La doble dimensión de la inmortalidad
El miércoles aunó experiencia sensorial y literaria con presentaciones de alto nivel en la Feria del Libro
EDUARDO TÉBAR
Jueves, 27 de abril 2017, 11:02
El muerto vivo del rock español, como la rumba de Peret, resultó ser 091. Una banda de culto que pasó de la nada al todo ... en 2016. Conciertos multitudinarios, dos noches en la Plaza de Toros de Granada, reediciones cuidadas de su material y un suculento libro biográfico firmado por Juan Jesús García. ¿Qué más se puede pedir? ¿Un 'ladrillo' de fotos de lujosa factura? Pues también. 'Maniobra de resurrección', el feliz regreso del grupo de los hermanos Lapido, José Antonio García, Tacho González y Jacinto Ríos, ha sido inmortalizado en disco doble, deuvedé... Y en el libro del fotógrafo Javier Martín Ruiz. Un trabajo profuso que plasma el año de actividad de la formación desde las tripas.
Martín Ruiz los conoce «de toda la vida». No en vano, fue el primer cantante y manager de Magic, proyecto seminal del rock duro en Granada a principios de los ochenta, cuando los locales de ensayo en las cuevas del Sacromonte eran una pasarela de chapas de los Clash y los Ramones a modo de condecoración. «La vuelta a los escenarios de 091 ha sido un acontecimiento histórico. Alguien tenía que contarlo con imágenes. Me ofrecí a acompañarlos durante la gira y aceptaron», explicaba anoche el fotógrafo en el Espacio Central de la Feria del Libro de Granada, en la Fuente de las Batallas. Le acompañaban José Ignacio Lapido, José Antonio García y Jacinto Ríos, ya con margen para digerir más de quince meses de vértigo.
¡Qué maravilla de letras!
A su vez, Jorge Pastor, periodista de IDEAL, compartió con el público su visión: la del seguidor de fondo. «Verlos en directo fue una bendición. Y qué maravilla de letras», confesó. El tocho de Martín Ruiz lo muestra todo. Desde la pose de escenario hasta los conjuros en el camerino. Y los viajes. Y el calor de los hinchas. Y estampas tan curiosas como Víctor 'Chico' preparado en la puerta de toriles: como el animal bravo a punto de saltar a la arena. José Ignacio Lapido lo definió como «el año de los prodigios». «Sobre nuestra tumba habían crecido hiervas silvestres, deambulaban insectos de difícil catalogación y algún fan había ido dejando periódicamente flores que se marchitaban sin remedio con cariñosas notas de afecto».
La jornada del miércoles dejó lugar para la degustación con Pepe Solla, cocinero gallego con una estrella Michelín que se renueva en cada plato. «Un restaurante no es un gran cocinero. Un buen cocinero hace buenos platos, pero no un gran restaurante», señaló en la plaza del Humilladero antes de la prometedora charla que ofrecerá hoy la investigadora Matilde Barón, en la que destapará el papel silenciado de la mujer en la ciencia.
Y dos generaciones de filósofos se dieron cita en la feria. Pedro Cerezo Galán, que en su día abrió en Puentezuelas la primera facultad de Filosofía de Andalucía, introdujo la charla de Javier Gomá, director de la Fundación Juan March. El bilbaíno, nacido en 1965, acaba de lanzar un tratado sobre la muerte: 'La imagen de tu vida'. A partir de su propia experiencia, después del fallecimiento de su padre en 2015, Gomá concluye que «el verdadero conocimiento de las personas es póstumo. Cuando un ser amado muere, perduran unas pocas imágenes simbólicas en la memoria. Imágenes de una intensidad extraordinaria». Huyendo de la exposición «pornográfica» de sentimientos y más cerca del ensayo y del monólogo teatral, el humanista señaló que tampoco ha hecho un ajuste de cuentas «como la 'Carta al padre' de Franz Kafka». «Es un homenaje, un tributo de amor y admiración. Este libro no pretende llevar a la tristeza ni a la depresión», indicó el vasco. Cerezo Galán, abanderado del saber clásico en la estética moderna, esclareció en el Espacio Central la doble dimensión de la inmortalidad: «La artística y la ética».
En esta línea, el poeta granadino José Carlos Rosales pudo respirar por el parto largo -una década de confección- de 'Si quisieras podrías levantarte y volar'. Su particular 'road movie', de tono narrativo, transcurre a través de un personaje central aturdido por la inercia del mundo contemporáneo. Una obra que ha obtenido el plácet de la crítica, y que muestra la voz del granadino en toda su dimensión, incluso en las cuatro dimensiones de la existencia.
Otro plato fuerte: Juan Cruz. El popular periodista cultural desgranó su parcela literaria. «Toda mi literatura es autobiográfica», dijo. A partir de 'El territorio de la memoria', aquel inventario sentimental de la familia con el que despuntó en los noventa, el canario apuntaló su manera de novelar. Una forma directa, que tiene mucho de crónica sentimental, una mirada atrás hacia un pasado que, como todos, conviene paladear con calma, como el buen vino, sabiendo que no volverá por más que queramos invocarlo.
En 'La foto de los suecos' exorcizó los miedos de infancia. 'Ojalá octubre' desplegaba un cálido texto narrativo autobiográfico a partir de la figura paterna. Juan Cruz se siente cómodo en el terreno del recuerdo. En la Feria del Libro de Granada confesó los secretos de las tres infancias: la suya propia, la de su hija y la de su nieto. «Los niños no olvidan. Olvidamos los adultos», aseveró. Todo en un día en el que Los Centros de Educación Permanente homenajearon a Miguel Hernández; el recital, con alumnos de toda la provincia, culminó con una actuación del cantaor Juan Pinilla, un experto en convertir poetas al flamenco.
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