Una errata en la orden de derribo retrasa la demolición de la huerta de la Mariana de Granada
Un miembro de la familia, presente en el lugar, ha apercibido a las autoridades del error y ha vuelto a solicitar la protección del inmueble
La huerta de la Mariana sigue en pie, tiene sus días contados, pero no fue este lunes cuando cayó bajo el peso de las mazas. ... A primera hora de la mañana, José Luis Hermoso Romero, sobrino de la actual dueña de la finca, según sus propias palabras, se personó en el lugar. La razón es porque funcionarios del Ayuntamiento de Granada tenían la intención de entrar en la finca y empezar los preparativos para el derribo.
Además de los funcionarios municipales, letrado incluido, había un fuerte dispositivo de la Policía Local, que llegó incluso a desplazar a su unidad antidisturbios, una patrulla de la Policía Nacional, el director de la obra del futuro parque de las Familias, donde está enclavada la huerta de la Mariana, altos funcionarios del área de Urbanismo y todo un batallón de efectivos de Inagra, acompañados de camiones, volquetes y furgonetas.
José Luis Hermoso Romero, acompañado de dos componentes de la asociación de vecinos del barrio y miembros también de las plataformas creadas para proteger la Vega de Granada, solicitó amablemente la documentación oficial a los responsables municipales.
En las palabras de Hermoso Romero, «lo que ha sucedido es que se han personado la Policía Local y algún funcionario del Ayuntamiento para entrar a la finca. Simplemente ha sido eso, para entrar dentro. Lo que ha sucedido es que han traído determinada documentación que se presume que les otorga el derecho a entrar y se les ha explicado que faltaba una serie de trámites».
Hermoso Romero ha añadido este lunes que «la casería es de la familia Romero desde principios del siglo XX. Y la propiedad del Ayuntamiento, al estar en construcción la zona verde, está con modificaciones en el Registro, indemnizaciones y especificaciones que se tramitan desde el año 2006, y el proceso está en transición. Ahora mismo el edificio de la finca está a nombre de un particular, y el suelo está registrado a nombre del Ayuntamiento».
En resumidas cuentas, confirmó que «el Ayuntamiento de Granada ha querido entrar para ejecutar su plan del parque que supone tirar todo, incluida la casa de la huerta de la Mariana». De paso, volvió a reclamar la conservación de la huerta de la Mariana, por su valor histórico.
La versión municipal
En un comunicado remitido a este periódico, el Ayuntamiento de Granada desmiente que se haya producido una suspensión de la demolición. «El retraso se ha producido por una incidencia burocrática que ha de resolver el juzgado, una errata en el documento en el que se deniega la paralización cautelar, de hecho, que ha provocado un leve retraso en una actuación que está avalada judicialmente y que cuenta con todas las garantías».
La errata en cuestión se encuentra en los antecedentes de hecho, donde se puede leer que «por un letrado de Salobreña se instó autorización para la entrada en la finca sita en la calle Padre Marcelino Álvarez». Lógicamente, aclara el Ayuntamiento de Granada, debe decir «por un letrado de Granada».
Respecto al valor de la zona, el Ayuntamiento de Granada agrega que «se ha constatado el estado de ruina en que están los restos del inmueble, del que solo quedan corrales y el establo, y que no cuenta con ningún valor patrimonial».
Hispania Nostra
Hispania Nostra incluye la huerta de la Mariana en su lista roja. Dice la entidad que es la última huerta tradicional de la Vega de Granada que aún se conserva dentro del casco urbano. Su existencia está documentada desde 1864, año en el que aparece ya inscrita en el Registro de la Propiedad. En esa inscripción se describía como dividida en tablas de regadío, «poblados los márgenes de las tablas en que se divide para su mejor cultivo de toda clase de frutales», lo que demuestra su función agrícola histórica y su organización típica de las huertas de la Vega.
Desde 1908 ha pertenecido a la familia del escritor granadino Felipe Romero Olmedo (1929–1998), autor de la novela 'El segundo hijo del mercader de sedas', en la que evocó las tradiciones agrícolas y la convivencia en el Reino de Granada de las culturas cristiana, musulmana y judía. La calle adyacente a la Huerta de la Mariana lleva su nombre, como reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Granada a su figura literaria y a la vinculación de la finca con su familia.
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