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La dulce despedida al dueño de La Caramelería de Granada tras su fallecimientoCuando uno va hacia la calle Nueva del Santísimo, en el Centro de Granada, perpendicular a San Juan de Dios, pasa por la Placeta del Azúcar a modo de pista, santo y seña o prueba de que La Caramelería está cerca, un comercio de los de siempre, con más de setenta años de vida con sus puertas abiertas y varios dueños detrás del mostrador para hacer las delicias de varias generaciones de granadinos.
Durante el trayecto la boca que se hace agua y la vista que se prepara para deleitarse con ese ejército de botes en perfecta formación en sus anaqueles. En su vientre transparente, a la vista del cliente que cruza la puerta, todo tipo de caramelos de diferentes olores, sabores y colores. Nada apenas de plástico, todo madera, telas, vidrio y cristal.Como antes, como siempre, como debería seguir siendo.
Con un toque circense de rayas blancas y rojas y unos colores decapados en tonos pasteles que conforman un ambiente de nube de azúcar, de bien común, de sabores que no se pierden, de atención personalizada lejos de marcas, anuncios y la publicidad. Un comercio donde triunfa, nunca quizá mejor dicho, el boca a boca de sus clientes por sus caramelos y el servicio que se presta detrás del mostrador. Pero no. Tampoco. Sorpresa. Malas noticias. La Caramelería ha cerrado sus puertas. Un sencillo cartelito informa: «Cerrado por fallecimiento. Se traspasa«.
El dueño de La Caramelería, José Miguel Fajardo Salguero, 66 años de edad, se jubilaba el 11 de agosto de 2025, pero un infarto le sorprendió mientras dormía la noche del 27 al 28 de diciembre. «Nuestro padre se encontraba genial de salud. Tenía marcapasos desde hace años y hacía una vida normal. Ha sido inesperado», comparten sus hijos, Joaquín Alejandro y José Miguel, apesadumbrados todavía, asimilando la marcha de su padre.
José Miguel Fajardo tenía una vida sencilla pero completa. «Nuestro padre se quedó con la tienda hace unos cuatro años y ahora estaba muy liado porque su madre, nuestra abuela, cumplió noventa años en diciembre. Total que celebramos la Nochebuena toda la familia junta. A los días, el 26, fue el cumpleaños de la abuela, y el 28 nuestro padre falleció. Estaba muy liado y todo el día ocupado, cuidando a su madre y todo el día en la tienda».
«Nuestro padre pasó en vida penas, baches, situaciones complicadas. Pero de verdad que ahora era feliz. Veíamos a nuestro padre que disfrutaba de cualquier detalle pequeño, la mínima cosa le hacía feliz, de verdad. Lo había conseguido. Por dentro y por fuera. Había pasado momentos de pena, pero hizo la transición y valoraba la felicidad en los pequeños detalles». Como los caramelos que vendía, pequeñas dosis de felicidad.
Tras su fallecimiento, vecinos y clientes se lo han reconocido. Pequeñas notas en las puertas ahora cerradas de La Caramelería dejan constancia de todos los afectos que cosechó José Miguel Fajardo Salguero. «Los mejores productos y la mejor persona». «Hasta siempre. Te queremos». «Te echaremos de menos». «Lo sentimos mucho. Te queremos mucho». Son frases para José Miguel en su dulce despedida.
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