«No me dio mucha confianza, pero era mucho más barato que una clínica normal»
Una clienta del local clandestino de medicina estética desarticulado en Granada por la Policía Nacional cuenta su experiencia
Conocían la clínica de dos formas. Instagram, el mejor escaparate, donde contaba con casi quince mil seguidores; o el boca a boca, amigas que avisaban ... a otras de que si querían pincharse los labios podían ahorrarse bastante dinero si la elegían a ella, una rusa de 29 años. Lo que desconocían era que realizaba intervenciones sin poseer la formación necesaria ni aplicar las medidas sanitarias establecidas. «No me dio mucha confianza, pero era mucho más barato que una clínica normal», cuenta a IDEAL una de las clientas. Tanto ella como sus amigas han demandado sus servicios en distintas ocasiones, la última, hace apenas un mes.
Ella solía acudir a una clínica profesional que le cobraba entre 280 y 320 euros, según la oferta. Esta otra le ofrecía el servicio por apenas 180. Pidió cita y acudió al local, situado en el Centro de la capital. «Lo primero que me pareció raro era que no encontraba la ubicación, pero tampoco me ayudó mucho, decía que no iba a bajar a por mí. Estaba en un piso y por dentro se veía bien, pero el bloque era muy viejo», relata.
El domicilio contaba con cortinas, una camilla y una pequeña sala de espera. «Mientras una mujer le cobraba a una, le daba el líquido a otra para que se le durmiera el labio. Mientras, otra trabajadora iba pinchando. Me dio la sensación de que iba rapidísimo, en la otra clínica estaba una hora, aquí lo hacían todo en minutos. Había muchas chicas esperando su turno», añade la usuaria, que cuenta que recibió «las etiquetas» de los viales que le habían pinchado. «Me trató de forma muy profesional, así que en general salí contenta», admite.
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