Derivan a Granada a un joven enfermo terminal «abandonado» en Melilla

Todo empezó a finales de 2023, cuando tenía 23 años. Abdel Karim sufría dolores de estómago y mucha acidez. Los síntomas empeoraron y su médico de cabecera le pidió una analítica. En el hospital comarcal de Melilla dijeron que tenía Helicobacter Pylori –una bacteria del estómago– y lo derivaron al digestivo sin más pruebas. Según adelantó El Español, el malestar continuó y su médico le ordenó una endoscopia que el centro tampoco llegó a hacerle porque el especialista no vio «indicios suficientes».

«Echaba sangre por la boca y analmente. Su cuerpo se estaba deteriorando. Perdió 23 kilos. Al final, le hizo la endoscopia por la privada el mismo médico de la pública. Lo citaron a las 24 horas y sin familia. Le dijeron: 'Lo siento mucho. Tienes cáncer de estómago y está en fase cuatro'. Después de un año y medio. Se quedó en 'shock'», compartió ayer con IDEAL su tía Naima, desde la ciudad autónoma. Al cabo de cinco días, le hicieron un TAC. El tumor se había extendido a otros órganos. Tenía metástasis.

Su familia estaba «desesperada». En el hospital comarcal de Melilla solo había dos oncólogos y «estaban de baja». No había nadie para atenderlo. Tras «mucho protestar», consiguieron que un cirujano recién llegado de Castellón hablara con el centro de allí para que lo intervinieran. Y lo consiguieron. «De Melilla a Castellón tenemos que coger tres aviones: Melilla-Madrid, Madrid-Valencia y Valencia-Castellón. Se fueron en barco, que lo podía soportar algo mejor. De Melilla a Málaga son nueve horas y luego, por carretera. Tenía que ir totalmente tumbado en la parte de atrás».

Abdel Karim fue intervenido a principios del año pasado. Le quitaron el estómago entero y le colocaron un catéter implantable para empezar la quimioterapia. A partir de ahí, pareció que empezaba a recuperarse. De hecho, en octubre de 2024 volvió a Melilla. Cogió peso –alcanzó los 68 kilos– e incluso caminaba por la calle. Pero en noviembre le realizaron una vasectomía «urgente». Según su tía, los médicos apuntaban a piedras en la vesícula y rechazaban intervenir, «cuando tenía el hígado lleno de líquido, inflamado, y bilirrubina 9».

Aun así, el pasado 8 de diciembre, Abdel Karim se casó con su novia Meshda. Creía que mejoraría, pero sumó ocho partes de Urgencias. Su sistema inmune se estaba «autodestruyendo». «Tenía hemoglobina 4. No podía hablar, no le llegaba sangre a la cabeza, se estaba muriendo», insistió la tía. Le metieron sangre, pero su cuerpo la expulsaba. Este mismo lunes, no podía ni mover las manos. Estaba despistado, «aturdido». Tenía atrofia muscular y la lengua «pesada». Le hicieron una resonancia por si le había dado un ictus, pero no. Tenía una anemia muy fuerte y una hemorragia interna de la que todavía no se sabe el origen.

En el hospital de Melilla, la situación seguía siendo la misma. No había oncólogos para atender al chico, «abandonado» –por lo que ayer decenas de personas se concentraron a las puertas–, y la familia pidió que lo evacuaran. Málaga fue la primera opción, pero el hospital Carlos Haya «no aceptó el caso». A través de conocidos, contactaron con Oncología del Virgen de las Nieves y suplicaron que atendieran «al niño». Aunque la avioneta medicalizada tenía lista de espera, el jefe de Medicina Interna de Melilla «apartó todos los casos» y lo puso como «prioridad».

Abdel Karim entró este miércoles por la tarde al hospital granadino «de manera preferente» y «fue sometido a todas las pruebas clínicas de soporte». Los especialistas «se llevaron las manos a la cabeza». «¿Por qué no lo han traído antes?», se preguntaron, según su tía Naima, que afirmó que convocaron un comité médico para preparar un plan de actuación. La situación era «crítica». Le hicieron todo tipo de pruebas para intentar subir las plaquetas y ver de dónde salía la hemorragia y cortarla.

El jefe de Oncología del Virgen de las Nieves, Juan Ramón Delgado, explicó a esta redacción que el centro «no tiene un concierto sanitario con Melilla». «Dentro del SAS no hay previsión de esas situaciones, pero cuando hay necesidad, en este caso, específica de oncología, lo primero es el paciente, la atención clínica, independientemente de dónde corresponda, así que pusimos todo nuestro equipo a su servicio», señaló, y subrayó la «satisfacción» por una reacción «rapidísima».

En el momento de publicación de esta información, especialistas granadinos intentaban salvar la vida de este chico «maravilloso», que antes de caer enfermo estaba «lleno de vida». Era un currante. Tenía dos trabajos, estudiaba idiomas y era cinturón negro de kick boxing. «Entrenaba a mi hijo de ocho años. Me ha ayudado a criarlo. Estaba deseando formar su hogar, su familia. Por eso se ha casado tan jovencito. Había encontrado al amor de su vida», aseguró Soraya, otra tía.

Pero ayer a mediodía, los médicos les dieron la temida noticia: «Tiene los pulmones encharcados y no hay nada que hacer». «Se muere. Lo han matado», repetía Naima desde Melilla. La impotencia era tremenda. No hay vuelo directo a Granada todos los días. Parecía imposible llegar a tiempo para acompañar a su hermana y despedirse de Abdel Karim, un joven de 25 que «tenía toda la vida por delante».