Doble eliminación de Ferrer

Muy sólido desde el fondo, Ferrer aguantó bien el calor de la mañana en Río. A pesar de los durísimos golpes del rival, el alicantino acertó a despejar la presión devolviendo siempre una bola de más. En un principio con muchas ganas, el ruso apretó desde el resto y con la frescura encontró una opción de rotura en el quinto juego. Pero Ferrer se sabía sus trucos y se armó de paciencia para firmar un punto largo que Donskoy no supo responder. La situación de peligro se evaporaba y el horizonte se despejaba.

A partir de ahí, Ferrer logró tener más confianza que su rival y su tenis lo llevó en volandas. El ruso no supo cambiar la estrategia: golpes planos y saques muy duros, que perdieron efectividad. El 12 del mundo confirmó la superioridad en el ranking con un break en el cuarto juego que le fue suficiente para amarrar el primer set.

Comenzó incluso mejor el segundo parcial, con un break en el cuarto juego con el que parecía lista la partida. Sin embargo, el ruso también conocía los cosquillas del español y, después de que la frustración lo llevara a tirar la raqueta, aceleró al resto. Al alicantino se le escapó un 3-1 y 15-40 a favor, y el ruso aprovechó la situación para hurgar en la herida: rompió el servicio de su rival en el siguiente para igualar la contienda.

Fue un tropiezo que le costó muy caro al español, descentrado por la oportunidad perdida, obligado a un esfuerzo más porque el ruso recuperó a potencia de sus golpes. Un despiste inoportuno que lo mandó al tie break a sufrir contra un jugador cuyos saques superaban los 200 kilómetros por hora. Y como si de un apagón tenístico se tratara, Ferrer encadenó cinco errores no forzados, con una doble falta incluida, que lo sentenció a tener que remar más y más fuerte en un tercer set si quería continuar con el sueño olímpico.

Al desplome anímico se unió el cansancio, ante un ruso que se crecía ante los regalos del rival y que consiguió un tempranero break. Ferrer logró despejarse las telarañas al inicio de la manga definitiva. Consiguió recuperar su servicio y confirmarlo para darle la vuelta al marcador (3-2). Un alivio que se vio difuminado conforme pasaban los juegos. Errores incomprensibles en un Ferrer que se mordía los dedos por la frustración porque tuvo dos bolas de partido con 5-4 al resto y las dejó escapar.

La losa fue demasiada y la tragedia se confirmó en el siguiente juego: perdió su saque con 5-5 y se enfrentó al sacador Donskoy, de vuelta a un partido que tenía casi perdido. Obligado a lo máximo de sus facultades, el número doce del mundo aguantó lo que pudo, pero la ilusión se escapó en la segunda bola de partido que tuvo que afrontar. La rabia, en ese lanzamiento de la raqueta.

Ferrer se despide de Río 2016 con una derrota dolorosa por lo controlado que tenía el encuentro. Y que se une a la de Carla Suárez ante Madison Keys en esta día gris para el tenis español.