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Diana de tiro con arco.
Pánico al amarillo
OPINIÓN

Pánico al amarillo

MARTÍ PERARNAu

Sábado, 6 de agosto 2016, 22:09

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Los tenistas sufren «miedo a ganar». Es un problema muy conocido que afecta al jugador con ventaja en el marcador y que, sin embargo, no acierta a conquistar los puntos decisivos para cerrar el partido. A los golfistas les ocurre algo distinto (posiblemente peor) que se manifiesta en los terribles «yips» con que desperdician las oportunidades con el putt. En el tiro con arco, los lanzadores padecen el «pánico al amarillo», conocido internacionalmente como «target panic» o «golden panic». El centro de la diana es de color amarillo, lo que da una intuición del origen del problema.

Se manifiesta de varias formas, pero en esencia consiste en un trastorno que provoca que el arquero lance la flecha antes de anclar debidamente el arco o antes de haber fijado por completo su visión sobre el objetivo. Al parecer, el cerebro le ordena abrir la mano y disparar, con el consiguiente perjuicio en el resultado. El trastorno tiene una vertiente psicológica, que coincidiría con el miedo a ganar, y otra de origen neurológico, causada por el desgaste y fatiga de las neuronas sometidas a incontables e idénticos gestos del arquero.

Por la razón psicológica o por la neurológica, o por ambas, prácticamente el noventa por ciento de los arqueros padecen en algún momento de su vida este problema. Lo combaten con numerosos tratamientos y métodos, entre los cuales destaca el lanzar contra dianas oscuras. Afecta por igual a grandes campeones o a modestos practicantes. Hace cuatro años, el coreano Donghyun Im ganó el bronce olímpico y batió el récord mundial siendo prácticamente ciego (699 puntos, superado anteayer en Río por Woojin Kim con 700). Im tiene un 20% de visión en un ojo y el 10% en el otro; no puede leer ni conducir; no distingue los bordes de las dianas ni los números, pero sí percibe a 70 metros de distancia los colores «como una masa diluida en agua». ¡Especialmente el color amarillo! El color que indica el centro de la diana. En su caso no sentía pánico al amarillo, sino todo lo contrario, y convertía su deficiencia en una fortaleza. Más que un deporte de puntería, el tiro con arco es sobre todo superación psicológica y neurológica. Los mejores, los coreanos, se entrenan disparando en campos de beisbol con 50.000 aficionados en las gradas para soportar la presión y ese «pánico al amarillo».

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