Devoción por la devoción

Unas 700 personas y 55 carretas están ya enfrentándose a los elementos –ayer, sin duda, el calor fue el protagonista–, con mucha emoción. Se vivió en la iglesia de San Pedro y San Pablo –allí tiene su sede la hermandad rociera–, donde tuvo lugar la Eucaristía; y continuó por las calles del centro, con parada en el ayuntamiento. La propia alcaldesa, Marifran Carazo, iba en el cortejo, con traje de volantes, al igual que la consejera de Fomento, Rocío Díaz. Un nombre que tengo que repetir porque coincide que la mayordoma de este año se llama igual, Rocío Díaz, como me apuntaban. Fue esta última la que lanzó los vivas tradicionales en la misma puerta de la Basílica, con tanto arte, que alguien propuso ya proponerla como pregonera para el próximo año.

Antes, desde el altar principal, se escucharon sentidas palabras del hermano mayor de la hermandad de las Angustias, Antonio González, «os despedimos con el alma en la mano»; del párroco, Blas Gordo, que recordó una frase del papa Francisco «vivir el camino os ayuda a tener una meta»; y del máximo responsable de la hermanad del Rocío de Granada, Alfredo Alcalde, «nos llevamos a la Patrona en el corazón». Era un momento de intimidad, en el que pude ver de lejos a Antonio Sánchez, 'el Compadre', que no falló en su cita y que, como muchos, elevaría los ojos al Cielo recordando a su hermano Paco –cuántos buenos momentos me han hecho compartir en su carreta–, que nos dejó hace poco.

Muchas caras conocidas, incluidos Manuel García Gálvez, consiliario; el coro de la hermandad, con su director, Francis Navarro; Javier García Marina, vice hermano mayor; y también saludé al delegado del Gobierno Andaluz, Antonio Granados, y a concejales como Carolina Amate y Juanjo Ibáñez.

Las voces se fundieron en canto de despedida con muchos sentimientos que se notaban en el ambiente. Al final, era unir dos devociones: Angustias y Rocío; Rocío y Angustias. Palabras mayores.