Tiroteo en Granada

Detenido el presunto autor de los disparos en el campo de fútbol de Inacua

El propio cuerpo ha confirmado que es un hombre de nacionalidad española y 47 años de edad que cuenta con numerosos antecedentes policiales. Empleó, al parecer, un arma de fuego larga del calibre 22. El arrestado se encuentra en dependencias policiales a la espera de pasar a disposición de la autoridad judicial.

En el transcurso de la denominada operación 'Soccer' han colaborado estrechamente agentes de la Brigada Provincial de Policía Judicial junto con otros pertenecientes a la Brigada de Policía Científica, determinando estos últimos, a través de un análisis balístico, el tipo de arma de fuego empleada, la trayectoria y la orientación de los disparos. Por su parte, los agentes de Policía Judicial han realizado una exhaustiva investigación entre los vecinos de los edificios colindantes al recinto deportivo, además del registro del domicilio del presunto autor, lugar donde se han intervenido efectos que serán analizados para constatar su posible vinculación con este hecho. También han colaborado otras unidades pertenecientes a las Brigadas de Seguridad Ciudadana, tales como guías caninos desplazados desde Málaga y las Unidades de Intervención Policial (UIP).

La ardua investigación llevada a cabo por el cuerpo ha dado sus frutos y ha traído tranquilidad a la zona, donde los vecinos habían mostrado su nerviosismo estas semanas por si el susodicho volvía a disparar. El campo de fútbol lleva clausurado desde el día del suceso.

El incidente ocurrió sobre las 20:30 horas del sábado, 9 de noviembre, en un partido de fútbol infantil entre We are football y el C.D. Chauchina. El servicio de emergencias 112 Andalucía recibió un aviso de que dos personas que se encontraban en las gradas habían resultado heridas, aunque se trasladaron a un centro hospitalario por sus propios medios.

IDEAL pudo hablar con los heridos unos días después. José Javier y Raquel estaban viendo jugar al fútbol a su sobrino y a su hijo respectivamente cuando, con apenas unos segundos de diferencia, fueron disparados. Él en el hombro, ella en el muslo. Sobre el césped se desarrollaban dos encuentros diferentes a la misma vez, así que la grada estaba repleta. El público no se había percatado de que eran balas, tuvieron que alertar ellos mismos para que la voz se corriera.

La Policía Nacional inició entonces una intensa investigación en la que puso todos los medios a su alcance. Pidió los datos de los inquilinos que residen en los pisos que rodean el campo, tanto a los propietarios como a los que están de alquiler, pasando por aquellos que tienen un contrato gestionado por una inmobiliaria. Algunas de las vías en las que identificaron a vecinos fueron la calle Palmita, la calle Compositor Luis Narváez o la avenida Federico García Lorca. Una labor minuciosa iniciada el mismo día que se produjeron las detonaciones y que dio lugar a una cantidad muy voluminosa de información.

Por otro lado, los dos proyectiles hallados en el lugar fueron de vital importancia para el curso de la investigación. Además de preguntar en armerías por quiénes habían podido adquirir estos y/o de armas compatibles con ellos, analizaron la trayectoria que pudieron seguir las balas para llegar a la persona que disparó.

Por otro lado, los más de 600 niños del club We are football que entrenaban semanalmente en el complejo deportivo Inacua resultaron indirectamente afectados por los disparos, al cerrarse las instalaciones exteriores para garantizar su seguridad. En consecuencia, la directiva del club buscó alternativas «para que estos niños sigan teniendo cierta actividad». Consiguieron que les cedieran algunos días los campos de fútbol de Láchar, Cijuela y Chauchina, precisamente el equipo al que se enfrentaban el día de los disparos.