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Bryan Cranston, en 'Trumbo'.
Bryan Cranston: la vida después de la metanfetamina azul

Bryan Cranston: la vida después de la metanfetamina azul

Borda su primer protagonista en la pantalla grande encarnando a Dalton Trumbo, guionista y director de cine estadounidense perseguido por el macarthismo

Mikel Labastida

Viernes, 19 de febrero 2016, 11:32

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El cine no supo ver su potencial. Tuvo que ser la televisión la que lo descubriese. Y de qué manera. Pasó inadvertido en películas mediocres (que no merecían mejor suerte) como 'The Big Turnaround', 'Corporate Affairs' o 'The Companion'. El primero, por cierto, lo dirigió Joe Cranston, su padre, primer referente en el mundo de la interpretación. Después llegaron cintas con mayor enjundia, como 'Salvar al soldado Ryan' o 'Pequeña Miss Sunshine', en las que desarrolló papeles menores en los que uno repara si las ve ahora, cuando Cranston ha adquirido una enorme popularidad. Entre tanto, a finales de los 90 se lanzó a escribir y dirigir su propio filme, 'Last chance', que protagonizó junto a su mujer, Robin Dearden, y con el que tampoco logró excesiva relevancia. No era su momento, todavía.

Nunca ha escatimado en intentos por hallar ese momento, su momento, por hacerse un nombre, por encontrar su hueco. Y para ello le han faltado pocas puertas a las que tocar. Lo hizo en la de la publicidad. Toc, toc. Y como resultado protagonizó campañas para marcas de jabón o de café. Y no tuvo tampoco inconveniente en prestar su voz a dos de los villanos de los Power Ranger. Y tal vez por ello como agradecimiento el nombre del Power Ranger Azul (Billy Cranston) le rinde tributo.

La relación de este actor con la televisión siempre ha sido muy fluida. Pocos títulos de gran éxito no han contado con apariciones suyas. La lista de series en la que ha interpretado pequeños papeles es interminable: 'Norte y Sur', 'Se ha escrito un crimen', 'Falcon Crest', 'Canción Triste de Hill Street', 'Los vigilantes de la playa', 'Aulas con ritmo', 'Babyloon 5', 'Dogs', 'The Flash', 'La ley de Los Ángeles', 'Walker Texas Ranger', 'Sabrina, cosas de brujas'... Alguien que sale ileso tras compartir pantalla con Jessica Fletcher, el capitán Furillo, Angela Channing y Pamela Anderson merecía que llegase su momento.

Y llegó. Pero para explicarlo hay que rememorar tres pasajes. El primero fue su encuentro con Vince Gilligan, el que luego sería creador de 'Breaking Bad'. Ambos trabajaron juntos por primera vez en 1998 en 'Expediente X' en un episodio que guardaba ciertas similitudes con la historia de la metanfetamina azul que tan célebres les haría más tarde. Cranston había logrado un año antes un papel lucido en 'Seinfeld' de cinco capítulos y se disponía a hacer un episódico más, pero esta vez iba a ser diferente, aunque entonces nada hacía presagiarlo. Cranston fue seleccionado para participar en la sexta temporada de la serie, en un capítulo titulado 'Drive' (escrito por Gilligan) en el que da vida a un hombre afectado por una extraña enfermedad que rapta al agente Mulder para que le lleve a una dirección específica donde puede hallar la solución. Aunque el personaje resultaba desagradable el espectador terminaba entendiendo los motivos por los que actuaba de esa manera, algo que años más tarde le sucederá con otro personaje.

Pero para toparse con él antes tenía que pasar por 'Malcolm in the middle', comedia en la que se mantuvo 151 episodios en el rol de padre de una familia disfuncional en la que destaca uno de los hijos (Malcolm) por poseer un coeficiente intelectual propio de un genio. Siete temporadas aguantó en antena, entre 2000 y 2006, esta producción en la que Cranston daba vida a un ingenuo patriarca incapaz de poner orden sobre un clan dispar.

Teniendo en cuenta las particularidades de este papel es lógico que los directivos de la cadena AMC, que se disponía a emitir 'Breaking Bad' en 2008, tuviesen dudas sobre la elección del actor que debía ponerse en la piel del protagonista: un profesor de química ninguneado por la sociedad que da un giro radical en su vida tras descubrir que padece cáncer y decide involucrarse en el negocio del narcotráfico, fabricando una metanfetamina de enorme calidad. Ellos preferían a John Cusack. Identificaban a Cranston con el inmaduro padre de Malcolm y les costaba imaginárselo como un ser amargado por la (mala) suerte que había corrido en su vida y dispuesto a traspasar la barrera de la ley con el fin de asegurar el futuro de su familia. No era descabellado el sentir de la emisora, pero Gilligan insistió. Lo que Cranston hizo con el personaje de Walter White era inimaginable. Nunca antes habíamos asistido a una transformación similar. Hasta entonces a los antihéroes protagonistas de series (Tony Soprano, Dexter Morgan...) los conocíamos ya con su faz más perversa y poco a poco los íbamos entendiendo. Con White fuimos testigos del cambio, de ser un profesor anodino y gris a convertirse en un temerario narcotraficante sin escrúpulos. De White a Heisenberg, en un periplo narrativo que fue a más durante cinco temporadas y que mereció toda clase de galardones. Si hay un olimpo de personajes catódicos el protagonista de 'Breaking Bad' debe ocupar un lugar destacado.

A partir de este momento el cine recibió a Cranston con los brazos abiertos y ya no reservaba para él papeles menores (bueno, olvidemos lo de 'Godzilla'). En 'Trumbo' borda su primer protagonista en la pantalla grande encarnando a Dalton Trumbo, guionista y director de cine estadounidense perseguido por el macarthismo, aquel proceso -caza de brujas- que se sacó de la manga el senador Joseph McCarthy por traición a la patria. Cranston está dispuesto a sacarse de encima a Walter White. Si con la obra teatral 'All the way' (que triunfó en Broadway y le propició un premio Tony) ya dejó claro su potencial camaleónico, transformándose en el presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson, con 'Trumbo' lo confirma.

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