Granada cría sementales caprinos de élite y vende su genética a diez países
La resistencia al calor y la calidad de su leche hace que estas cabras de raza mejorada genéticamente sean muy demandadas en países árabes o EE UU
La élite mundial de los sementales caprinos vive en Fuente Vaqueros. En el Cortijo Peinado, sede del Centro de Selección y Mejora del Caprino Andaluz, ... se crían los machos más evolucionados de la raza granadino murciana y su genética se distribuye por toda España y diez países más.
El centro de genética caprina de Granada, el más importante del país y una referencia mundial, está gestionado de forma conjunta por la Asociación Nacional de Criadores de Caprino de Raza Murciano-Granadina (Caprigran) y la Diputación provincial y se financia al 50% con los recursos propios que genera y las ayudas públicas que recibe de la Junta, el Gobierno central y la propia Diputación.
«Nuestra misión es la de conseguir rentabilizar la gestión tanto técnica como económica de las explotaciones caprinas y ser los guardianes de las cien mil cabras murciano granadinas que hay en España, casi 18.000 de ellas en Granada», resume Javier Fernández Álvarez, gerente de Caprigran.
Pioneros en 1995
En 1995, este centro científico que entonces estaba ubicado en Albolote, llevó a cabo el primer programa de inseminación artificial de caprino de toda España. Desde entonces, combinan la ciencia y la tecnología más avanzada con el conocimiento ganadero de generaciones para mejorar la raza y conseguir que, año tras año, los hijos de estos machos élite que viven en el Cortijo Peinado y de las mejores cabras de las explotaciones ganaderas del país –inseminadas artificialmente– superen a sus padres y madres.
Cabras todoterreno
La labor de mejora genética de la raza ha logrado que las granadinas sean cabras todoterreno, que lo mismo aguantan cincuenta grados en el desierto de Tabernas y que menos diez grados en Sierra Nevada, una cualidad cada vez más apreciada en países con condiciones térmicas extremas, agudizadas por los efectos del cambio climático.
Pero además de su capacidad de adaptación al clima, estas cabras son muy valoradas por su especialización en producción de leche con las tasas de grasa y proteína más elevada de las razas caprinas. «En Estados Unidos cruzan sus cabras con las nuestras para mejorar el rendimiento quesero. Con cinco o seis litros de leche de cabras murciano granadinas haces un kilo de queso, mientras que ellos necesitan ocho», explica Fernández.
Las 'supercabras' de raza granadina son solicitadas en países que necesitan hacer más rentables las explotaciones. «La mejora genética de la raza es la vía con la que se consigue generar riqueza, incrementando la productividad y la rentabilidad lechera para los ganaderos de manera que las explotaciones puedan ser sostenibles y un negocio con futuro porque las que están en peligro de extinción no son las razas sino los ganaderos», esgrime el gerente de Caprigran.
Los 52 sementales
En la actualidad, en el centro de Caprigran en Granada tienen a los 52 machos mejores de España, los que han alcanzado las más altas cotas de pureza de la raza caprina murciano granadina. Gracias a estos animales cuentan con un banco con 12.000 dosis seminales. De ellas, cinco mil dosis anuales, en tubos de cinco mililitros, se comercializan cada año para la inseminación de cabras en el marco del programa de mejora genética que detecta a las mejores hembras de las explotaciones ganaderas de toda España, las insemina artificialmente con esperma de los machos élite y se queda con sus hijas para seguir mejorando la especie.
La otra mitad del material genético se exporta a Europa, Estados Unidos y países latinoamericanos como Brasil, Chile o México.
Adiós Rusia y hola Venezuela
El comercio exterior de las dosis seminales, que viajan congeladas en tanques de nitrógeno, está sometido a rigurosos controles sanitarios y genéticos, aunque es mucho más competitivo en costes, por la facilidad de transporte, que el de animales vivos.
No obstante, el Centro de Selección y Mejora del Caprino Andaluz también gestiona la exportación de las chivas de raza granadino murciana –hijas de supercabras y sementales– muy demandadas por países que quieren desarrollar el sector caprino para proveer de proteína de calidad a su mercado.
Los principales destinos a los que se venden estos animales vivos son los países de Oriente Medio y el pasado año se comenzó a vender a Venezuela. También Rusia era uno de los principales mercados para las cabras granadinas, pero las exportaciones se han visto cortadas en seco desde la invasión de Ucrania. Igualmente, el comercio exterior de caprino a Argelia se ha suspendido tras el portazo que este país ha dado al mercado de animales vivos procedentes de España en el marco de la crisis por la nueva posición del Gobierno de España en relación con el Sáhara.
A 600 euros la cabra
Las que sí saldrán este año son dos mil chivas para Arabia Saudí que ayudarán a paliar la difícil situación económica de las explotaciones por la subida de costes. Las cabras alcanzan un precio medio en destino de unos 600 euros y viajan en aviones fletados, normalmente, desde el aeropuerto de Zaragoza.
«El negocio de la exportación genética, ya sea con semen o animales vivos supera superará este año el millón de euros, lo que supone un valor añadido fundamental para rentabilizar las granjas», esgrime el gerente de Caprigran.
A pesar de gestionar este negocio, la Asociación Nacional de Criadores de Caprino de Raza Murciano-Granadina no es una empresa al uso. Es una asociación formada por 150 ganaderos de toda España que ha alcanzado un modelo de excelencia en la gestión de explotaciones caprinas y lo venden a otros países, como si fueran una franquicia mundial.
Por tanto, además de exportar la cabra envían el 'manual de instrucciones', esto es un modelo de funcionamiento totalmente digitalizado que garantiza que la raza rinda y las explotaciones ganaderas se gestionan con máxima eficiencia y rentabilidad.
LAS CIFRAS
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12.000 El laboratorio Caprigen guarda 12.000 dosis seminales de los machos élite
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5.000 Cada año se comercializan cinco mil dosis seminales, la mitad se venden fuera de España
Caprigran cuenta con su propio sistema informático, la plataforma web app Rumia, desarrollada para ellos por la empresa tecnológica granadina Cívica Software, que pone millones datos a servicio de los ganaderos para que tomen las decisiones con base científica en tiempo real. El trabajo que antiguamente un cabrero hacía a ojo –decidir qué animal se sacrifica, a qué cabra se insemina o a cual se le dejan las hijas– se hace ahora con potentes herramientas digitales, que procesan millones de datos obtenidos mediante una evaluación continua. «La tecnología y la formación son la llave para que se incorporen jóvenes al sector», incide Fernández.
Todos los meses, se visitan las granjas de los 150 ganaderos asociados y se analizan parámetros como la producción de leche de cada cabra, la tasa de proteína, la morfología... en el marco del sistema de evaluación genética continua, dirigido por el catedrático de Genética de la Universidad de Córdoba Juan Vicente Delgado, que sirve finalmente para detectar a los mejores ejemplares.
«El valor de este centro, es que esa función, que hacen grandes multinacionales en el caso de sectores como el avícola o el porcino blanco parte de los propios ganaderos que trabajan en formato de colmena», analiza Fernández. Sería impensable, por ejemplo en el mundo del caballo, que el mejor semental done su genética a los demás criadores. «Sin embargo, nosotros nos damos todos a todos. Todos colaboramos aportando datos y todos nos beneficiamos. No es fácil que un sector se agrupe para trabajar por objetivos comunes, es un gran reto», concluye orgulloso.
De la cuarentena a las montas: la plácida vida de los 52 machos
Las cuarentenas y las PCR formaban parte del día a a día del centro Caprigen mucho antes de que la covid hiciera familiares estos conceptos. Y es que para llegar al corral donde viven los 52 mejores sementales caprinos de España, los machos seleccionados se someten a cuatro meses de cuarentenas y pruebas. A partir de ahí, el proceso para evaluar la calidad de un macho, que exige medir su estirpe y los rendimientos de sus hijas, dura cuatro años. A todos se les congelan 300 dosis de esperma, que solo se usan cuando se constata que son machos élite. Mientras, comen de lo bueno lo mejor, salen al campo y se les mima, también para que la experiencia en la sala de monta sea agradable.
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