«Estamos ensimismados frente al espectáculo de los corruptos»
Juan José Millás, escritor y periodista, considera que la realidad política de España «da miedo porque nadamos en busca de una normalidad que no aparece»
Daniel Olivares
Martes, 26 de abril 2016, 01:36
Su nueva novela, 'Desde la sombra' (Sexi Barral), la describe él mismo como «una situación en la que una persona, por motivos azarosos, acaba dentro ... de un armario antiguo, de tres cuerpos» y, antes de escapar, el armario es trasladado a una casa al ser vendido. Damián, el protagonista no encuentra nunca el momento para escapar y con el paso de los días «descubre que le apetece quedarse allí y se convierte en una especie de fantasma de la casa». Juan José Millás (Valencia, 1946) sigue disfrutando y haciendo disfrutar a sus lectores de esa visión inquietante y 'kafkiana' con la que este madrileño desde la tierna infancia observa la vida.
Esta nueva novela hace usted lo contrario y en lugar de sacar a su personaje del armario, lo mete dentro de uno...
Bueno, lo que pasa es que la expresión salir del armario tiene una connotaciones que no tienen nada que ver con el asunto de mi novela.
Sí, lo sé. El personaje principal, Damián, ¿es una especie de voyeur intimista?
La casualidad le convierte en un mirón, no por propia voluntad, sino porque se ve en unas circuntancias fantásticas en las que puede observar ese microcosmos familiar desde una especie de ranura, escondido realmente en una armario, y se queda fascinado por esa observación, como todos cuando observamos sin ser vistos.
¿Y qué es lo que ve?
Yo creo que se ve a sí mismo, porque todos cuando observamos a alguien, lo que buscamos en los otros es un reflejo de nuestra propia identidad, de nuestra propia personalidad. En realidad nos pasamos la vida buscando un espejo en el que mirarnos y esto es así desde que Narciso se miró en las aguas del río.
¿Es un ejercicio que deberíamos hacer en esta sociedad actual?
Creo que un exceso de observación nos puede precipitar sobre el ensimismamiento y eso no es bueno. Y esta es una sociedad ensimismada, estamos ensimismados y un poco deprimidos frente al espectáculo general que dan los corruptos, que dan los políticos y, en definitiva, que nos damos a nosotros mismos.
¿Cómo vería Damián en este caso lo que ha ocurrido en la política de Granada recientemente?
Pues supongo que lo vería con perplejidad como estamos observando todos, y con un poco de susto también.
¿Da miedo?
Sí, da miedo porque da la impresión de que nadamos en un océano de transgresión continua y nadamos en busca de una normalidad que no aparece en el horizonte.
¿En qué está trabajando ahora al margen de promocionar su libro?
Cuando se está con la promoción de una novela significa que no hace mucho que se ha terminado y, por lo tanto, tiene uno todavía la novela muy pegada a sí mismo. Luego, cuando acaba la promoción ya la novela vive su vida, como un hijo mayor, y entonces es cuando empezamos a darle vueltas a otra idea. Pero ahora estoy con todas las energías puestas en esto sin abandonar la actividad periodística. Y sí, de vez en cuando, como se viaja mucho en estas situaciones, se rompe la rutina, y al romper la rutina aparecen ideas nuevas. Yo siempre llevo un cuaderno donde voy apuntando cosas que se me ocurre, que son ideas que a veces se transforman en artículos, a veces en un cuento, a veces en un fragmento de una conferencia y a veces se pudren sin llegar a nada.
Hay quien dice que los escritores cumplen años de novela en novela, ¿es su caso?
Bueno, las novelas nos hacen viejos, como lo años. El otro día me decía Javier Capitán, en una presentación del libro el Madrid, si nosotros los escritores contamos la vida por novelas en lugar de por años. Y en cierto modo es así. Para nosotros son más importantes las novelas que las navidades o que el año nuevo, de manera que podríamos reconstruir nuestra vida en función de las novelas que publicamos en tal año o en tal otro. Yo tengo una relación muy malas con las fechas, de cumpleaños o cosas así, pero sí recuerdo las fechas de cada una de mis novelas. Y si tuviera que reconstruir el tiempo hacia atrás, lo haría pensando en qué ocurrió alrededor de cada una de esas publicaciones.
Su forma de enfocar la escritura, ¿ha variado mucho en treinta años?
Sí, claro, si no hubiese variado, me habría quedado preso de una época y de un estilo. Ha ido variando al cabo del tiempo. Noto que de las primeras novelas a estas he cambiado notablemente, pero sin embargo no me atrevo a modificar nada de las antiguas, porque me parece que el que las escribió no soy yo, era otro. No entiendo muy bien a esos escritores que cuando hacen una operación de obras completas, por ejemplo, corrigen las novelas primeras, las cambian. No entiendo por qué se enmienda la plana a uno que ya no existe y que lo hizo lo mejor que pudo.
¿Le gusta ser un escritor o articulista de pequeños detalles, o es mi impresión?
Siempre voy a lo periférico porque me parece que ahí es donde está el significado. Cuando doy clases de escritura, a los alumnos siempre les recomiendo que cuando quieran escribir de un asunto determinado no vayan al centro del asunto, sino que lo rodeen y empiecen por los suburbios del asunto porque ahí es donde hay mayor riqueza.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión