Los embalses de la provincia pierden un 20% de su agua en un año por falta de lluvia
Los niveles acercan a la provincia a una situación de sequía, aunque el consumo humano está garantizado al menos los dos próximos años
Los embalses de agua que hay en la provincia se enfrentan a una situación muy delicada. En términos promediados, en el último año han perdido ... hasta un 20% de su capacidad, aunque en algunos casos las cifras son mucho más elevadas y superan los 60 puntos porcentuales. La tendencia de vaciamiento se viene produciendo durante los últimos tres años, a causa sobre todo de la ausencia de lluvias. Si la situación no mejora pronto se podría entrar en estado de emergencia por sequía, lo que obligaría a poner en marcha medidas adicionales para hacerle frente. Eso podría ocurrir incluso el mes que viene. De momento, eso sí, no peligra la disponibilidad de agua para consumo humano.
De acuerdo con la información de la que dispone la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que depende del Ministerio para la TransiciónEcológica, la cantidad de agua embalsada en los pantanos de Granada se ha reducido un 20% en los últimos doce meses por la falta de precipitaciones. La mayor caída se registra en el de Colomera, de donde han desaparecido casi dos de cada tres litros que había en 2020 (-62%). También preocupa la situación en El Portillo, en el término municipal de Castril (-42%), así como en Los Bermejales, en Arenas del Rey.
Por el contrario, dos de los once pantanos que hay repartidos por el territorio granadino han conseguido mejorar sus indicadores. En concreto, se trata del de Canales, en Güéjar Sierra (+7%) y el de Cubillas, que discurre entre las localidades de Albolote y Atarfe. La presa de Rules, por su parte, se mantuvo sin variaciones apreciables.
A menos del 25%
Hasta el pasado 27 de septiembre, cuatro de los once embalses granadinos se encontraban por debajo del 25% de su capacidad, y sólo tres de ellos (Béznar, Rules y Canales)superan la mitad. Las cifras más preocupantes las ofrecen los de Colomera y San Clemente, situado en el término municipal de Huéscar, ya que ambos se sitúan por debajo del 15%. Dos de los que abastecen directamente a la capital, los de Canales y Quéntar, se encuentran de momento algo mejor. El primero de ellos es el tercero más lleno y se encuentra al 70% de su capacidad, mientras que el segundo se quedaba el pasado miércoles en el 35,71% tras caer más de 7 puntos en apenas un par de días, un hecho que no se repite en ninguno de los otros embalses. Además, el análisis resulta incluso más preocupante si se realiza en relación con las cifras promediadas de la última década. Si en doce meses la caída del agua embalsada es de 20 puntos, en este sentido se eleva mucho más, hasta el 59,2%. Es decir, que ahora hay menos de la mitad de lo que podría considerarse normal.
Sequía extraordinaria
A preguntas de este periódico, la CHG aseguró que toda la cuenca se encuentra en una situación difícil provocada por la falta de lluvia.Las caídas son la tendencia general desde el repunte positivo vivido en 2018. Sin embargo, en estos momentos las cifras comienzan a recordar a las de la gran sequía de mediados de los años noventa, reconocen desde la organización. La situación de Granada no es ni mucho menos la excepción, y de hecho presenta un panorama mejor que la cuenca delGuadalquivir en su conjunto, con su capacidad 11,8 puntos por encima de la media, según las cifras consolidadas al cierre del año hidrológico, que coincide también con el final del mes de septiembre.
El regadío, principal afectado
Desde la CHG recuerdan, en cualquier caso, que la disponibilidad de agua para el consumo humano está de momento garantizada para los próximos dos años aunque las lluvias otoñales, la gran esperanza de todos en este momento, no consiguieran paliar el actual panorama.
Los principales problemas podrían venir, reconocen, en el caso del agua que se usa para regadío. Si la tendencia a la baja sigue sin solución de continuidad la cuenca del Guadalquivir, y con ella los pantanos granadinos, podría entrar en situación de alerta por sequía, lo que obligaría a tomar más duras. Algunas de las campañas del año que viene podrían verse afectadas directamente, reconocen.
A este efecto, el pasado 27 de septiembre se notificó a los operadores y sistemas de abastecimiento de cuenta la constitución de la Oficina Técnica de Sequía, así como una «hoja de ruta para la anticipación ante una próxima situación de sequía extraordinaria». El organismo también conminó a todos los ayuntamientos de la cuenca de más de 20.000 habitantes que terminan lo antes posible sus planes de emergencia, obligatorios por ley. El «contexto de escasez», tal como lo definió el presidente de la CHG, JoaquínPáez, «es más que previsible».
Por el momento y hasta el análisis que se realizará a primeros de octubre todo lo que cabe esperar es que vuelvan las precipitaciones, aunque las predicciones, de momento, no indican que vaya a ocurrir. La incidencia del cambio climático obliga ahora a mirar al cielo y esperar.
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