Los establecimientos de lujo ganan peso en la planta hotelera de Granada
Las plazas de 5 estrella aumentan un 40,4% en la última década mientras las de 2 y 3 caen un 19,4% por el cambio de perfil y el gran incremento de los pisos turísticos
La apuesta por los viajeros con alto poder adquisitivo iniciada por los sucesivos equipos de gobierno tras la crisis económica y, en especial, la irrupción ... de los pisos turísticos en el escenario está transformando por completo la planta hotelera de Granada. Es lo que se desprende de los datos del Instituto Nacional de Estadística para el periodo entre 2012 y 2022, que revelan drásticas pérdidas de plazas entre los hoteles de 2 y 3 categorías mientras que aumentan sustantivamente las de los negocios de lujo.
De acuerdo a las estadísticas, los establecimientos de tres estrellas de oro y dos y tres estrellas de plata pasaron de 143 a 102 en el periodo analizado, lo que supone un descenso de casi un tercio. Esa pérdida se tradujo también en una disminución de las plazas de estas categorías, que cayeron de 9499 a 7660. En contraste con esta situación, los hoteles de mayor categoría crecieron sustancialmente. Los de 5 estrellas pasaron de 5 con 1003 plazas asignadas a 8 con 1404 en esas misma década, lo que supone un aumento del 40,4%. Si nos atenemos solo a los de 4 estrellas, el aumento es menor, del 13%, pasando de 46 a 52 establecimientos.
Las cifras reflejan un cambio en la tendencia turística de la capital, que revela una mayor atención al turismo de lujo. Se trata de un aspecto en el que los diferentes gobiernos de la capital han venido trabajando desde la crisis de 2008, cuando se vio en los visitantes de países como China, Arabia Saudí, Estados Unidos o Japón como una salida para un sector que pasaba momentos complejos. Desde entonces ha sido habitual ver expediciones municipales a las ferias internacionales y a los países mencionados con el objetivo de atraer a los operadores.
En los últimos años, ese esfuerzo ha servido para ganar la atención de importantes actores turísticos, que están apostando fuerte por la ciudad. Solo en los últimos años se han abierto hoteles de gran lujo como el Seda Club, que ha permitido la recuperación del edificio de Los Guerrilleros. O el Villamena, que recuperará la antigua sede de La Opinión. Otros establecimientos de este tipo abrirán en lugares como el Palacio de los Vargas o en Reyes Católicos, con el reestablecimiento del antiguo Hotel Colón. En total, más de 600 plazas de lujo, según informó este periódico a comienzos de este año.
No obstante, más allá del crecimiento de este nicho, también hay que tener en cuenta la influencia de la irrupción de los pisos turísticos. Un fenómeno que ya existía en 2012, pero que ha vivido una explosión en los años inmediatamente previos y, sobre todo, posteriores a la pandemia. Así lo cree el presidente de la Federación de Turismo, Gregorio García, quien reconoce que la ciudad «tiene un posicionamiento de destino de calidad en el que han trabajado los equipos de gobierno, pero sobre todo no se puede desdeñar la relación entre las viviendas turísticas y la bajada de los establecimientos de menor categoría que, por cierto, no son de menor calidad».
El representante considera que la competencia del sector con los pisos «es desigual e injusta» por las obligaciones que deben cumplir los hoteles, que no son comparables con los pisos. «Es dramático. Entras en Booking y ves hoteles de 1 y 2 estrellas a 35 euros para poder competir con los pisos y así es imposible sostener un establecimiento que debe pagar impuestos y tiene obligaciones de recepción, por mencionar solo algunas cosas», señala.
Para García, la situación no solo es mala para los empresarios, sino que se corre el riesgo de afectar a Granada como destino turístico. A su juicio, el caso de la capital no es el de otras urbes del mundo «que están ya al borde del precipicio por la masificación», pero está en ese camino. El responsable insiste en que el sector no quiere «poner puertas al campo», pero sí que haya «algo de planificación» para «evitar que se expulse a los granadinos del Centro y que los pisos turísticos cumplan también unas condiciones». «Nosotros queremos a los vecinos en las ciudades. No queremos que los expulsen porque es lo que da identidad a Granada y hace que sea tan especial. Las ciudades que lo están haciendo van a pagar en el futuro esa visión cortoplacista. Hay que trabajar para buscar un equilibrio. Aún estamos a tiempo», señala.
«Jugamos en desventaja»
Una interpretación similar ofrece Ignacio Lladó, director del establecimiento hotelero Atenas Granada de dos estrellas ubicado en Gran Vía. Coincide en que existe un cambio de tendencia fruto de la apuesta realizada por un cliente distinto en la última década, pero pone sobre todo el acento en el crecimiento desproporcionado de las viviendas turísticas, que está afectando directamente a los establecimientos. «Jugamos en desventaja», reconoce. Aunque el suyo es uno de los casos de éxito de la ciudad, con 56 años de existencia a sus espaldas y una marca afianzada, el responsable reconoce que los hoteles tienen una serie de obligaciones a las que los pisos turísticos no hacen frente «porque no se las exigen». «Ellos hacen una declaración responsable, dan los datos del piso y al día siguiente están funcionando sin que nadie supervise que la información aportada sea cierta o no. Nosotros, sin embargo, tenemos un papeleo mucho mayor y asumimos costes asociados a la actividad, sobre todo si quieres abrir un hotel de estas categorías, como serían los de un proyecto arquitectónico, un aparejador, la mano de obra, el personal de recepción, el de limpieza...», explica.
Uno de los aspectos sobre los que se ha puesto el foco en los últimos meses es el asunto de las inspecciones. Como denuncian los colectivos de vecino y confirman desde el sector turístico, las administraciones no tienen el personal suficiente para realizar las inspecciones a las viviendas. Incluso, el hecho de carecer de recepción, como sí es obligatorio en los establecimientos turísticos, hace que sea más fácil para los propietarios esquivar la visita de los funcionarios si se diese el caso. Esa desigualdad también perjudica a los hoteles. «Nosotros tenemos una recepción 24 horas. Aquí, al que viene se le atiende porque siempre hay alguien. Tenemos inspecciones de turismo, de trabajo, de sanidad, de protección de datos y de riesgos laborales... De todo tipo. Ellos, sin embargo, no tienen la obligación de una recepción. Pueden estar dentro y si viene el inspector, les basta con no abrir la puerta», argumenta Lladó.
A juicio del director del Atenas Granada, «se deberían limitar las licencias de los pisos turísticos». El responsable reconoce que se están dando pasos, «como lo de quitar los candaditos para dificultar el checking», pero considera que «con eso no basta». «No sé la fórmula, quizá restringir por porcentaje de viviendas, por manzanas o, como las farmacias, por metros cuadrados. De todas formas, creo que vamos tarde. Llevamos muchos años así, sin control sobre los pisos turísticos, y a ver quién quita ahora esas licencias de quienes no cumplen», asegura.
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