Control de Tráfico en Granada
«Decía que había bebido dos cervezas y ha dado positivo en tres de cinco drogas»Las excusas de conductores que pretenden evadir los controles de la Guardia Civil de Tráfico son de lo más variopintas
De lejos se aprecia el Audi con el mítico logo de los círculos despegado. Es evidente también que un lateral ha sufrido un golpe recientemente. ... Al aproximarse al control de la Guardia Civil de Tráfico, el conductor se pone nervioso. Con solo bajar la ventanilla los agentes intuyen que ha ingerido bebidas alcohólicas. Toca hacerle la prueba.
En la pantalla del aparato sale un claro 0,45 mg/l en aire espirado, casi el doble de lo permitido. Los síntomas que presenta invitan a pensar que también ha coqueteado con las drogas esa noche. Los agentes preparan la prueba, que se realiza sobre una muestra de saliva del conductor. Después, la introducen en un aparato que procesa la información en cinco minutos. La cuenta atrás desespera al conductor, que sabe lo que va a pasar. 5, 4, 3, 2, 1… Y se ilumina la pantalla. «Decía que había bebido dos cervezas y ha dado positivo en cuatro de cinco drogas», puntualiza el guardia civil que le ha realizado el test. Después habrá que realizarle otro y la muestra irá directa al laboratorio.
El conductor asegura que había discutido con su novia y, en vez de quedarse a dormir, decidió conducir. «Tenía que haberme quedado por el cansancio, no por otra cosa», afirma. Las pruebas demuestran que escondía mucho más. Positivo en cocaína, anfetaminas y THC -cannabis-. Le faltan los opiáceos y las metanfetaminas para completar las cinco drogas que detecta el aparato.
El otro conductor que da positivo en drogas tiene solo 20 años y ya le habían retirado el carné de conducir en una ocasión. Paradójicamente, se lo habían devuelto en febrero. «Amigo, ven a por mí, no voy a poder conducir», comenta al teléfono. Ha dado positivo en todas las drogas a excepción de los opiáceos. Eso sí, en todo momento mantiene la calma.
Otros derrochan nerviosismo, como una chica que vuelve de fiesta cuando se topa con el control. Ha pasado una larga noche bailando sobre los tacones y está cansada, pero le quedan un par de horas más despierta. 0,57 mg/l en aire espirado. Llora desconsoladamente porque su padre es policía y le va a caer una buena bronca cuando sepa que ha cogido el coche borracha. La multa es de 1.000 euros, que se reduce a 500 previo pago, y lleva aparejada la pérdida de seis puntos del carné. «Si en vez de llevar a mi amiga a su casa me hubiera ido directa a la mía no me los hubiera encontrado», cuenta entre lágrimas. De lo de haberse pasado con los cubalibres no habla. En ese momento las prioridades son otras.
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