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El Torres posa en el parque del Retiro.
«Cuando digo 'voy a divertirme' es cuando salen las tripas y la sangre falsa»

«Cuando digo 'voy a divertirme' es cuando salen las tripas y la sangre falsa»

«Yo estoy en Málaga, sigo siendo un mindundi, pero mis tebeos corren por ahí y sé que me leen», señala El Torres, el maestro del terror con el que se inspiran en Hollywood y que en España ha firmado el primer cómic de 'El Ministerio del Tiempo'

Javier Bragado

Domingo, 11 de junio 2017, 01:36

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Juan Antonio Torres (Málaga, 1972) engaña con su aire afable y su simpatía. Detrás de su buen humor, sus sonrisas y su marcado acento malagueño se esconde un tipo que ha causado miedo a miles de personas. Es la tarea de 'El Torres', el apodo con el que se conoce a un guionista de terror que ha triunfado en España y ha encontrado un hueco en Estados Unidos con sus propuestas en cómics. 'Nancy in Hell (Dibbuks)', 'El Velo (Dibbuks)', 'El bosque de los suicidas (IDW)', 'Tambores (Dibbuks)', 'Camisa de fuerza' (Dibbuks), 'Las brujas de Westwoord (Dibbuks)' o 'Roman Ritual (Dibbuks)' se ha convertido en clásicos con su firma mientras combinaba otras temáticas como 'El Fantasma de Gaudí (Dibbuks)' o la primera conversión a las viñetas de 'El Ministerio del Tiempo. vol. 1' (Aleta) y creaba Amigo Comics para distribuir sus obras en Norteamérica. Mientras espera con prudencia que alguna de sus creaciones salte a las pantallas observa como algunas de sus ideas ya ha sido tomadas prestadas por otros creadores del género. Prefiere tomárselo con buen humor y reflexiona sobre el género en varios soportes, aunque su empleo de las onomatopeyas de cómic al hablar recuerda su pasión principal.

-¿Cómo consigue un guionista malagueño que le llamen desde Estados Unidos para publicar sus obras?

El problema es que nadie te llama. Tienes que llegar tú, pegar en la puerta. Te das con todas las puertas cerradas, entonces coges un pico y empiezas a abrirte tu propia puerta como puedes. Realmente nadie te llama de ninguna parte. Hay gente para trabajar de sobra, tienes que hacerte un hueco a codazos preparando pequeñas obras y sobre todo cometiendo muchos errores y fracasando muchas veces. Ojalá todo fuera con muchos jóvenes autores que han hecho su primer cómic, han pillado un agente y les han publicado en Estados Unidos. Me admiro de todo eso porque los guionistas lo tenemos mucho más crudo porque las compañías 'mainstream' no se fían de un no anglosajón para para escribir sus textos. Ya puedes irle y decirle "mira que no solo he escrito un porrón de cómics en inglés, tengo premios, me han publicado en medio mundo tengo esto y aquello".

«Hay gente para trabajar de sobra, tienes que hacerte un hueco a codazos»

Hay una anécdota que me pasó con un editor de DC. Me siento con él para intentarlo, le digo "soy El Torres" y me dice: ¿"El Torres? ¡Me he leído 'Las brujas de Westwood' y me ha parecido genial el círculo que hace y este personaje! ¿Ahora cuál estás preparando?". Le digo esto y esta otra y pienso "ya está, ya está, lo tengo en el ajo"... Ya que estamos ¿cabría la posibilidad de preparar un guión algún día? "No -reproduce con contundencia la respuesta del editor-. Bueno, si traes a Gabriel (Hernández Walta, candidato al premio Hugo de este año a mejor novela gráfica por 'La visión') y ya entre los dos podéis hacer algo..." Vale, vale, soy la amiga fea.

- Lo que sí le llegan son amenazas por los temas de sus obras.

De Brujas, de un majara que decía que era del PETA... Curiosamente con la que yo creía que iba a haber cierto alboroto que iba a ser 'Roman Ritual' por lo que ocurre (exorcismos) no me han dicho ni pío. Se lo dejé para pinchar a un amigo que es sacerdote y me dijo: "¡Me ha encantado!" ¿Cómo? "Es una obra de ficción, me ha encantado", justificó. "Así no hay manera de buscar escándalo con vosotros", le dije.

- ¿Cómo salen las ideas de la cabeza de una historia de terror? No me diga que en noches de tormentas lúgubres.

No. A veces te estás duchando y se te ocurre algo. Pero no es que vayas leyendo algo, aunque con 'El bosque de los suicidas' fue que me contó algo una amiga, lo leí y vi que había una historia de terror que estaba pidiendo ser contada. Si tratas de forzarlo para meterlo canta mucho y a veces surgen historias que no puedes contar como una segunda parte de 'Camisa de fuerza'.

- ¿Es difícil competir con los medios audivisuales?

«Tanto los escritores de novela como los de cómic tenemos a nuestro favor que podemos decirle al lector: "Oye, ven que tú vas a poner tanto como yo"»

No tenemos música, no tenemos efectos especiales de la repanocha ni tenemos gráficos 3D. Pero tenemos algo que supera todo eso, que es la imaginación del lector. Con eso, si lo sabemos usar bien, competimos y de calle con todos esos recursos. Hasta cierto punto la gente se está inmunizando contra esa subida de música y el gato que salta delante que resulta que nos el gato. Ya todo el mundo se espera eso. Los japoneses lo dosificaban más cuando llegó lo que llamaba un amigo como la 'era del terror sushi'. Lo que hacían en el momento terrible del fantasma bajando las escaleras dilataban el tiempo para que te recrearas. Tenías el momento susto, el niños sale y ¡oooooo!... bajando despacito por las escaleras. Ese fue un hallazgo, pero una vez que ha pasado la novedad el público quiere más y esa sensación de algo que no se ha hecho antes que trae de cabeza a muchos directores. Tanto los escritores de novela como los de cómic tenemos a nuestro favor que podemos decirle al lector: "Oye, ven que tú vas a poner tanto como yo".

- Está esa memoria colectiva, que hace que el lector el espectador acuda con un bagaje anterior. ¿Eso ayuda o perjudica?

Ya no puedes sorprender con la calidad gráfica de un dibujo. El espectador ya está tan acostumbrado que le puedes dibujar un hombre lobo con todos sus pelos, su saliva... que en los años 40 o en los cómics de los 50 hubiera sido tan terrorífico y tan 'Dios mío' y tan espantoso. Hoy en día, no. Porque la gente está muy saturada. Por tanto, hay que jugar más con el terror de atmósfera, con esas situaciones de ir muy despacito para que sea el lector el que aporte todo lo que realmente da miedo. Da mucho más miedo una puerta cerrada de la que se oiga un gemido así de dolor que pongamos un zombie aporreando la puerta. El sonido de unas uñas daría más miedo que ver sangre por el suelo y todo eso. Hay que ser más sutil.

- Un poco como el primer 'Alien', ¿no?

Exactamente. Cuando me siento y digo "voy a provocar miedo", hay que jugar con el ambiente; cuando digo "voy a divertirme" es cuando salen las tripas y la sangre falsa. Además, no me gusta ese exceso de realismo muchas veces en el terror con esa necesidad de dibujar todas las venillas y las vísceras y todo que sea anatómicamente correcto. Me gusta que sea falso o que haya gran profusión de sangre para que se el lector el que diga "Buah, le han hecho aquí de todo". Eso es para divertirse.

- ¿Es más fácil crear terror desde un ambiente tenebroso?

El desafío de hacer una historia de terror es que algo que no es normal y que se sale de los patrones rompa algo que está muy organizado y que sea reconocible. Stephen King es el gran maestro de eso: el pueblecito apacible o no tan apacible con su vida, pero cotidiano y que podemos reconocer. De repente, algo que no pertenece a eso lo rompe. Eso es lo desconocido, lo que causa miedo. Entonces, para plasmar ese ambiente oscuro y tenebroso siempre tienes que haber plasmado algo luminoso antes. Si no, el contraste se pierde. Si todo es oscuro, todo es terrible y todo está lleno de monstruos la gente asimila que es el patrón habitual de ese mundo y por tanto la sensación de miedo se pierde.

- Entonces, ¿mejor un sólo susto o no parar de sobresaltar al lector?

Depende del tipo de historia que estás contando y de la sensación. Las historias de miedo al final son una metáfora. Por ejemplo, si me siento a escribir algo sobre fantasmas que no llegan a tocarse entonces, claro, está el fantasma y el miedo, pero realmente estás hablando de personas que están solas. Esa es una vertiente del terror. Luego está otra, que es simplemente te voy a contar algo para asustarte. Dependiendo el tipo de historia dosificas los terrores más o menos. Pero el tebeo tiene un truco que es que en el cómic de una pasada ves el presente, el pasado y el futuro. Haces así -simula pasar páginas a toda velocidad mientras mira un cómic-, lo ves de una pasada.

«En el cómic de una pasada ves el presente, el pasado y el futuro»

No te puedo asustar con una imagen gráfica muy terrible porque la vas a asimilar, te va a llamar la atención más o menos. "Mira se van a comer a Charly", vas a pensar; luego ya el lector lo ordena. Puedes jugar en papel (cosa que no puedes hacer con una 'tablet') con las escenas. A la vuelta la página puedes ponerlo en el lado izquierdo y entonces con el acto de doblar la página te da más sensación. Es un recurso qué hacer para que la escena sea más escabrosa. Para un susto de terror en el tebeo tienes que jugar con la atmósfera, si no no lo estás haciendo bien.

- No hay nada más apacible y seguro que Japón y ahora son los nuevos maestros del terror. ¿Se explica por ese nuevo lenguaje?

Tiene una narrativa que no se condensa tanto por la acción como por todo lo que lo rodea. En una película de terror nosotros nos habíamos ido al 'slasher' puro: jóvenes campistas y el asesino que va detrás y la muerte cada vez más escabrosa; cosa que también es muy divertida porque esas películas son las que te sientas con los amigos y lo pasas muy bien... con ese gore: '¡Mira cómo la reventado!'. El terror japonés es otra cosa, no te explican los porqués. Nosotros estamos siempre necesitados de saber: ¿esto por qué ocurrió?, ¿qué le ocurrió a Jason para ser así?, ¿cuáles son las debilidades de Jason? Eso mata el miedo. Con el japonés es todo nebuloso y eso crea una sensación realmente de pavor, de ¿esto qué es?, ¿cómo lo matas? Siempre he dicho que en el momento en que sepas que al vampiro lo matamos con una estaca y una cruz deja de dar miedo porque ya dices se puede enfrentar a él en un plano más normal. Sin embargo, en las novelas antiguas de vampiros no estaba tan claro eso. Todo el mundo se movía, a veces funcionaba, a veces no. Me acuerdo de Jonathan Harker en lo alto dando puñaladas ('Drácula', de Bram Stoker) y no funcionaba y tuvo que salir corriendo, pero luego volvía y parecía que funcionaba. Esa sensación de no saber lo que ocurre ayuda muchísimo.

- Y prefiere cuatro números a toda una serie de cómics.

La estructura de cuatro grapas (números) es una en la que uno se siente cómodo, porque son cuatro episodios los cuales tienes un prólogo, un desarrollo, una conclusión y hasta un epílogo. Con cuatro o cinco grapas eso encaja muy bien. El tema es que yo creo que todo historia de terror tiene que tener un principio y un final porque si sabes que termina no sabes cómo termina... a ver si van a matar al bueno o a este personaje con el que me identifico. Tienes que darle eso. Si lo dilatamos mucho en el tiempo... aunque estoy tentado de hacer una de 12 grapas, una maxiserie. Otra cosa es que aguante el dibujante porque es que sacar cuatro y ¡poom!, acaba en otro sitio.

- ¿Y con los personajes? ¿Mejor el terror fantástico o el de un ser humano?

«Tengo muchas ganas de hacer algún vampiro, pero todavía no me considero preparado para hacerlo»

Me gusta el monstruo extraño en un sitio que no le corresponde. Cuando todo es extraño como en 'Nancy in Hell' da igual, pero el monstruo extraño en un sitio que no le corresponde hace que a todo el mundo se le vaya la pelota. Eso es lo interesante. Algún día haré algo con el gran monstruo clásico por excelencia que es el vampiro, pero todavía no he hecho nada porque leí 'Drácula' de pequeñito y le tengo tanto respeto. ¿Cómo puedes asustar con algo que está tan trillado y tan reventado? De zombies escribí dos, una en la que sólo metí un samurái de por medio, pero era una historia de zombies. Luego, con 'Tambores', que quería escribir zombies pero no con los de ahora, sino con los primigenios. A lo mejor toca hacer eso con los vampiros: volver a lo básico. Tengo muchas ganas de hacer algún vampiro, pero todavía no me considero ni preparado para hacerlo.

- Por cierto, ¿cómo va la adaptación de 'Nancy in Hell' al formato audiovisual?

Ahora mismo están rodando y tengo ganas -dice con una gran sonrisa-. Una amiga trabajaba en una productora en Australia y le dije: "Pues si saco 'Nancy' a ver si me haces un reportaje". Empezó a hacerlo con una amiga para evadirse, con una chica que es modelo de 'Sport Illustrated' y cuando estaban haciendo aquello pasó uno que es ejecutivo de 'Scy-Fi' y preguntó. Le enseñaron los cómics y preguntó si iban a hacer un piloto. "¿No? Pues os damos 'x dinero' para que hagáis un rodaje de tres o cuatro minutos y ver cómo se mueve y con eso preparar un proyecto más serio". Entonces pensamos "¿pedimos dinero y hacemos un piloto de verdad nosotros, y si no funciona ya tenemos un piloto hecho". Fue consiguiendo cositas y y cuando ya consiguió a Bianca Bradey, que es la chica de 'Wyrmwood (La carretera de los muertos)' y que además ha salido hace poco en el tráiler de Wyrmwood (la serie televisión) que están preparando... Dijo: 'Quiero 'Nancy' porque me encanta'. También hay un compañero de ella -Tim Stiles-, que es medio famoso porque ha hecho culebrones en Australia y también ha dicho que quiere salir, así que puede salir una cosa bastante curiosa. Al final, serán 20 minutos y cuando esté hecho se lo mandaremos a todos los que nos han apoyado -aportando fondos en kickstarter- dando las gracias porque han tenido paciencia que no veas. Entre que lo hicimos todo hasta que empezó ha pasado un año de cuadrar la agenda y todo eso.

- Se le ve con ganas de que salga una serie o una película.

Me he llevado tantos chascos que cada vez que me dicen algo... Hace poco Paco Plaza presentó un proyecto de 'Roman Ritual'. Es lo de siempre, hay dos cadenas que pueden estar interesadas... pero pasa el tiempo y queda en nada. Pero ver que hay gente que trabaja en ese medio que se ilusiona tantísimo pues le engorda a uno un montón y lo mismo acaba eso y me puedo retirar.

- ¿Dejaría de hacer cómics?

No, yo seguiré haciendo tebeos. Yo sé hacer tebeos. El primer tiento que he hecho así medio audiovisual ha sido con 'El Ministerio del Tiempo' y lo de currar con tanta gente lo he llevado fatal. Pasar una versión, otra y otra y volver a la primera porque es la más fresca... ¡Pues no, no! Ha habido mucho filtro. Les he dicho que en el segundo hagamos lo de otra manera: Dadme todo lo que queráis y yo intentaré hacer algo dentro de los cánones. Menos mal que estaba Desiree (Bressend), que entiende más de 'transmedia' y me decía: 'No, no puedes matar a esos personajes'. ¡Pero si encaja! Tú ves el primer bosquejo y la historia es mucho más 'heavy'. Ahora es más de la serie de televisión.

- Pero fue una oferta agradable.

Sí, sí, agrada. Luego te das cuentas de que esta gente, Javier Olivares o Pablo Lara, se mueve mucho como familia. Tiene muy claro cuál es el proyecto, cuál es el niño, dónde quieren llevarlo y funciona mucho así. Pero no ha sido una experiencia desagradable, sino todo lo contrario. Lo que pasa es que es mucho más cómodo estar en tu casa en gallumbos, escribiendo lo que te da la gana y ya la gente se lo leerá o no o me lo tirarán a la cabeza.

- Lo que a lo mejor no le gusta tanto es cuando ve ideas suyas en la pantalla. ¿Le han copiado mucho?

(Ríe) Pasa mucho. A veces la típica sincronía de voy a hacer cosas de brujas y salen tres cosas de brujas. Hay veces que ves una peli en que sale un suicida y te dices 'pero si esta es nuestra viñeta, ay Dios mío'. A veces ves cosas muy copiadamente sutiles. Una vez me llamaron: "¿Has visto lo de la monja de 'Expediente Warren'?" Pues es como la de 'Román Ritual', que ya tiene un año y hay muchas monjas terroríficas antes y no quiere decir eso, pero lo terrible es que le pusimos una sotana a la monja que no existe y sale con esa sotana (ríe). Me comenta el dibujante "¿sabes que tengo una entrevista que dice que iba a ser el demonio de 'Insidious', pero que tuvo un flash y decidió poner una monja?". Bueno, ya está. Sé que me leen, no es que diga yo estoy en Málaga y soy un mindundi. Sigo siendo un mindundi, pero me leen, mis tebeos corren por ahí y me lo han confirmado. Son cosas con las cuáles no puede uno meterse.

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