La extraordinaria experiencia de ser romeros en Sierra Nevada

Armando Ocaña, un joven cofrade de 30 años, comparte con entusiasmo su experiencia en la romería de la Virgen de las Nieves, algo que lleva haciendo tres años consecutivos. Para él, es mucho más que una tradición; es un viaje lleno de significado que conecta su vida con la historia y la espiritualidad de Granada. Según nos cuenta, -aún sin dormir, la emoción se siente en el aire mientras cenan y se preparan para la larga caminata que les espera. A las cuatro de la mañana, cuando el silencio aún envuelve Pradollano, el canto de los romeros da inicio a la romería. Armando destaca la belleza de la imagen de la Virgen que llevan en procesión, adornada con claveles blancos, y la impresionante travesía atravesando las pistas de esquí bajo la luz de la luna.

En el camino, el grupo convive en cada parada, como en Borreguiles, donde se calientan con chocolate caliente y comparten risas y anécdotas. Este año, el número de romeros ha superado sus expectativas; la energía compartida entre desconocidos se vuelve palpable, creando un ambiente de hermandad. Cada paso hacia los tajos, que según la leyenda fueron testigos de la protección divina hacia un pastor, se convierte en un acto de fe y celebración. Al llegar a los tajos, la mística de la ceremonia alcanza su punto culminante. La colocación de la Virgen en un risco, esperando el primer rayo de sol, es un momento de reverencia colectiva. El coro que acompaña la misa eleva el espíritu de todos los presentes. Armando describe la experiencia como única: «No hay nada igual», dice, enfatizando la importancia de vivirla al menos una vez en la vida.

Aunque la subida puede parecer desalentadora para algunos, él asegura que la experiencia lo vale todo. «El momento en que llegamos a Lagunillas de la Virgen es indescriptible» nos comenta. Es ahí donde los romeros llevan a cabo el rito que los une a la tierra y a la tradición: el bautizo con Romero. La ceremonia se siente como un pacto con la montaña, una conexión profunda con el Veleta que se alza imponente. «Es una mezcla de esfuerzo, belleza natural y unión», concluye Armando, invitando a otros a unirse a esta tradición que, además de ser la romería más alta de España, representa la esencia de la cultura granadina. La romería no solo es un desafío físico, sino un profundo compromiso espiritual que une a la comunidad en un camino de fe y amistad.

La misa, celebrada al aire libre, envuelve a todos en un halo de paz y espiritualidad. Las palabras del sacerdote resuenan en el silencio matutino, y cada uno de los presentes siente en su pecho la profunda conexión con la Virgen, esa protectora que, según la leyenda, apareció para resguardar a los viajeros perdidos en una tormenta. Así, la Romería de la Virgen de las Nieves no solo es una celebración, sino también un recordatorio de que la comunidad y la tradición son fundamentales también para entender la magia especial de Sierra Nevada