Terry Gilliam termina de rodar su versión de Don Quijote 17 años después

"Después de 17 años, hemos concluido el rodaje de 'El hombre que mató a Don Quijote'. Muchas gracias a todo el equipo y a los que creyeron en el proyecto. ¡Don Quijote vive!", escribió el pasado domingo Gilliam, exmiembro del grupo humorístico Monty Python.

Ahora, a sus 76 años, el director y guionista nacido en Minneapolis (Minnesota, EE UU) ha contado con el actor estadounidense Adam Driver ('Star Wars: El despertar de la Fuerza') interpretando a un publicista que viaja a España y se encuentra con un hombre que se cree Don Quijote, encarnado éste por el británico Jonathan Pryce ('Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra').

En una posterior nota de prensa, el director añadió: "Don Quijote es un soñador, un idealista y un romántico, decidido a no aceptar las limitaciones de la realidad, avanzando sin importar los contratiempos, como hemos hecho nosotros desde el comienzo de la producción".

"Hemos estado trabajando en esto durante tanto tiempo que la idea de terminar de rodar esta película 'clandestina' es bastante surrealista. Cualquier persona sensata habría renunciado hace años, pero a veces los cabezotas soñadores ganan al final, así que doy las gracias a todos los idealistas que se han unido para hacer realidad este sueño", subrayó.

En el elenco manejado por Gilliam, director de películas como 'Brazil' o 'Doce monos', también ha figurado la actriz franco-ucraniana Olga Kurylenko ('Quantum of Solace', 'Oblivion') o el actor sueco Stellan Skarsgard ('Thor', 'Los hombres que no amaban a las mujeres'), así como los intérpretes españoles Óscar Jaenada, Jordi Mollà, Rossy de Palma y Sergi López.

Con un presupuesto de 16,6 millones de euros, la película ha sido producida finalmente por la compañía española Tornasol Films (Gerardo Herrero), tras la retirada del coproductor portugués Paulo Branco, que obligó en otoño pasado a posponer por enésima vez el rodaje, hasta esta primavera.

Con un casting de lujo, que incluyó al estadounidense Johnny Depp (para el personaje de Sancho) y a los franceses Jean Rochefort (como Quijote) y Vanessa Paradis (como Dulcinea), Gilliam ya quiso rodar Don Quijote en el año 2000, pero su tentativa fue un sonoro fracaso.

En aquella ocasión, unas inoportunas lluvias anegaron el lugar de rodaje y destruyeron los decorados. Jean Rochefort, que debía hacer de Don Quijote, sufrió una hernia discal que le impedía montar a caballo en lo que era un detalle más que molesto para el caballero andante.

Para colmo de desgracias, Gilliam descubrió al llegar al lugar que los aviones de una cercana base de la OTAN hacían un ruido ensordecedor cada quince minutos. Aquel memorable fracaso fue inmortalizado en el documental 'Lost in La Mancha' (2002), de Keith Fulton y Louis Pepe. Estos debían encargarse inicialmente del making of, que terminó siendo un not making of.

Pese a todo, Gilliam no tiró la toalla y puso su empeño en terminar su proyecto. Y es que, como dijo el año pasado durante una entrevista al diario español El País, "hacer mi versión de Don Quijote es una obligación médica. Es un tumor cerebral que tengo que extirpar como sea".