Lotería de Navidad

Lotería de Navidad

El Gordo se marca una carambola a tres bandas en la ciudad de Granada

El número 21 de la Gran Vía de Granada es un fiestón. Han repartido un décimo del Gordo de Navidad y como no deja de pasar gente por la puerta a esta hora del mediodía, todos se paran, comentam se regocijan, saludan, se abrazan, comentan y, por supuesto, sacan una foto del cartelón que anuncia «Aquí se ha vendido el Gordo: 88088».

Así que Alberto sale de la administración de Lotería para entrar en el local pared con pared, que se llama Mini Market Yang un chino de los de toda la vida, vaya-, y se gasta los cuartos en comprar una botella de cava para escenificar el momento. Alberto, María y Mariola, sus dos compañeras que visten ya las camisetas de «Aquí se ha vendido el Gordo»-, sonríen y posan para las cámaras con el cartelón mientras Alberto abre la botella de cava, que todavía luce la etiquetilla naranja con el precio.

La alegría se contagia, porque todos los viandantes se paran para sacar su propia foto con sus teléfonos. Todos siguen comentando mientras la tita abuela Rosa, que también está en la administración, da besos y explicaciones a todo aquél que le pregunta. «He tenido que ayudarle a Mariola para que no se caiga de los nervios que le han entrado cuando hemos sabido que hemos dado el Gordo», contaba.

La propia Marioal reconocía que se ha emocionado. «Me han empezado a temblar las piernas y me he quedado sin aire. No podía ni respirar de la emoción», compartía. Alberto informaba que eran felices al haber repartido la suerte. «Llevabamos seis años en esta administración y tan solo el año pasado habíamos repartido un pellizco del cuarto premio. Así que este año vamos subiendo.

El Gordo ha recorrido en un circuito de la suerte la ciudad desde Gran Vía hasta Casillas del Prat, que a las dos de la tarde había echado ya la persiana. En Ancha de Capuchinos permanecieron abiertos un rato más que el horario acostumbrado porque los vecinos y clientes no paraban de entrar a saludar y a felicitar a la pareja de loteros, Marta y Álvaro, que habían repartido otro décimo del Gordo de Navidad.

«Si me hubiera llevado el otro día ese décimo terminado en 8….», se lamentaba con cariño una clienta en el interior de la administración. «Pero lo importante es que le ha tocado a alguien y estará feliz», se reconfortaba. Otra clienta se hacía unhueco para expresar una idea pareja: «Qué rabia no haber comprado el décio aquí… Otro año será», y siguió con sus quehaceres del día.

Marta y Álvaro lucían la mejor de sus sonrisas. Y Álvaro optaba por subir el listón y aprovechar la buena onda. «Estamos en racha, así que igual esta noche repartimos el Euromillón».