«Le vi las ganas, a un chaval que con 13 años ha sobrevivido a una patera no le da miedo trabajar»
En el Hollywood Smash Burger no encontraban cocinero hasta que la Red Inserta les presentó al joven Bilal, un caso de éxito de inserción laboral
Mercedes Navarrete
Domingo, 22 de junio 2025, 00:50
En apenas seis meses desde su apertura, por la hamburguesería Hollywood Smash Burger, habían pasado hasta 12 cocineros que renunciaban uno tras otro al puesto – ... algunos en mitad del turno– porque no se adaptaban, o no aguantaban el calor que desprende la plancha.
El propietario de la hamburguesería, Gabriel Muñoz, desesperado, tocó a la puerta la red Inserta que pone en contacto a las empresas con desempleados de colectivos vulnerables a los que forman y acompañan. Así conoció a Bilal Elmoussaqui, un joven marroquí de 19 años, que venía del sistema de protección de menores de la Junta. Al principio, su timidez y sus problemas con el español –susurraba más que hablaba– le generaron dudas, pero todas se disiparon al verle enfrentarse por primera vez a la parrilla y a su temperatura infernal de 380 grados con la digilencia y valentía de quien torea a un mihura. Bilal exhibió una ganas de trabajar que convencieron a Gabriel para darle la oportunidad.
«En cuanto se acercó a la plancha vi que no le tenía miedo como todos los demás, le vi las ganas. Qué miedo va a tener un chaval que con 13 años ha sobrevivido al naufragio de una patera», reflexiona el empresario. «A mi no me queda otra que trabajar para salir adelante, no tengo otra opción», resume Bilal. Sonríe y empieza a contar su historia de superación, que comienza con trece años cuando huye de Marruecos «porque allí no tenía vida ni oportunidades» e intenta entrar de forma clandestina a España. «Me escapé de casa, si mi madre hubiera sospechado que iba a arriesgar la vida me hubiera encerrado con llave», afirma.
Bidal lo intentó en patera, en una lancha neumática que acabó hundida en algún punto entre las orillas de Tetuán y Ceuta. Los ocupantes más jóvenes salvaron la vida de dos mujeres que no sabían nadar, sujetándolas a la parte de la embarcación que se mantuvo a flote, mientras ellos aguantaron durante cuatro horas en el mar, hasta que llegaron los equipos de rescate. Una hazaña más propia de un deportista de élite que de un niño de 13 años sin entrenamiento. «No se como lo hice», dice el joven superviviente, al que no le gusta volver a recordar la experiencia traumática que vuelve a esconder detrás de su amplía sonrisa. No consiguió llegar al país a la primera pero lo volvió a intentar, esta vez por tierra, escondido en un camión de mercancías que llegó, esta vez sí, hasta el puerto de Málaga. Ahí quedó bajo la tutela de la Junta, y acabó en Granada sin hablar una palabra de español. Cuando estos chicos, los 'mena', cumplen la mayoría de edad pasan a una vivienda en la que tienen un tiempo extra de permanencia, normalmente un año, hasta que pueden buscarse la vida. «Saben bien que hay un límite y que esto no es la casa de los padres, de aquí no se pueden ir a los 30», comenta Lola Hurtado, técnica de la ONG Arca Empleo a la que Bilal llegó a través de uno de sus educadores.
Caso de éxito
En la organización se marcaron el reto de que se sacase el título de la ESO y mejorara su español, a la vez que le dieron clases de auxiliar de sala, un curso que le llevó a interesarse por la hostelería. «El de Bilal es un caso de éxito del programa porque siguió todo el itinerario, desde la formación a la agencia de colocación. Le falta la ESO pero confiamos en que lo pueda retomar», apuntan. No solo le dieron competencias sino que también hicieron con él un trabajo de guía y psicológico para ayudarle a valorarse. Y es que ante los nervios porque se le agotaba el tiempo de estancia en el piso del sistema público, el chico había comenzado a trabajar en un establecimiento hostelero que le explotaba sin contrato. Por suerte para él, a la Red Inserta entró la oferta de la hamburguesería y enseguida hubo conexión entre empleador y futuro empleado.
«Para mi fueron fundamentales las referencias de Arca Empleo, me dijeron que Bilal era buena persona y que su jefe no lo estaban valorando, pero sobre todo le vi las ganas de trabajar. Me siento afortunado porque he encontrado una persona honrada y buena en un mudo en el que mucha gente no tiene ganas de trabajar. Bilal es una perla y estas asociaciones hacen un trabajo increíble que muchos hosteleros no conocen, con las dificultades que hay para encontrar personal. Ellos te ayudan a encontrar la aguja en el pajar. Bilal ha enriquecido nuestro negocio y a nosotros como personas», relata ante la mirada orgullosa del chico. Él también siente que ha ganado. Salió del piso del sistema de protección y ha conquistado una vida independiente, con permiso de trabajo y residencia en España gracias a su contrato. «Es mucho más que un trabajo, en Nochebuena Bilal cenó con la familia de Gabriel, está contento y ha encontrado a su familia laboral en España», relatan emocionados.
Ahora, para la fiesta del cordero, Bilal va a viajar a su país a reencontrarse con su madre y hermanos. Desde que saió de Marruecos ha tenido que pasar por muchas experiencias duras, no hablar el idioma, las dificultades para enctrar vivienda al ser «un extranjero sin arraigo»... pero ninguna tan dura como la de estar sin ver a su familia durante cinco años. «Todavía no he podido ir, ahora quiero llevar a Marruecos este reportaje de IDEAL para que estén orgullosos».
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