«Tenemos vocación mestiza»

LBM es un proyecto reciente. ¿Cómo se originó?

Todo empezó con las ganas de compartir nuestras experiencias e inquietudes e investigar la herencia de las músicas olvidadas, todo ese poso que existe en nuestra cultura, que es realmente el origen de muchas cosas. Esto, a su vez, se dio en un momento en el que no teníamos proyectos por otros lados, por lo que fue un momento perfecto para iniciar y hacer una profunda inmersión en esta iniciativa.

Leo los créditos de su disco y parecen ustedes una ONU mediterránea.

-Pues sí, LBM tiene vocación mestiza. De hecho, ya de por sí los andaluces tenemos una procedencia de aluvión cultural, con lo cual la incorporación de músicos de otros orígenes fue fácil e inmediata, y aportó una visión más amplia de la música con mucha frescura y espontaneidad.

El nombre tiene connotaciones fronterizas ¿no?

Era la zona de frontera que separaba el reino nazarí de Granada de los reinos cristianos de Aragón y Castilla, una tierra de gran mestizaje, de hecho se cuenta que asegura que es donde se fundió la música del norte con la del sur y allí nació el flamenco. El carácter fronterizo es una cuestión físico-geográfica que nada tiene que ver con las barreras culturales ni las barreras entre los pueblos. Parece contradictorio, pero donde hay una frontera existe un océano de migraciones culturales, de apertura hacia el otro; donde se entrelazan muchas culturas.

Leo que hay miembros de La Jambre. ¿En qué se nota la 'erudición' histórica de este grupo?

Lo de la erudición quizás sea un poco excesivo, pero a lo mejor se ve en el respeto por las músicas tradicionales y el interés en profundizar e investigar en esa tradición. LBM aprehende de La Jambre y de todo el mundo del folk ese respeto que hemos comentado ya.