«Siempre me imaginé dando mi primera clase en la universidad de Granada»
Acaba de ser nominado a un Grammy y ha obtenido el premio al mejor libro del año del Latinoamerican Writers Institute de Nueva York
remedios sánchez
Viernes, 31 de octubre 2014, 13:23
En poco tiempo, el nombre del granadino Fernando Valverde (1980) se ha convertido en un referente para la poesía en español. Desde su primer libro, ... publicado con poco más de veinte años, su carrera no ha hecho más que crecer. Con 23 años fundó el Festival Internacional de Poesía de Granada, por el que han pasado más de trescientos autores, entre los que se incluyen ganadores del premio Nobel o el Cervantes. Ese mismo año pasó a formar parte de la plantilla del diario El País, para el que ha trabajado durante una década. Su obra poética lo convirtió en el primer autor menor de treinta años con dos libros en Visor, la más importante editorial de poesía en español. Su último libro, La insistencia del daño, ha permanecido durante meses en cabeza de las listas de ventas en España. En la actualidad trabaja como profesor de literatura en la Universidad de North Georgia en Estados Unidos, donde ha sido nominado a un Grammy y donde ha ganado el premio al libro del año del Latinoamerican Writers Institute de la Universidad de Nueva York. Sus libros han sido publicados en más de una decena de países y traducidos a varios idiomas.
Ha terminado tres carreras (Filología Hispánica, Antropología y Filología Románica) y un doctorado en literatura española. ¿Se considera un ejemplo de la conocida como fuga de cerebros?
Prefiero pensar que no estoy huyendo de ninguna parte, sino buscando un camino. Mi caso no es una excepción ni mucho menos dentro de mi generación. Nos dijeron que debíamos ir al colegio, estudiar, prepararnos lo mejor posible, esforzarnos para lograr un buen futuro. Está claro que era una ilusión, por no decir que una mentira. Claro que uno se siente decepcionado y engañado, pero prefiero pensar en que somos la generación mejor preparada de nuestro país y que vamos a acabar encontrando un espacio.
¿Dónde le hubiera gustado ser profesor?
En Granada. Siempre me imaginé dando mi primera clase en el Auditorio II de la Facultad de Letras. Allí comenzó todo en una clase de Luis García Montero hace años, con la lectura de un poema de Jaime Gil de Biedma. Cuando di mi primera clase en Estados Unidos fue muy emocionante. Leí un poema de Luis y otro de Ángel González y sentí un profundo agradecimiento.
¿Por qué no ha tenido la oportunidad de ser profesor en España?
Muchas veces las cosas se deciden por pequeños detalles, no puede calcularse cada decisión y cada circunstancia, no podemos estar al mando de todo lo que sucede. Ciertos departamentos exigen un grado de servilismo por el que yo no pasé y no me lamento por ello.
¿Y esa situación pasó desapercibida?
Ni mucho menos. No soy alguien por descubrir, de quien no hayan tenido noticias. Todo el que pudo hacer algo por mí, hasta la máxima instancia, me escuchó pedirle una oportunidad. Desgraciadamente, determinadas personas y sus comportamientos nos han conducido al país que tenemos.
Clases y conferencias
¿Cómo es su vida en Estados Unidos?
Muy tranquila. Doy clase durante la semana en Dahlonega, en una universidad estupenda. Los viernes suelo viajar a alguna otra universidad para dar alguna conferencia y regreso los lunes por la tarde. Estoy disfrutando de estos días.
Dice de usted Nathalie Handal, de la Universidad de Columbia, que su último libro va a formar parte de la historia de la literatura española.
Pues es un honor que una poeta como Nathalie Handal diga algo así de uno, aunque es una exageración. Yo voy haciendo mi trabajo, publicando mis libros, y me encanta que gusten, como a todo el mundo, pero no me obsesiono con ello. He tratado de ser riguroso y de guardar cuatro o cinco años entre cada libro para tomar la distancia necesaria y no repetirme. También he querido ampliar mis temas, hablar menos de mí para darle voz a los otros, que es algo de lo que Nathalie Handal, palestina de nacimiento, sabe mucho.
En los últimos meses ha habido una explosión en su vida: nominación a un Grammy, el premio del Latinoamerican Writers Institute de Nueva York y un trabajo en una universidad de Estados Unidos. ¿Qué supone para usted que todo suceda lejos de España?
Están siendo unas semanas maravillosas. No paran de llegar las buenas noticias y me siento muy afortunado y agradecido. Será difícil poder devolverle a este país y a la universidad americana todo el cariño que me está dando, pero voy a esforzarme por intentarlo, de eso no hay duda. En España también han sucedido cosas buenas. Hay quien obtiene más rápido el reconocimiento fuera de su país. No creo que hable bien ni mal ni del autor ni del país, así que no pasa nada.
¿Irá a la entrega de los Grammy?
Con Juan Pinilla, David Caro, Javier Bozalongo y un montón de amigos. Mi gran ilusión sería recoger el Grammy de Enrique Morente y llevarlo a Granada. Ojalá sea posible porque sin su ejemplo nunca habríamos llegado hasta allí. Ha sido un maestro en todos los sentidos además de una persona generosa y cariñosa como pocas con nosotros.
¿Ha seguido con interés las listas de ventas de los libros de poesía estos últimos meses en los que su último libro ha aparecido como el más vendido? ¿Es esto importante para un poeta?
Uno no puede evitar seguirlas, no sé si por curiosidad, por vanidad o por necesidad. Es difícil que los libros de poesía se vendan. También en esto he tenido una gran suerte. Alguien que publica un libro sueña con que lo lea el mayor número de personas posible. No me imagino con sesenta años publicando libros que nadie quiere leer, salvo familiares y amigos. Si un día deja de interesar mi trabajo no voy a sentir la necesidad de insistir.
¿Cómo se ve España desde lejos?
Con cierta tristeza. Y pequeña, más pequeña. Ni la marca España es tan prestigiosa como dicen ni nuestras discusiones cotidianas son tan grandes como nos parecen. A pesar de sus políticos, de su oligarquía en todos los ámbitos, de su corrupción, sigue siendo un país maravilloso.
Regreso en diciembre
¿Piensa quedarse en Georgia o regresará?
Voy a regresar en diciembre para cumplir mi compromiso de poner en marcha la undécima edición del Festival Internacional de Poesía. Después regresaré a Estados Unidos para incorporarme de nuevo como profesor, no sé si será en Georgia, que me encantaría, pero será seguro en este país.
La Junta de Andalucía ha presentado un plan para hacer regresar a los investigadores españoles que trabajan en el extranjero. ¿Qué opina de este proyecto?
Fue una gran ilusión para mi familia. Nada más salir la noticia me la enviaron y se entusiasmaron mucho. Por una parte, es lógico que me haya acostumbrado a las decepciones y eso me ayuda a no albergar falsas esperanzas. Por otra, Susana Díaz parece alguien próximo a mi generacón que tal vez entienda mejor nuestro mundo y nuestros problemas. Eso podremos verlo con el tiempo. Ojalá sea así por Andalucía, que sin duda necesita un nuevo impulso.
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