«Existe un riesgo real de que la vacuna de la Covid-19 llegue a unos países y a otros no»
José Martínez Olmos, autor del libro 'El ladrón de nuestras vidas: las claves de la pandemia' ·
El experto en salud pública granadino advierte de que España no dispone de una planta para la fabricación de vacunasJosé Martínez Olmos (Guadix, 1958) se ha convertido en uno de los principales analistas del impacto del coronavirus en la sociedad española. El ex secretario ... general de Sanidad y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública acaba de publicar 'El ladrón de nuestras vidas: Covid-19 las claves de la pandemia' (editorial Amarppe), un libro donde analiza la gestión de la enfermedad desde diferentes ámbitos. La obra incluye cuarenta microrrelatos con vivencias de amigos.
La última hora de Granada
–Hay preguntas obligadas para un experto en salud pública como usted. Valorando dos factores, el porcentaje de inmunización del cinco por ciento (el 2,4% en provincias como Granada) y la evolución de la desescalada, ¿hasta qué punto existe riesgo de un rebrote?
–El riesgo potencial es evidente. La mayor parte de la población no ha tenido contacto con el virus y no tiene anticuerpos. Este riesgo se puede minimizar con las medidas como la distancia social, las mascarilla, el teletrabajo, higiene...
–¿También en el corto plazo, teniendo en cuenta factores ambientales como el calor?
–No está claro todavía que los factores ambientales como el calor estén influyendo. El virus sigue circulando. Ahí tenemos los datos de nuevos casos cada día. El riesgo existe. Las medidas de control son imprescindibles.
–Dado el elevado riesgo de rebrote ¿qué deberíamos de estar haciendo ya para 'armar' correctamente al sistema sanitario?
–Es impensable una situación como la que hemos vivido porque hemos aprendido a vencer la intensidad de la enfermedad. Sin embargo, para evitar el contagio y alcanzar una cierta normalidad en la vida social y la actividad económica, es imprescindible que el sistema sanitario se arme con recursos humanos y tecnológicos para que, cuando aparezca un caso, se pueda diagnosticar a partir de los primeros síntomas con su test correspondiente y analizar todos los posibles contactos. Y si fuera necesario, proceder al aislamiento domiciliario para evitar que esa chispa pudiera prender.
–¿Y eso lo estamos haciendo?
–Se está haciendo en general, pero ninguna comunidad ha puesto los datos encima de la mesa para comprobar cómo se está materializando en términos cuantitativos y cualitativos. No tenemos acceso a los informes que están remitiendo las autonomías al Ministerio para pasar de fase a fase.
–Con todo lo que se está sufriendo, cuesta hacer ese acto de fe...
–Es muy importante la transparencia no sólo por la credibilidad de las instituciones, sino porque estamos ante una pandemia provocada por una enfermedad nueva. Es un virus que estamos conociendo poco a poco y sobre el que se articulan respuestas por el procedimiento ensayo error. Disponer de información permitiría que todos los expertos puedan arrojar luz sobre elementos que puedan mejorar la respuesta.
–Estando tan lejos de esa inmunidad de rebaño, todo el mundo mira a la ciencia. Algunos de los ensayos apuntan a la posibilidad de tener una vacuna a final de año. ¿Hasta qué punto es verosímil?
–Es una cuestión central. No partimos de un escenario como el de la Gripe A, que en pocos meses tuvimos una vacuna. Hay 150 ensayos a nivel mundial y algunos apuntan en la buena dirección. No descarto que pudiéramos tener una vacuna en pocos meses, aunque dudo que haya varias con enfoques complementarios. Una vez que esto suceda, la clave está en que el acceso sea universal. Una labor en la que intervienen varios actores. Por una parte, los que logren esa patente. Por otra, la OMS, que tiene que asegurar que la vacuna esté disponible para todos. Y el tercero es el Centro Europeo de Control de Enfermedades. Este organismo y la OMS deberían definir los criterios técnicos para priorizar su aplicación. Inicialmente no vamos a tener los cinco o seis mil millones de dosis que necesitaríamos en todo el mundo. Habrá que producirla y priorizarla para ciertos grupos con criterios técnicos. También hay que dirimir que en el caso de que la vacuna sea de una sola empresa, cómo la pone a disposición de otras empresas para producir cuantas más, mejor.
–¿Se están dando pasos en esta dirección?
–Sí se están dando pasos, pero en este punto conviene recodar nuevamente la experiencia con la vacuna de la Gripe A. Finalmente se impuso el planteamiento no solidario de distribución. En 2009 planteamos que Europa hiciera una compra conjunta y no se llegó a ese acuerdo. Hubo países que accedieron a la vacuna y otros no. Tenemos que trabajar para que eso no suceda porque el riesgo es real.
«Granada tuvo al alcance de la mano una fábrica de vacunas en 2010, pero se frustró»
–¿Dispone España de capacidad de fabricación?
–En España no hay ninguna planta de vacunas. Cuando yo estaba en el Gobierno, ya detectamos la necesidad de producir vacunas para situaciones de esta naturaleza y para campañas habituales. En 2004 y 2005 empezamos con la iniciativa para que se instalara una planta de vacunas en España. Incluso se emprendió un proyecto para ubicarla en Granada en 2010 por acuerdo entre laboratorios. Aquello se frustró, pero se evidenció la necesidad de una planta de vacunas, que sigue vigente.
–El Gobierno ha cambiado hasta siete veces de criterio para valorar indicadores clave de la evolución de la pandemia. ¿Qué falla?
–No se está fallando. Es un virus nuevo y la manera de diagnosticarlo ha ido cambiando, lo que ha obligado a reajustar las estadísticas. Hay que tener en cuenta circunstancias como que se ha ralentizado el funcionamiento de los registros civiles, que hay personas que han fallecido en su hogar o en residencias de mayores... Esto preocupa a la ciudadanía porque no sabe qué está pasando. Mi opinión es que necesitamos tiempo para depurar la información no sólo en España, sino en todo el mundo porque conviene comparar unos países con otros. Esto es necesario desde el punto de vista científico.
«El sistema de salud debe armarse con medios para detectar casos que hagan saltar la chispa»
–Hablemos de su libro, donde recoge experiencias personales y colectivas. ¿Volveremos a nuestra vida de antes?
–Dependerá de que acabemos con el virus y la vacuna. Pero no olvidaremos lo que nos ha pasado. En mi caso, no he tenido ninguna incidencia grave, pero mi madre vive en una residencia y no la he podido visitar, igual que a mi hija, embarazada de mi primer nieto. Tengo testimonios de compañeros sanitarios que se han dejado la piel, amigos que han pasado la enfermedad... También ha venido para quedarse la telemedicina o el trabajo. Lo que espero es que se acabe el virus para volver a besarnos y abrazarnos.
–¿Habrá segunda edición?
–Haré una segunda edición porque la gestión y las consecuencias de la pandemia tienen capítulos por delante. El objetivo de escribir es extraer elementos para sacar lecciones de lo que está pasando, que quedará en la memoria colectiva. Esta idea de aportar un granito de arena es un motivo suficiente para escribir.
«El parón de la actividad sanitaria programada tendrá consecuencias»
–Le pido que se meta en la piel del doctor Fernando Simón. ¿Cuál sería el mensaje que trasladaría a la población en este momento en que la pandemia parece que eventualmente se está controlando?
–Hemos controlado la incidencia hasta unos niveles que han reducido la carga de la enfermedad. El número de fallecidos es bajo, aunque la tendencia tiene que ser a cero. Por establecer una comparación, en España mueren todos los días 1700 personas por todas las causas. Por Covid ahora de 50 a 60. Aún son muchos, pero lo que está claro es que el control de la enfermedad se ha producido. No lo digo desde la euforia, sino que lo hemos logrado gracias al confinamiento y el esfuerzo de toda la sociedad. Pero hay que mantener con disciplina las medidas de control porque el virus sigue presente.
–¿En qué punto del debate se sitúa usted para lograr ese equilibrio imprescindible entre salud y economía?
–Sin salud no hay vida económica y social. La decisión de los gobiernos es que se priorice la salud. Es la primera vez en el mundo moderno que se produce un confinamiento global con estas consecuencias. Las cifras son reales y se ha colapsado el sistema sanitario. Se ha tenido que paralizar en todos los países la actividad programada de diagnóstico, quirúrgica y de seguimiento de enfermedades crónicas, y esto tendrá consecuencias. La ciudadanía sabe y entiende que la prioridad es la salud. Ahora bien, en este momento, tras vencer el impacto en el sistema de salud, tenemos que abrir espacios con seguridad para esa normalización. Ahí me ubico.
–¿Qué le parece el espectáculo político? Ayer mismo, sin ir más lejos, Casado asimilaba el estado de alarma con el 23F, el PSOE se levantó de la mesa de la reconstrucción en Andalucía porque está presidida por Vox…
–Echo en falta el consenso, que es la mejor imagen que se puede dar. Hay aspectos que se deben discutir en la vida política, pero siempre con las formas adecuadas.
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