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Pilar González le administró la segunda dosis de la vacuna contra la covid a sus propios abuelos, Gerardo y Ana. IDEAL
Pandemia covid en Andalucía | La enfermera granadina que ha vacunado a sus abuelos: «Se me saltaron las lágrimas»

La enfermera granadina que ha vacunado a sus abuelos: «Se me saltaron las lágrimas, ya queda menos para abrazarnos»

Pilar González cambió el turno para poder administrarle la segunda dosis a Gerardo y Ana, que le comentaron a todo el mundo lo orgullosos que estaban de ser inmunizados por su nieta

Laura Velasco

Granada

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Martes, 23 de marzo 2021

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Hay quienes dicen que ya no es necesario sonreír en las fotos, que no se ve con la mascarilla. Y tiene sentido, hasta que observas la imagen de la enfermera granadina Pilar González vacunando a sus abuelos. No hace falta verla, se sabe que la sonrisa está ahí. Y esconde un año de miedos, de sufrimiento, de incertidumbre. De una «montaña rusa emocional», como ella la define. Pilar ha inmunizado a sus abuelos, Gerardo (85 años) y Ana (86 años), y a cambio ha recibido ella otra vacuna: la de la esperanza.

La sanitaria le ha visto «todas las caras al covid», trabajando en el centro de salud de Churriana, en la UCI para enfermos de coronavirus, en planta… Y ahora, vacunando, la cara más amable de esta situación. «Es lo más reconfortante, ver las caras de alegría de la gente anima mucho», admite. Hace turnos rotatorios en tres puntos de vacunación: Doctor Olóriz, el centro de salud Albayda y la Feria de Muestras de Armilla (Fermasa), donde más le suele tocar. El viernes de la pasada semana precisamente tenía que trabajar allí, pero hizo lo imposible para que no fuera así.

«Mis abuelos tenían cita previa para ir a Albayda, así que cambié el turno para poder ser yo la que los vacunara allí. Se me saltaron las lágrimas al hacerlo, después de todo el miedo que hemos pasado. Han sido muchos meses sin vernos, o haciéndolo de lejos, y pensar que ya queda menos para abrazarnos y que se nos devuelva esa cercanía es muy emocionante», explica la granadina, de 28 años, que le administró a ambos la segunda dosis que supone «el principio del fin».

Abuelos orgullosos

Para los dos protagonistas fue también un día especial. El abuelo de Pilar, lleno de orgullo, le comentó a los otros sanitarios y a los que aguardaban en la sala de espera que sería ella la que les inmunizaría. «Es muy gracioso, les decía que su nieta es enfermera, que los iba a vacunar y que es algo que no debe pasar mucho. Él solo quiere que se la pongan a todo el mundo para que la cosa mejore y pueda volver al hogar del pensionista», asegura la joven entre risas.

Por su parte, a la abuela Ana le dolió un poco el brazo tras el pinchazo, pero también está muy contenta. Y ninguno de ellos ha tenido efectos secundarios. «Los dos están muy solos y han pasado mucho miedo, pero les tranquiliza pensar que ya no les va a pasar algo tan malo. Ya les he explicado que no significa que estén a salvo, pero es cierto que nos acercamos al final. Somos una familia muy unida, nos solemos juntar mucho y llevamos ya un año sin hacerlo», detalla la enfermera.

Una montaña rusa

Este último año ha sido «una montaña rusa» para Pilar González, alejada de ese utópico concepto denominado calma. Eso sí, no se ha contagiado por coronavirus pese a haber estado muy expuesta, y su sentido de la responsabilidad la llevó a aislarse en su casa para proteger a sus padres durante la primera ola. «Entraba por la cochera y lo desinfectaba todo, usaba mi propio baño, comía separada de ellos y cuando los veía en el salón era alejados y con mascarilla. Me daba pánico que alguien se infectara por mi culpa, de hecho hasta que no acabé en la UCI covid no vi a mi pareja, mis amigos y mi familia, después de hacerme una prueba por lo privado», recuerda.

De cara a los próximos meses, la granadina espera que aumenten las dosis de vacunas recibidas, ya que «la infraestructura y el personal están preparados». También desea que acabe «el miedo y el desconocimiento» sobre estos viales, puesto que es la ciencia la que nos va a salvar. «Hay que confiar en las vacunas y dejar de pensar en la marca, vamos a salir de esta gracias a ellas», manifiesta. Mientras, seguirá inmunizando a decenas de personas al día, como ha hecho con sus abuelos. Quién le iba a decir a ellos, cuando se conocieron con apenas 13 años en Montefrío, que algún día su futura nieta les 'salvaría' de una pandemia que cambiaría el mundo que conocían.

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