Encuentran muertos más de 20 gatos y un perro en Granada
Vecinos de Castaño-Mirasierra denuncian, con apoyo de la asociación Por Patas, la presencia de veneno en los cuencos de alimentación que preparan para las colonias de la zona
Sara Bárcena
Miércoles, 17 de enero 2024, 00:13
Vecinos y vecinas de las urbanizaciones El Castaño y Mirasierra, en el Camino Bajo de Huétor, han denunciado el fallecimiento de veintiún gatos y un ... perro que habrían ingerido veneno. Veinte de esos animales eran callejeros o comunitarios, por lo que su responsable, según la nueva ley, sería el Ayuntamiento de Granada. No obstante, la mayoría de residentes de estas comunidades cuidan personalmente a las colonias de la zona, dejando cuencos con agua y pienso a su alcance.
La pesadilla empezó durante la noche del 30 de diciembre, cuando una alimentadora de una colonia cercana hizo saltar todas las alarmas tras saber que habían encontrado una gata en mal estado en el suelo, en la calle el Partal. La mujer avisó a José María Navarro, miembro de la asociación Por Patas de Granada. Ya de madrugada, se acercó a inspeccionar los alrededores y encontró una gata «agonizando en el suelo, con descoordinación y babeando».
«La llevamos al veterinario y la dejamos ingresada sin saber qué le pasaba. Pensamos que podía ser veneno, que normalmente provoca hemorragias internas, pero le hicieron pruebas y no vieron nada de eso. Podía ser un golpe», ha explicado Navarro a este periódico. Sin embargo, al día siguiente, una alimentadora de otra colonia encontró dos gatos muertos más, uno en la rampa de la cochera de la urbanización El Castaño y otro, en la calle Maestro José Rodríguez.
Navarro revisó distintos recintos y se topó con otros dos felinos muertos y un tercero vivo, pero agonizando. Según él, pertenecían a una de las primeras colonias en las que el Ayuntamiento de Granada actuó el año pasado y «castró a un montón de gatos, los vacunó, los desparasitó y, en teoría, les puso el chip». También halló, por desgracia, «un cacharro con veneno». «Era comida de gato y tenía unos puntos violetas. Lo tapé y llamé al 112. Había gatos muertos por todas partes», ha lamentado.
Encarni, vecina de esta zona residencial, estaba paseando al perro cuando vio que habían echado comida húmeda sobre el pienso que había dejado para los gatos a los que cuida desde hace años. «Le extrañó, pero no pensó en envenenamiento. Nosotras siempre dejamos un cuenco con agua, otro con pienso y otro, con comida húmeda. Nunca mezclamos», ha asegurado su hija, Pamela Galiano, miembro de la asociación Gatúnica de Peligros.
La muerte por envenenamiento es «muy cruel, muy dura, muy agonizante». Galiano supone que será veneno de ratas, que es lo que suelen mezclar con comida húmeda. «Los gatos mueren asfixiados. Les empieza a salir espuma por la boca porque no pueden respirar, los órganos revientan, sufren hemorragias internas y caen desplomados. Hay que tener una mente retorcida para hacer esto», ha criticado. Aunque el objetivo del responsable de esta masacre pareciera ser acabar con las colonias de felinos, también ha fallecido un gato doméstico. Los vecinos cuentan que su propietaria lo dejaba entrar y salir de casa libremente y que esa mañana «lo tuvo que eutanasiar porque había ingerido veneno». Consta que también murió un perro. Además, «son urbanizaciones en las que viven muchos niños. Es una barbaridad».
Respuesta del Ayuntamiento
Años atrás, esta zona de Granada ya vivió un episodio similar. También se han dado otros en los jardines del Triunfo y en el Realejo, por lo que no es la primera vez para la ciudad. En esta ocasión, «se actuó de forma incorrecta; los agentes, que recogieron el veneno para analizarlo, no llevaban lector de chip y los cuerpos, se los llevó Inagra cuando son pruebas de un delito». Además, «todos los gatos que hay en la calle, comunitarios, pertenecen al Ayuntamiento, que tendría que personarse como acusación», han apuntado.
Ante este suceso, la concejala de Salud, Elisa Campoy, ha declarado que esa colonia felina «no es responsabilidad del Ayuntamiento, sino de una señora que vive por allí que, por lo visto, tiene cuarenta gatos», con la que el consistorio ya habría contactado.
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