La devastación de la Amazonia
PUERTA REAL ·
Hubo un tiempo de concienciación franca y noble sobre la necesidad de actuar tanto en la Amazonia como en otros lugares del mundo; de percepción comprometida y de reflexión real, de auténtico afán por frenar la devastación de nuestro planetaJUAN VELLIDO
Sábado, 2 de junio 2018, 02:28
La deforestación de la Amazonia, el bosque tropical más grande del mundo, adquiere en 2018 tintes dramáticos, más aún si se hace recuento del ritmo ... de destrucción de selva desde los años 70 en que comenzó la tala de árboles en favor de la producción de bienes agrícolas como cultivos para ganado y obtención de aceite de palma, soja, u otros.
Si en la década de los 70 se perdían cada año unos 130000 kilómetros cuadrados de bosque, el pasado año la devastación superaba ya los 800000. Así, la superficie de la selva amazónica se ha visto reducida en más de un 21% desde 1970, a pesar de los pretendidos compromisos y la propaganda medioambiental de los nueve países propietarios de la Amazonia para preservar los bosques y la biodiversidad.
Hubo un tiempo de concienciación franca y noble sobre la necesidad de actuar tanto en la Amazonia como en otros lugares del mundo; de percepción comprometida y de reflexión real, de auténtico afán por frenar la devastación de nuestro planeta. Y fue así como únicamente en las décadas de los 80 y 90 se frenó la deforestación y se alcanzaron acuerdos en los que participaron organizaciones internacionales, ONG, instituciones públicas y privadas y los propios países protagonistas.
En ese trance de concienciación y compromiso, el Hospital Real de Granada se convertía en 1995 en la conciencia social y moral de la selva amazónica, con 'Amazonia, el último paraíso', una exposición paradigmática organizada por la Fundación La Caixa y la Universidad de Granada en la que, en tono de crónica científica y divulgativa, se daba cuenta pormenorizada de ese universo amazónico cuya diversidad ecológica, en peligro, supone en sí misma, el mayor tesoro natural de nuestro planeta. La Amazonia, con una extensión de 7 millones de kilómetros cuadrados, comprende entre otras regiones, la mitad de Brasil, el sur de Venezuela, el Sureste de Colombia y una parte de las áreas orientales de Ecuador, Perú y Bolivia. Se trata del mayor sistema de agua dulce del mundo, la más importante reserva natural del planeta.
En aquella exposición única se explicaba con fotografías, imágenes en movimiento, mapas, maquetas, colecciones de semillas, plantas, animales o insectos, el singular ecosistema amazónico, el desarrollo de la selva, la diversidad, el equilibrio, los secretos del bosque tropical, y la aniquiladora acción del hombre sobre una masa forestal cuya antigüedad podría remontarse a 17000 años.
Ahora, en 2018, en pleno auge de las propagandas y las demagogias, cuando la llamada conciencia ecológica y medioambiental no pasa de ser una moneda de cambio, como tantas campañas, consignas y banderas, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica y otras instituciones denuncian que la selva se ha llenado de extraños, que el gran paraíso del mundo arde a razón de 50000 kilómetros cuadrados anuales y el fuego libera cada año más de 80 toneladas de mercurio en la Amazonia.
Y es que la demagogia y la propaganda no valen para frenar la devastación de nuestro planeta.
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