«Hacer cine es muy difícil: todo lo que llega a la pantalla me merece respeto»
Andrea Herrera es cineasta y miembro del jurado del Festival Cines del Sur | La joven realizadora venezolana presentó en el último Festival de Málaga su primer largometraje, pero lleva veinte años rodando
Inés Gallastegui
Sábado, 7 de junio 2014, 14:50
Andrea Herrera nació en Caracas hace 37 años, se crió en París y regresó después a su país. Hija de la productora Delfina Catalá, comenzó ... a trabajar en el mundo audiovisual a los 15 años, se formó en la escuela ARCIS de Chile y nunca ha parado. Después de realizar cortometrajes, documentales y un filme colectivo, en 2011 rodó su primer largometraje, 'Nena, salúdame al Diego', que ha pasado con éxito por numerosos festivales de todo el mundo
¿Es la primera vez que es jurado del Festival Cines del Sur?
Sí. Es la primera vez que me convocan como jurado a un festival tan grande y donde el nivel de las películas está tan bueno.
¿Qué le parece el festival como concepto?
Genial. Sobre todo para mí, que vengo de una de las regiones en las que hace foco este festival. Los cineastas de otras latitudes apreciamos mucho que haya un festival que sea una ventana para este tipo de películas.
En esta edición hay varias películas firmadas por mujeres y en el jurado son mayoría...
Es verdad: en muchas películas el foco está en la figura de la mujer en esos lugares donde es mucho más difícil ser mujer. Es algo bastante particular en un festival que no es de cine de mujeres, pero significa, simplemente, que las mujeres están haciendo cine igual que los hombres. Y eso hay que resaltarlo.
¿Qué temas tratan esas películas?
Es realmente variado. Hay películas de África, el mundo árabe, Asia, Latinoamérica... Todas tienen mucho que ver con las problemáticas locales en política, religión, sociedad, pero lo que más me llama la atención es que son historias de personas con las que puedes empatizar, al margen de un montón de diferencias culturales o sociales. No hay una barrera. En definitiva, son películas de personas a las que les pasan cosas.
En España hay un techo de cristal en el mundo del cine. La asociación de mujeres cineastas difunde de vez en cuando estadísticas que muestran que son minoría en la realización, el guion, la producción, las profesiones técnicas... ¿Ocurre lo mismo en Venezuela?
En Venezuela ahora mismo hay muchas mujeres en activo, directoras, productoras, guionistas... La primera venezolana que participo en Cannes, Tina Torres, tuvo un gran premio. Recientemente Mariana Rondón y Marité Ugás ganaron la Concha de Oro en San Sebastián con 'Pelo malo'. Patricia Ortega con su filme 'El regreso' ha pasado por un montón de festivales y ha ganado muchísimos premios. Mi película ha estado en el Festival de Málaga y ha funcionado muy bien en público local... Sigue habiendo un predominio de hombres -es una realidad mundial- y es un terreno en el que las mujeres tenemos que seguir trabajando para que sea mas equitativo. Pero yo nunca me he sentido discriminada por ser mujer; sobre todo porque he trabajado desde muy pequeña y en Venezuela el conocer el oficio y el largo trabajo se reconoce mucho. Me da la sensación de que allí hay mas paridad.
Crisis económica y política
Ahora que vive a caballo entre España y Venezuela, ¿nota la crisis del cine español?
En Barcelona hemos hecho un colectivo que se llama La Escombrera: no hay dinero pero hay que seguir haciendo cosas porque si no el pesimismo te come. Por supuesto, España esta pasando por un periodo muy bajo en relación a la cultura y conseguir incentivos es dificilísimo, pero tengo la sensación de que empieza a remontar ligeramente. Los tiempos de antes es bastante probable que nunca vuelvan.
Y en Venezuela, ¿cómo afecta la inestabilidad política a su trabajo?
Estuve hace poco y está todo un poco parado. En Venezuela ha habido en los últimos tiempos una gran inversión en audiovisual. En épocas convulsas hay una pausa de la inversión privada, pero el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía sigue aprobando un montón de proyectos.
Su primer largo, 'Nena, salúdamelo al Dani', tuvo bastante éxito. Supongo que en su ópera prima volcaría toda su experiencia...
Mi película funcionó bien. Era una comedia que por debajo tenía unas reflexiones sobre la identidad del venezolano y sobre el momento que estaba viviendo Venezuela. Tenía un mensaje sobre la necesidad de la comunicación, de tolerar al otro aunque piense diferente, todo eso en un espacio amable y de divertimento. Hice esa película con 34 años, después de haber hecho tantas asistencias de dirección y haber experimentado en tantos otros formatos. Hacer una película no es fácil, así que agradezco haber llegado a mi ópera prima con mucha experiencia.
¿Que le parece el cine español actual?
En general trato de ser bastante afable con todo el cine. Hacer cine es muy difícil: es un oficio muy caro y las películas precisan mucho empeño y empuje de quienes apuestan por este oficio. Así que a mí todas las películas que llegan a la pantalla me merecen mucho respeto. Dicho esto, en el último tiempo he visto películas españolas que me han gustado mucho. La película que ganó en Málaga, '10.000 kilómetros', me encantó; por experiencia personal, pero sobre todo porque es una historia de amor contada con pocos recursos y mucha conexión. Hay cine español que me gusta bastante, pero las cinematografías son irregulares. Solo el hecho de que en esta crisis se sigan haciendo cosas, lo aplaudo.
Éxito de audiencia
¿Qué le parece el fenómeno de 'Ocho apellidos vascos'?
No la he visto, pero la celebro. Los cineastas deberíamos hacer cine para llegar a nuestras audiencias. Que una película haga 9 millones de espectadores, lo celebro sin haberla visto, porque eso hace ver a las instituciones, a los distribuidores y los exhibidores, que se puede ganar dinero apostando por el cine nacional, que es lo que pasó en Venezuela. Las películas no se hacen para ser vistas por mil personas. Además me dicen que está muy bien y yo soy una gran amante de la comedia, así que la iré a ver.
'Nena, salúdame al Dani' habla de la 'guerra de independencia' entre una madre y una hija. ¿Hay algo de su relación con su madre, que era la productora de la película?
En las conversaciones sobre el guion, la guionista nos veía discutir a mi madre y a mí y tomaba notas. La película está bastante teñida por la relación que yo tengo con mi madre, pero en general de las relaciones que tienen casi todas las madres con sus hijas: hay muchísimo amor, pero también muchas contradicciones, un tira y encoge cuando la hija decide vivir su vida y no el camino que han trazado para ella.
¿Tiene proyecto para un segundo largometraje?
Sí, tenemos una versión bastante amasada del guion. Es una comedia que se llama 'Bienvenida, Caterine' y se rodará en Venezuela. Aquí tengo dos cortos en puertas y algún videoclip.
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