Epitafio para un cedro de Granada que no pudo llegar a los 100 años
«Dio sombra y refugio durante casi un siglo». Una placa deja constancia de la presencia de un árbol del Paseo del Salón que alcanzó los 16 metros y fue talado en otoño después de tres años de enfermedad
De nombre 'cedrus' y de apellido 'deodara'. Para los ajenos a la botánica, 'Cedro del Himalaya', un ejemplar de buen porte, grueso y frondoso, que ... puede alcanzar los 50 metros de alto. El árbol en cuestión llegó a los 16, como un edificio de seis plantas, hasta que a sus 94 años dejó de sobresalir entre el pequeño bosque del Paseo del Salón. «Este cedro dio sombra y refugio a los habitantes de Granada durante casi un siglo. Es justo que sea recordado por ello».
Este es el epitafio de un cedro que no pudo llegar a los 100 años. En Granada hay 35 de la familia nativa del oeste del Himalaya, repartidos entre el campus de Fuentenueva, el Hospital Real, el Triunfo, Trinidad, el Campo del Príncipe y los jardines del Salón y la Bomba. Es en este último rincón verde de la capital donde creció este árbol que fue talado el pasado 24 de septiembre. El ejemplar llevaba dos décadas presentando «síntomas de decaimiento» y en 2017 empezó a sufrir un deterioro aún más acentuado, «con pérdidas de brotación y vitabilidad».
El departamento de Jardines del Ayuntamiento de Granada se puso manos a la obra con los tratamientos necesarios para salvar al 'cedrus deodara'. No hay que olvidar que los jardines junto al Genil son Bien de Interés Cultural, lo que obliga a su conservación. Apesar de los esfuerzos, en marzo dejó de tener hojas verdes, signo definitivo de que no aguantaría mucho tiempo en pie y pasaría a ser un peligro para los viandantes. Así que recién entrado el otoño, los técnicos del área de jardines no tuvieron más remedio que talar el ejemplar. Yse les ocurrió dejar huella de sus 94 años en el Salón, con una placa conmemorativa que, además, repasa la historia de este cedro.
Los técnicos del área de Jardines intentan evitar las talas: «Cuando se corta uno es porque no hay otro remedio»
Los árboles hablan a través de los anillos de su tronco, que forman una especie de registro de su historia. Por ejemplo, de su «crecimiento espectacular» en las primeras tres décadas de su vida, cuando el tronco engordó hasta un centímetro, «cosa extraordinaria para su especie». En las últimas décadas llegó el decaimiento:un crecimiento que apenas alcanzaba el milímetro anual. Entre medias, los estirones en los años más lluviosos e incluso los efectos de las obras de remodelación del Paseo del Salón.
Otra curiosidad: pese a que está cortado, la base de este cedro sigue unida al resto de árboles del jardín, como si se dieran la mano bajo tierra, «una red de raíces entrelazadas que componen un bosque subterráneo».
Última opción
El del Salón es el primer árbol con epitafio redactado por el Ayuntamiento, según explica Adolfina Muñoz, responsable del área de Jardines. Pero no es el único al que se le ha hecho un seguimiento constante para evitar su muerte. El Consistorio presta especial atención a los de Trinidad,Bib Rambla, Mariana Pineda, Campillo o los jardines del Genil. El más vigilado es el cedro de San Juan, en el Carmen de los Mártires. Este árbol tiene leyenda. Dice la tradición que fue sembrado por el tercer prior que tuvo el convento de los Carmelitas, entre 1582 y 1588:San Juan de la Cruz.
De acuerdo con la concejala encargada de Mantenimiento, Eva Martín, en el área «se intenta proteger ante todo a los árboles por los que los técnicos tienen pasión. Talar un árbol no es una decisión política, sino técnica, cuando los informes lo indican». En 2020 se plantaron 518 árboles en la capital, en colegios y alcorques del viario público. Además se ha puesto en marcha un nuevo tratamiento fitosanitario menos invasivo para el medio ambiente y los ciudadanos.También hay un nuevo sistema de limpieza de las raíces de los grandes árboles, para que no levanten los pavimentos de calzada, aceras o carriles bici.
Pero en ocasiones, no queda otro remedio que cortar. En el caso del cedro del Himalaya que habitó el Salón, quedan la base de su tronco y un epitafio escrito por quienes lo cuidaron:«Este cedro dio sombra y refugio a los habitantes de Granada durante casi un siglo.Es justo que sea recordado por ello».
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