Javier Paxariño: «Vivir mi infancia en Granada ha sido muy inspirador»

-¡Por fin un músico de Granada puede tocar en Granada! ¡Enhorabuena!

-Sí. Desde antes del concierto en el Parapandafolk ya llevaba mucho tiempo deseando tocar con alguno de mis proyectos personales anteriores en la ciudad que me vio nacer y que ha tenido una influencia tan grande en mi evolución artística. Vivir mi infancia aquí ha sido muy inspirador y definitivo para poder entender lo que estoy haciendo actualmente con el Trío. Además, tengo un montón de amigos que son como de la familia y me gustará encontrarme con ellos de nuevo tras una muy larga ausencia.

-Sus primeros pasos fueron dentro los grupos pioneros del jazz andaluz ¿no?

-Sí, pero antes de eso yo había comenzado tocando Blues y también Rock en Málaga para posteriormente fundar Onice Quartet, donde tocábamos un repertorio de jazz muy moderno con temas de W. Shorter, Chick Corea y otros.... vinimos a tocar a Granada a finales de los 70 en varias ocasiones cuando esas músicas no eran tan conocidas y conseguimos un gran éxito en los clubes de la ciudad.

-Pero pocos saben que estuvo una buena temporada tocando rocanrol nada menos que ¡con Burning!

-Después del Ónice yo me fui a Madrid a tocar en el famoso Whisky & Jazz Club con Jayme Marques e inicié una andadura profesional muy intensa y variada que me llevó a tocar y grabar con muy famosos artistas incluyendo mi paisano Miguel Ríos, al que admiro tanto por su arte y trayectoria. Nunca perdí su contacto. Posteriormente me encuentro tocando con Burning tras la grabación del disco 'Live' que relanzó la carrera de esta banda ya mítica y con la que grabé el disco 'No Mires Atrás'. Creo que fue lo último que hice para el mundo del Pop-Rock.

-Sin embargo su música, la personal, se ha desarrollado por otros lados. ¿Cómo sintió la llamada de las 'músicas del mundo'?

-Cuando estaba con Sabina en el 87, vino a ver mi grupo al Café Central en Madrid y le gustó mucho, él me animó y apoyó para que grabara esa música y de resultas se publicó en el 88 mi primer disco 'Espacio Interior', en el que, con una formación de banda Rock, ya utilicé algunas flautas étnicas que añadían un color diferente a las composiciones y con las que ya venía experimentando desde hacía tiempo. El resultado de esa combinación me gustó y me pareció que se me abría un camino muy interesante en el que seguir trabajando.

-Pero en su versión más creativa y evolucionada: los pies en la tierra pero la cabeza arriba de las nubes ¿no?

-El ritmo representa para mi la conexión más atávica con la tierra y las músicas étnicas no lo descuidan nunca, eso me atrae y me da un punto de comunicación visceral con el público. En la parte de las nubes están todos esos instrumentos sugerentes de los que me rodeo y que me brindan unos mecanismos expresivos para transmitir un paisaje sonoro que sea atractivo y que, a la vez, pueda expresar otras emociones diferentes de los otros instrumentos que uso.

-Tras 'Pangea' ¿cambió todo?

-Efectivamente, fue un disco muy novedoso en el panorama de las entonces llamadas Nuevas Músicas y suponía una ruptura radical con la instrumentación de guitarra eléctrica, bajo, batería etc... Esas funciones en el disco las desarrollaban instrumentos étnicos apoyados con teclados. Fue en este caso Juan Alberto Arteche el que al oír mi primer disco me propuso grabar en su estudio y en su sello discográfico, un trabajo más atrevido y que para mi supuso una gran ocasión de dejar volar mi imaginación para crear ese mundo sonoro que es 'Pangea'.

-Cómo músico de muchas sesiones y grabaciones, ¿qué recuerdos tiene de esas colaboraciones?

-Yo creo que el estudio, aparte de ser una maravillosa herramienta, es también un auténtico reto. He aprendido mucho grabando. Tengo buen recuerdo de casi todo lo que he grabado, recordaría lo que hice con Radio Tarifa, Eliseo Parra, La Musgaña, Tomás S. Miguel y sobre todo mis muy numerosas colaboraciones con el gran Alberto Iglesias para las bandas sonoras, eso ha sido un reto muy gratificante que acabó, hace un par de años, llevándome a los estudios Abbey Road de Londres a grabar para Ridley Scott, además de otros proyectos anteriores con nominaciones al Oscar.

-Sin embargo a Paxariño como líder le cuesta grabar..

-Sí, es cierto. Hace tiempo que estoy en una etapa en la que ahora me interesa más el contacto que tengo con la gente y con mis compañeros de escenario, que el trabajo más medido y reflexivo que implica la composición. También creo que todo este mundo digital hace que la actuación en directo cobre una importancia superior a la música grabada y digitalizada.

-¿Qué me dice de 'Dagas de fuego sobre el laberinto'

-Cuando formé el Trío me dí cuenta de las ventajas de trabajar con una célula minima. En este caso, se producía una interacción entre los tres muy fluida, donde la improvisación tenía un papel muy importante. La música es de temática mediterránea con un ritmo marcado y por primera vez en mi discografía hay dos temas de la tradición Sefardí, arreglados para el Trío en los que Josete canta uno de ellos. También un tema dedicado al barrio en que nací: 'Fiesta en el Realejo'.