó que hubiera bandas de música y majorettes... La crisis de los 90 mermó considerablemente el número de casetas, pero aún se hicieron grandes inversiones en artistas. Teatros portátiles, circos, y espectáculos diversos integraron el universo del Corpus tal y como hoy lo conocemos.

¿Qué debe hacer Granada para no perder su fiesta?

–Necesitamos sensibilidad de los responsables municipales, dinero, y ganas de conservar nuestra propia idiosincrasia. No debemos mirarnos en el espejo de nadie, porque nuestras fiestas albergan tradiciones ancestrales que les otorgan un gran valor. Debemos cuidar esa esencia para que no se pierda, y no contaminarla con modas efímeras.

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