El éxodo a los pueblos por el coronavirus resucita a los colegios
El coronavirus ha conseguido abrir en los pueblos pequeños casas que llevaban años cerradas y ha inyectado vida a los colegios rurales donde un alumno nuevo es una fiesta
Laura Ubago
Granada
Domingo, 4 de octubre 2020, 01:14
Olga Menéndez es secretaria del colegio El Azahar, que está en la localidad de Talará en el Valle de Lecrín. Tiene un hijo de 4 ... años y una hija de 5 que, hasta ahora, iban a un centro de Ogíjares que es donde viven. Ahora, Olga lleva a sus niños al cole donde trabaja, alejado del bullicio del Área Metropolitana granadina. Además de la calidad educativa, le convence la ratio y la seguridad que da que en las clases de sus hijos hay 12 y 10 alumnos. Con los tiempos que corren, esto es un lujo. «Pensé en que si los confinaban qué iba a hacer con ellos y decidí traerlos aquí donde en una mesa grande se sientan tres alumnos», explica esta docente del colegio del Valle que tiene ahora 180 alumnos, con un grupo por nivel, en el que hacen yoga o experimentos.
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El de Lecrín es uno de los colegios rurales que ha crecido en Granada en esta pandemia. Según cuentan los directores de algunos de estos centros, los nuevos alumnos provienen de familias que han decidido mudarse a pueblos pequeños y escolarizar a sus hijos en centros con ratios bajas. Esto sucede en pueblos cercanos a la capital y se da menos en los municipios alejados donde sigue mandando la despoblación.
En el colegio El Azaha va todo muy bien, por ahora. «Estamos muy satisfechos con cómo lo están haciendo los niños. Además aquí tenemos contacto directo con todas las familias y podemos hacer un seguimiento de cómo se encuentran y controlar más la situación sanitaria de los niños», apunta Olga Menéndez que dice que, como en otros centros, se han perdido proyectos bonitos que se hacían con todos los grupos por ser un cole pequeño, ya que los diferentes cursos no se relacionan ahora entre ellos.
Esto supone la resurrección de este tipo de escuelas que, en muchos casos, estaban a punto de desaparecer asfixiados por los éxodos de los pueblos pequeños y alejados de las urbes. Granada sigue siendo la provincia andaluza con más centros de este tipo. De los 107 CPR (colegios públicos rurales) que hay en toda Andalucía, 38 son granadinos y educan a 4.026 alumnos (datos de 2019) de Infantil, Primaria, Secundaria y especial en zonas rurales de Granada. Desde la delegación de Educación señalan que todavía no se puede conocer el número exacto de alumnos de estas escuelas para este curso porque aún no han cerrado el dato desde planificación y además están estudiando el aumento del profesorado.
«Nuestra seguridad no es mejor pero sí es mayor»
Sonia Pardo es la directora del colegio Los Montes en Pedro Martínez. Este curso tiene 5 nuevos alumnos de gente que ha reabierto casas en el pueblo y ha cambiado la ciudad por ese ambiente rústico. Las clases son de 14 niños como máximo y son en sus dos sedes 87 y 15 alumnos. También aquí se lo han currado para poder desdoblar grupos. «Nuestra seguridad no es mejor, pero sí es mayor. Las aulas son grandes y es fácil de manejar las distancias. Esperemos no crecer más y superar las ratios ahora», indica.
El sindicato CSIF apunta cómo este curso sí se ha notado el crecimiento en colegios rurales, sobre todo, en los que están próximos al entorno de la capital. El representante de educación de este sindicato, Manuel Pérez, pone como ejemplo el colegio de Ventas de Huelma, donde han aumentado en 8 alumnos en este curso, algo que para ellos es un crecimiento muy grande. «Es gente que trabaja en la zona y que antes dejaba a sus hijos en otros colegios más cerca de Granada y este curso se ha animado a llevarlos a centros donde pueden estar más separados», señala.
En los colegios rurales existen las aulas multinivel, varios cursos juntos y debido a su peculiaridad el número máximo de alumnos es menor. Máximo 12 alumnos por aula. Si se trata de un grupo de niños de los dos primeros cursos de Primaria, de tercero y cuarto, o de quinto y sexto el máximo es de 15 alumnos, por lo que las ratios bajas están garantizadas en estos centros.
Unidades que desaparecen
«Por desgracia se siguen perdiendo unidades. El curso pasado desapareció una de Mecina Alfahar que tenía ya solo dos alumnos. Ahora los coles rurales se convierten en una buena opción para huir de los masificados. También es la oportunidad de que esos maestros no se pierdan y pasen de unidades cerradas a reforzar otras zonas como la capital o el Área Metropolitana», cuenta el representante de educación del CSIF.
El CPR El Temple se compone de dos sedes: Ventas de Huelma y Agrón. Allí han conseguido este curso ocho alumnos nuevos y han pasado de 47 a 55 niños. En una década se han perdido 70 matrículas. «Los nuevos alumnos pertenecen a familias cuyos padres trabajan por aquí: en la farmacia, en el polígono de Escúzar y hay incluso quien se ha venido con los abuelos a un entorno más rural», cuenta Gabriel Morente, el director de este colegio rural. «Quien conoce este sistema de enseñanza sabe que llevar un aula multinivel requiere de más planificación. En este colegio tenemos mucha suerte porque los dos ayuntamientos están muy implicados con el centro y con las familias», anota el director del Temple que dice que los alumnos cumplen con el protocolo a rajatabla y que son, así, un cole seguro.
15 niños más
El colegio Sened está en Jérez del Marquesado y aunque suele aumentar sus alumnos un poco por la población inmigrante que suele llegar a la zona, este año han crecido unos 15 niños (ahora superan los 80 alumnos matriculados), un dato insólito porque su tendencia era a la baja, según cuenta la directora Adoración Izquierdo que señala que este aumento de alumnos ha supuesto que se esquive la opción de convertirse en unitarios, es decir, centros con un solo nivel. Izquierdo explica que están contentos con este aumento de alumnos y que por el número de niños la seguridad es mayor, aunque estas escuelas tienen sus pros y sus contras.
El coronavirus ha conseguido abrir en los pueblos pequeños casas que llevaban años cerradas y ha inyectado vida a los colegios rurales donde un alumno nuevo es una fiesta. En estas escuelas se mantiene la distancia de seguridad y se da clases de otra manera. La vida tranquila está en auge.
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