«La gente viene como siempre, como si no hubiese pasado nada»
Las pocas terrazas abiertas en el Centro viven un comienzo de fin de semana llenas, pero sin colas, sin reservas, ni grandes bullicios
Formular la pregunta de cómo les va se vuelve complicado cuando el camarero no se queda ni un segundo con la bandeja bajada delante de ... las piernas y la mirada en la lejanía. «Es que no paramos», explica Gregory, que trabaja en El Monje y que atiende con mascarilla las mesas de la terraza y los veladores pegados a la fachada del local. Las cervezas no cesan, parece que las rondas van más rápido con la mascarilla bajada. «Estoy contento por volver a trabajar y salir del Erte pero también siento mucha responsabilidad», expresaba ayer este camarero en la antesala de un fin de semana soleado con, aún, pocas terrazas en las que recalar.
Tomar algo en un bar sigue siendo un artículo de lujo porque hay escasas plazas en el Centro de la ciudad. Pocos negocios han decidido abrir durante esta primera semana de fase 1 y ayer no se veía movimiento de nuevas aperturas. Algunos bares y restaurantes sí se lanzarán a abrir el lunes en vista de que la fase 2 tardará algo más en llegar.
Con la calle Navas desértica, con el café Fútbol presidiendo tan solo la plaza Mariana, con Ganivet sin una mesa y con Bibrambla con todo cerrado, la plaza de La Pescadería se ha hecho la reina de esta fase 1. Allí se sucedían los saludos entre paisanos, había brindis y dos señoras llegaban a uno de los locales, Oliver, que ha dispuesto los veladores como bar y la terraza como restaurante con reserva. «Teníamos mesa», reseñaron estas clientas dándole total normalidad a este ensayo de vuelta a la vida. «Todo está como siempre, es como si no hubiese pasado nada», expresaba el camarero de este local y casi costaba escucharlo por el intenso ruido de ambiente. La Romanilla es la segunda plaza en el ranking de terrazas animadas. «El cervezón me lo acabo de tomar», exclamaba ayer contento un granadino con un gesto de victoria tras el sufrimiento del encierro.
Mucho, pero poco
Desde la Federación de Hostelería señalaron ayer que se están poniendo muchas cervezas, por eso, en locales como El Aguador, junto a la Catedral, un cartel indica que las mesas, a partir de las 20.30 son «para cenar». Están contadas y hay que aprovecharlas.
Las calles llenas de gente no se tradujeron ayer en colas en las terrazas, ni en reservas, ni en listas de espera. El bullicio callejero se disolvía al llegar a las tiendas o los bares. Lo de distanciar a la clientela hace que nunca dé sensación de lleno total. «Es que parece mucho, pero son pocos clientes porque tenemos pocas mesas», explicaba ayer un empleado del restaurante Giardinos.
Y en Plaza Nueva, lugar reservado para el turismo, casi que se cortaba ayer la vida de la ciudad. Los taxistas esperando carreras hacían compañía a las dos terrazas abiertas: una, con una sola mesa ocupada y otra, con todas llenas y los chorros de agua funcionando, como siempre. Ayer parecía un viernes normal pero con pocos bares, algo que sigue enrareciendo el ambiente.
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