Las estructuras históricas, a un paso de sufrir daños por los seísmos

Estos últimos daños no son estructurales, como sí sucede enSan Jerónimo, pero pueden ser síntoma de problemas de mayor calado. Granada está muy cerca del límite técnico a partir del cual se considera que los inmuebles sufren daños en su estructura. Este se determina mediante la aceleración sísmica, el movimiento horizontal de la base de los edificios durante un terremoto. Se mide en relación a la fuerza de la gravedad, representada por la letra 'g'. Se considera que a partir de 0,24g se deterioran las estructuras, y en los temblores registrados en los últimos días se ha alcanzado el 0,20g en Santa Fe.

Es decir, que los edificios históricos de Granada y su Vega están a un paso de sufrir problemas estructurales que, eso sí, no provocarían su caída. Enrique Hernández Montes, catedrático de Mecánica de Estructuras de la Universidad de Granada, detectó ayer grietas en el Monasterio de San Jerónimo, edificio que investigan en el marco de un proyecto europeo que estudia los daños a edificios.

Considera que este y otros inmuebles, no solo los más antiguos, «deberían ser evaluados por las autoridades competentes de manera urgente». Asegura que la aceleración detectada en Santa Fe «es seria» y puede afectar no solo a las construcciones históricas, sino a los edificios modernos. Hernández Montes, uno de los mayores expertos en sismorresistencia en España, sugiere revisiones «con urgencia» para reparar los desperfectos, que no provocarán el colapso de los edificios pero sí reducirán su resistencia de cara a futuros sismos. Esos arreglos se deben trabajar, opina, «con sensibilidad y empleando la técnica adecuada».

En las imágenes facilitadas por los investigadores es posible apreciar grietas que atraviesan las pinturas al fresco –una de ellas tiene siglos de antigüedad y ha crecido– y cascotes en el suelo del Monasterio. «En este monumento se juntan dos aspectos: el edificio fue construido de manera muy irregular, lo que empeora su resistencia sísmica, y la restauración que se hizo del mismo no fue la adecuada», señaló la Universidad de Granada en una nota.

En la Catedral no hubo ayer nuevos desprendimientos –al menos en el exterior–, pero sí detectaron algunos fragmentos de las cornisas en mal estado. Dos trabajadores alzados por un brazo mecánico trabajaron durante toda la mañana para evaluar daños y retirar los cascos para evitar accidentes. La plaza de las Pasiegas y la de Alonso Cano estuvieron acordonadas para impedir el paso de los viandantes. Dos andamios metálicos aseguran sendos pináculos que resultaron dañados en la frontal de la Catedral.

Por ahora, según fuentes del Arzobispado, no se ha detectado ningún otro daño significativo en la Catedral. Tampoco hay fecha para la finalización de los trabajos de revisión, que como pudo comprobar ayer IDEAL, son lentos. Los trabajadores examinan cada elemento ornamental de la fachada. Si localizan algún fragmento en riesgo de caer a la calle lo retiran, no sin antes documentarlo con un foto en el móvil. En las superficies de las que se pueden desprender arena o esquirlas aplican consolidante de piedra con una pequeña brocha. Ayer estas labores se centraron en la portada de la iglesia del Sagrario, construida en el año 1704.